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Literatura para las infancias

Beatriz Actis: “Los conceptos de lecturas cambian, no son estáticos”

La primera jornada del taller que coordinará beatriz Actis, será el 14 de marzo próximo y girará en torno a las “prácticas de lectura y escritura a partir del Libro Álbum”. El segundo encuentro, que se llevará a cabo el 28 de marzo, se basará en “Planes lectores para la escuela primaria”


Beatriz Actis, profesora de Letras, editora y reconocida escritora con cerca de una treintena de libros publicados, dictará a mediados de marzo el taller “Literatura para las infancias”, en Homo Sapiens, de Sarmiento 829. Se trata de una serie de jornadas de actualización educativa destinada a docentes, bibliotecarios, estudiantes en formación, mediadores de lectura  y público en general interesado.

Avezada investigadora en las problemáticas que atraviesan a niños y adolescentes a la hora de abordar los procesos de lectura, dialogó con El Ciudadano acerca de los distintos escenarios con los que se encuentran los maestros y las propias instituciones para enfrentar realidades diversas y elaborar estrategias.

La primera jornada del taller será el 14 de marzo próximo y girará en torno a las “prácticas de lectura y escritura a partir del Libro Álbum”. El segundo encuentro, que se llevará a cabo el 28 de marzo, se basará en “Planes lectores para la escuela primaria”.

— ¿Cuáles son los condicionantes que hacen que chicos y jóvenes no se acerquen a la lectura?

—El concepto de la lectura es una construcción social y cultural, va cambiando. A lo mejor decimos «los chicos no leen» y hay que ver qué entendemos por no leer. En realidad los chicos leen, pero otras cosas o lo hacen de otra manera. El tema sería que, escolarmente, propiciemos el tipo de lectura que implica la cuestión comprensiva, transferirles esa comprensión a otras áreas, a la parte creativa o al pensamiento crítico.

—¿En este contexto de cambio, los docentes tienen que ir modificando sus estrategias?

—Totalmente. Tanto los docentes como cualquier tipo de mediador, como puede ser quien trabaja en una biblioteca o en un espacio informal en donde se propicie la lectura, incluso los mismos padres que estén interesados en la cuestión. Creo que uno tiene que trabajar también desde su propia capacidad lectora, desde su experiencia y entender que los consumos culturales cambian, que no solamente se leen textos verbales sino también imágenes.

—¿En qué consiste el Libro álbum, uno de los temas que se abordará en el taller?

—Uno de los talleres que voy a dar es sobre Libro Álbum, justamente porque no se puede seguir pensando en una competencia entre la lectura de un libro y la de medios electrónicos. No se debe plantear en esos términos. En todo caso, se tiene que plantear como una cooperación. Hay que pensar que los conceptos de lecturas cambian, que no son estáticos, que influyen las condiciones políticas y sociales y, que difícilmente, es una decisión individual leer en un libro. Para ello tiene que haber un contexto que lo favorezca.

—¿Qué otros factores pueden influir en la lectura, además de la escuela?

—Hay otro planteo: los medios de comunicación. ¿Qué pasa con los medios de comunicación en relación con la posibilidad de leer? Porque lógicamente se trata de construir sentido y se puede hacer desde distintos discursos. Cuando uno pretende en las escuelas que el alumno lea, también pretende que comprenda, que adquiera una postura crítica, que pueda construir sentido: que sea crítico del discurso político,  del discurso de los medios, del discurso de la publicidad –que muchas veces están dirigidos a un sector etario en particular como lo es el de los niños y los jóvenes–. Por eso, a veces las estrategias no son solamente para trabajar los libros sino para ampliar esa lectura un poco semiótica del mundo. En cada una de las incursiones que hago en este tema de promocionar lectura, voy viendo aspectos puntuales. Hay que replantearse qué es leer, incluso uno mismo qué lee y cómo lee y en función de eso hay que plantear las estrategias, que no son cuestiones tan inocentes como simplemente leer. Hay una serie de factores que hacen no sólo a lo privado sino también a lo público.

—¿Actualmente los docentes contemplan la realidad virtual en la que están inmerso la mayoría de niños y adolescentes?  

—Uno lo que trata es de brindar estrategias junto con un marco teórico, porque el formador debe tener un marco teórico. Tiene también que replantearse su propia lectura. El Libro Álbum construye sentido desde la palabra a la imagen al mismo tiempo. No es un cuento que está ilustrado sino que hay un todo. Eso implica una manera particular de interpretar. También voy a proponer que los chicos construyan este tipo de material. Puede ser una estrategia indirecta para incorporar la cuestión de lo visual en el aula y con ello algún tipo de código o de consumo más cercano a los chicos. Sobre todo para que tengan herramientas de comprensión porque si no se lee atentamente la imagen, no se entiende el sentido final de lo verbal. Esto intenta plantear una estrategia que puede después trabajarse con otros temas.

—¿Cómo es la recepción de los docentes a estas innovaciones o herramientas?

—Hay mucha avidez. Viajo dando talleres en distintos lugares.  A donde voy siempre hay expectativas e interés. Es cierto también que el escenario es muy diverso y, como en todos los ámbitos, hay docentes muy interesados y otros muy apáticos. Lo interesante es hacer capacitaciones en las escuelas y trabajar la realidad institucional. Es una alternativa interesante.

—¿Esas realidades institucionales son parte de las barreras con las que se enfrentan los decentes?  

—Hay instituciones que generan proyectos o alguna instancia del estado que lo hace también. A veces hay que hacer un diagnóstico de la propia institución, de su realidad sociocultural, política y no se puede hablar de la lectura en general y hay que plantear estrategias puntuales para esos grupos, dentro de su contexto. La idea de estos talleres también, es que cada docente pueda ser esa persona que traslada  estas cuestiones a su propia institución para que se reproduzcan estas estrategias pero también estos interrogantes.

—¿El trabajo del docente entonces es diferente en cada institución, con sus particularidades?

—Se puede trabajar en un contexto carenciado y el principal obstáculo que tiene el docente es que en los ámbitos donde los chicos crecen no circula la cultura alfabética. Y no me refiero a libros, sino a una revista, por ejemplo. También está la otra realidad, que se puede dar en una escuela privada en donde sí circula la cultura alfabética pero no hay interés. Siempre se encuentran obstáculos diversos.

—¿En estos escenarios, la poesía se puede tomar como una puerta de entrada a la lectura?

—Sí, se puede tomar como una puerta de entrada porque tiene que ver mucho con la musicalidad. Cuando no hay contacto con la cultura alfabética en determinados contextos, hay otras puertas de entrada como la oralidad y ahí la poesía está relacionada. Si hay algún tipo de memoria colectiva en ese barrio o un desarraigo. Intentar entrar por ahí o, en otros grupos, hacerlo por algún tema en particular que interese, un recorrido que después llegue a lo literario.

 

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