La Cazadora

Destino: Oceanía

Bianca Ossola será la enviada especial de El Ciudadano en el Mundial de Fútbol Australia-Nueva Zelanda

"Los objetivos para la Selección son ganar un partido por primera vez en un Mundial y pasar a Octavos de Final”, dijo la periodista en entrevista con La Cazadora. También analizo el presente del combinado nacional y los debates políticos respecto al acompañamiento institucional del fútbol jugado por mujeres


En 2019 Ossola viajó a Francia para cubrir la Copa del Mundo

Bianca Ossola es periodista de El Hincha, el suplemento deportivo de El Ciudadano. Desde hace más de cinco años, su trabajo se centra en las canchas donde las mujeres tienen la pelota. En 2019, viajó a Francia a acompañar a la Selección Argentina, que volvía a disputar una Copa del Mundo después de 12 años. Ahora está a punto de partir rumbo a Oceanía para cubrir el Mundial de Fútbol Australia-Nueva Zelanda 2023. “Los objetivos para la Selección son ganar un partido por primera vez en un Mundial y pasar a Octavos de Final”, dijo en una entrevista con La Cazadora, en la que analizó los avances del fútbol femenino en los últimos años y cuáles son los desafíos que vienen.

¿Cómo llega la Selección Argentina a este Mundial?

—Llega mucho más preparada que a Francia 2019, pero le toca un grupo complicado, donde están Italia, Sudáfrica y Suecia, que está número 3 en el ranking.

Hay una cuestión que tiene que ver con desarrollo. La clave está en eso: en el desarrollo. La gran mayoría de las selecciones de otros países tienen un desarrollo mayor que la Selección Argentina. ¿Qué quiere decir desarrollo? inversión, competencias, cantidad de jugadoras, desde cuándo juegan esas jugadoras. La gran mayoría de las chicas que hoy integran el plantel son futbolistas que en un momento determinado dejaron de jugar, porque no tenían un espacio para competir. Porque a lo mejor empezaban a jugar de chiquitas, pero los 12 años no las dejaban competir en ligas, porque no había torneos femeninos. Entonces, hay un período de tiempo, que va de los 12 a los 17 años, un período clave para la formación de deportistas de cualquier disciplina, en el que muchas dejaban de jugar y después comenzaban tal vez más grandes. Todos esos años perdidos son años de retraso en relación a otras selecciones. Entonces el desarrollo es inferior. En esta selección todavía hay jugadoras que vienen de aquella época. En la selección que viene, la que dipute el próximo mundial en 2027, vamos a ver un cambio. Porque vamos a ver jugadoras que no tuvieron que cortar su periodo de aprendizaje porque no las dejaban jugar porque eran nenas, porque hoy sí hay torneos y competencias para esas edades.

También hay que tener en cuenta que Argentina recién desde 2019 es semiprofesional. Y muchas de las futbolistas, además de como jugadoras, todavía tienen que trabajar de otras cosas para poder mantener su hogar. Tienen que tener varios trabajos, porque el sueldo no es el sueldo de los equipos de los jugadores de Primera División masculino. No hay punto de comparación ahí.

Sí puedo decir que Argentina llega mejor preparada que a Francia 2019. En los últimos cinco años pasaron varias cosas que han ido mejorando las condiciones para las futbolistas. Hoy la Selección Argentina en la previa del Mundial de Australia-Nueva Zelanda tiene un recorrido distinto y una preparación distinta. Jugaron muchas fechas Fifa, jugaron muchos amistosos con otras selecciones, viajaron a Nueva Zelanda, por ejemplo, a jugar un triangular. Viajaron en el 2021 a Estados Unidos a jugar un triangular. Hay una preparación de competencia distinta, y eso tiene que ver con una decisión, en este caso de la Afa. Entrenan en el predio de Afa en Ezeiza, cosa que antes no ocurría, tienen las condiciones para hacerlo, hay viáticos, hay más plata para ellas. Es distinta la situación de la previa del Mundial de Francia a esta previa. Falta muchísimo igual todavía.

¿Cómo llegaron al Mundial de Francia 2019?

—No de la mejor manera. Para clasificar al Mundial de Francia 2019 se jugó una Copa América en 2018. En esa Copa América, hay una foto que es muy icónica donde se ve a las jugadoras de la Selección replicando el Topo Gigio que Riquelme le hace a Macri cuando jugaba en Boca y había un problema con el tema del contrato. Macri estaban uno de los palcos, Riquelme mete un gol y va, lo mira, y le hace el Topo Gigio. Un reclamo que había entre el jugador y en aquel momento el presidente de Boca. Es muy característico del fútbol el Topo Gigio de Riquelme. Entonces, las jugadoras en la Copa América en Chile posaron igual. Era un “escúchennos, tenemos algo para decir, acá estamos”. Terminaron jugando el repechaje y finalmente clasifican a un Mundial por primera vez después de 12 años.

¿Qué reclamaban?

—Condiciones. Mínimas y básicas. Hay algunas jugadoras que cuentan que iban a jugar amistosos, por ejemplo, a Uruguay, y dormían en el colectivo, no tenían hospedaje, no tenían vestimenta, no tenían espacios para poder entrenar. Había ahí como una desidia con el fútbol femenino, con la Selección Argentina de fútbol femenino. Entonces reclamaban condiciones básicas: Que se las tenga en cuenta como una selección de futbol.

Pero clasificaron después de 12 años, y jugaron el Mundial de Francia. No tuvieron una óptima preparación física, pero fue un buen mundial para Argentina. La Selección empata sin goles con Japón, pierde 1 a 0 con Inglaterra y empata 3 a 3 con Escocia. Fue histórico, porque Argentina sumó sus primeros puntos en la historia de los Mundiales. Esa era la tercera participación en mundiales de Argentina. Y fue un buen Mundial: nunca había sumado puntos, siempre había perdido. No alcanzó para pasar de fase de grupos, y el grupo que le había tocado era muy difícil.

—¿Qué se espera para Australia-Nueva Zelanda?

—Es poco probable que la Selección Argentina salga campeona del mundo. Y el objetivo no tiene que ser ese. Los objetivos, hoy, son ganar por primera vez un partido en un Mundial, y pasar por primera vez de Fase de Grupos a Octavos de Final. Cualquiera de los dos que cumpla, va a estar bien, va a ser positivo para la Selección, esa es la importancia. Porque además tiene que ver con un proceso de formación de futbolistas a futuro, porque eso no existe en Argentina. Recién ahora está pasando. Entonces, el foco está en eso. Si no se pasa a Octavos y se gana un partido, ya es un montón. Porque hay que tener un poco en claro los objetivos y también contarle a la gente cuáles son los objetivos. Porque a lo mejor alguien que no sigue fútbol femenino se queda con lo que pasó en diciembre en Qatar. Bueno. No. Paren. Nuestra copa del mundo es ganar un partido y pasar de fase de grupos. Eso es salir campeonas del mundo para Argentina, hoy por lo menos, desde mi visión. Y es lo que tratan de transmitir muchas veces también las futbolistas y el cuerpo técnico cuando vienen medios de comunicación que a lo mejor no siguen en el día a día del fútbol femenino y flashean que tenemos que ser campeonas del mundo. No. Tenemos que hacer estas dos cosas, porque no es lo mismo el desarrollo de la Selección de fútbol femenino que la Selección de futbol masculino. Y eso hay que tenerlo claro.

–¿Crees que la fuerza que ganaron los feminismos en Argentina desde 2015 repercutieron en una disciplina tan masculinizada en el país como el fútbol?

—Si, sin lugar a dudas. Lo que ocurrió en la Copa América de 2018 fue en ejemplo. Y un poco después ocurrió algo que fue clave. En Argentina, hasta 2019 los torneos eran amateur. No era ni semiprofesionales, ni profesionales, es decir, las jugadoras no cobraban nada por jugar, incluso pagaban por jugar. Eso en Rosario sucede: las jugadoras de la Liga Rosarina no cobran un sueldo. En 2019, Macarena Sánchez, una jugadora santafesina que jugaba en Club Deportivo UAI Urquiza, intima judicialmente al club porque la había desplazado. Y empieza a poner en agenda un poco esto de “somos trabajadoras del fútbol”.

La Afa organiza torneos de fútbol femenino desde 1991, y el club donde ella jugaba participaba de esos torneos. Entonces ella intima al club, intima a la Afa de manera judicial, y hace público el reclamo por un derecho que estaba siendo negado a las jugadoras desde 1991. Un poco levanta esa bandera de lucha acompañada por otras futbolistas. Esto fue a principios del 2019. En julio, se jugaba el Mundial de Francia.

Como repercusión directa, en mayo de 2019 el presidente de la Afa decide profesionalizar, entre comillas, la Primera División del fútbol femenino. Digo entre comillas porque en realidad el fútbol femenino hoy es semiprofesional. ¿Eso qué significa? Que a partir de 2019 todos los clubes que juegan en la Primera División tienen que tener vínculos contractuales con sus jugadoras. Antes no era así. Antes no había vínculos contractuales, había arreglos, algunas tenían algún viático si eran del interior del país y se iban a jugar a Buenos Aires, porque la mayoría de los equipos eran de allá, pero no un sueldo. Lo importante de ese anuncio de Afa fue el sueldo, pero también el tipo de vínculo contractual. Es reconocer a las jugadoras como trabajadoras de fútbol. Eso arranca en el 2019, en la previa del Mundial de Francia y se empieza a aplicar después del Mundial. Arrancaron con 8 contratos por plantel y después, de manera paulatina, se fueron ampliando. Esos primeros 8 contratos los banco Afa, después los clubes podían contratar a más jugadoras. La gran mayoría hizo esos 8 contratos, salvo Boca y River, que tiene más poder adquisitivo, que profesionalizaron realmente el plantel.

Eso se fue aumentando a nivel clubes a medida que fueron pasando los campeonatos. Hoy el mínimo de contratos por plantel, por equipo que participa de la máxima categoría, es 15 contratos. Y todo fue a partir de la lucha de Macarena Sánchez, que fue acompañada por el movimiento de mujeres, sin lugar a dudas. Se empezaron a hacer en los Encuentros de Mujeres talleres de fútbol, por ejemplo, que antes no había. Se empezó a poner en la agenda de los movimientos feministas esta lucha, que era de muchos años, pero que recién ahí se les empezó a escuchar, a entender que en realidad era una lucha igual que otras, que tiene que ver con la desigualdad.

—¿Cómo te preparás para este Mundial?

—Es un Mundial raro, porque se juega por primera vez en dos sedes, en Australia y Nueva Zelanda, y por la diferencia horaria. Los partidos de Argentina van a ser el 24 de julio contra Italia a las 3 de la madrugada, el 28 de julio a las 9 de la noche contra Sudáfrica, y el 2 de agosto contra Suecia a las 4 de la madrugada.

El partido contra Sudáfrica va a ser un buen partido para que la gente lo vea y acompañe. Es lo que piden también las jugadoras. Sobre todo, para que el fútbol jugado por mujeres pueda tener más empuje. Cuando fui a Francia me sorprendí de ver partidos con las canchas llenas. Eso en Argentina no pasa. El público no suele acompañar a los planteles de mujeres. En Córdoba por ahí sí se acompaña un poco más, pero en Rosario definitivamente no. Entonces el pedido está, que prendan la tele y acompañen a la selección, como lo hace con el masculino.

Es importante también la cobertura de los medios de comunicación, la relevancia que El Ciudadano como cooperativa le da para que una periodista pueda viajar, escribir notas, mostrar lo que pasa por redes sociales. Es el segundo mundial que cubrimos desde El Ciudadano, y es destacable porque no son coberturas fáciles ni baratas. Asique también los invitamos a seguir el Mundial por nuestra web y nuestras redes.

Yo viajo con colegas de otros medios: Ileana Manucci, de Santa Fe, que también trabaja en medios cooperativos (Periódico Pausa, La Diez) y con dos periodistas de medios de Buenos Aires: Natalia Maderna y Camila Ramenzoni. El Ministerio de Turismo y Deporte de la Nación nos dio pasajes para que pudiéramos hacer la cobertura. Porque lo que no se ve, no existe. Para que exista hay que mostrarlo y tenemos que estar.

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