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Presupuesto "razonable"

Bartolacci no descarta ir a la Justicia si no aumentan los fondos nacionales que llegan a la UNR

El rector tiene que enfrentar todos los gastos extrasalariales con partidas congeladas desde enero del año pasado. "Necesitamos que las respuestas aparezcan urgente", afirmó, al tiempo que imaginó posibilidades de salida a la restricción presupuestaria impuesta por la gestión de Javier Milei


El rector de la UNR, Franco Bartolacci, es un hombre de gestión. Después de un paso de ocho años como decano de la Facultad de Ciencias Políticas, fue elegido en 2019 y reelecto en 2023 para conducir la casa de altos estudios rosarina. Con la llegada de Javier Milei, tiene por delante el desafío de sostener una cantidad de acciones extracurriculares que dependen de fondos que están congelados desde enero de 2023, pero que el gobierno nacional piensa mantener en ese nivel, tras resolver reconducir el presupuesto del año pasado. Frente a esta situación, Bartolacci no da por caído el diálogo con Nación, pero también avanza con el diálogo en el Congreso y además acerca la estructura de la UNR a los distritos rosarinos y también al ámbito provincial, donde ya trabaja junto a ministerios y secretarías. Pese a todo, y si no se modifica la situación, aclara que no descarta ir a la Justicia, aunque esa debería ser una decisión a tomar por todos los rectores y rectoras de las universidades del país. 

—¿Cuál es la situación de la UNR después de que el gobierno de Javier Milei decidiera mantener las partidas presupuestarias de 2023?

—Cuando el Congreso decide el presupuesto para las universidades, el Estado nacional distribuye lo que le corresponde a cada Universidad. Un 90 por ciento de eso, lo que le corresponde a la Universidad Nacional de Rosario para el pago de salarios, lo envía en 13 cuotas. Esas 13 cuotas a lo largo del año se van incrementando, en la medida que incorporan de acuerdo a las paritarias que se produzcan a lo largo del año. Y el otro 10 por ciento es lo que se denomina gastos de funcionamiento y es todo lo que tenemos las universidades para hacer frente a todo lo que hacemos más allá del pago de salarios. El año pasado nosotros ya tuvimos un año muy difícil, porque de enero a diciembre tuvimos la cuota de gastos de funcionamiento prácticamente en el mismo valor. Esa partida no tuvo actualización, y por lo tanto tuvimos muchas dificultades y un gran esfuerzo que hacer para llegar a fin de año sin lesionar ninguna de nuestras actividades. Con la decisión del gobierno nacional de reconducir el presupuesto 2023 para el 2024, ante la no aprobación de un presupuesto en el Congreso de la Nación, efectivamente las cuotas de enero de este año llegaron al mismo valor que la de enero de 2023. Eso naturalmente, en un contexto inflacionario como el que atravesamos, produjo un desfasaje fenomenal. Cuando todo se incrementó dos o tres veces, nosotros seguimos con los mismos recursos, con los mismos valores, que a principios del año pasado, y por supuesto que si no media de manera urgente una decisión administrativa del gobierno nacional, que incremente razonablemente esos recursos, va a ser muy difícil que podamos desarrollar las actividades con normalidad, más allá del tercer trimestre. Cuando digo razonablemente es porque ni siquiera estamos pidiendo las universidades que se ajuste conforme al proceso inflacionario que atravesamos. Porque somos conscientes del momento delicado de la Argentina, de que otra vez se le pide a los sectores que peor están que hagan un esfuerzo para hacer frente a la crisis, que eso implica una responsabilidad, sobre todo para aquellos que estamos al frente de instituciones públicas, lo que decimos es que se incremente razonablemente para tener lo mínimo indispensable para funcionar bien, para cumplir con nuestra misión. Eso es lo que no está sucediendo, es lo que nos preocupa, por eso el documento del Consejo Interuniversitario Nacional. Nosotros hemos tenido reuniones formales con las autoridades educativas de Nación en diciembre, en febrero, no hemos tenido todavía respuestas y necesitamos que las respuestas aparezcan urgente, porque la gravedad de la situación que tenemos implica la necesidad de tener una respuesta a este problema con celeridad.

—¿En esas reuniones qué se habló?

—Nosotros hemos transmitido nuestra preocupación y las autoridades educativas transmitieron el compromiso de tomar esa agenda para trabajarla, pero no hemos tenido aún decisiones que traduzcan esa voluntad y ese compromiso en acciones concretas.

—Los fondos que se utilizan para salarios, ¿cuándo fue la última vez que se actualizaron?

—Ahora en el mes de febrero, un 16%. Había un acuerdo del 10% de un acta paritaria del año pasado, más el 6%, que independientemente de que no acordaron los gremios en la primera reunión paritaria de este año el gobierno lo envió igual para su pago. Esto va actualizándose conforme los acuerdos paritarios. Después está la discusión paritaria salarial, que es un problema adicional que tenemos. No fue bueno el primer encuentro, porque la pérdida del poder adquisitivo del salario de los trabajadores de la educación ha sido fenomenal, como el de toda la sociedad argentina, porque hay un planteo de las entidades docentes y no docentes de recomposición del salario, que los rectores y rectoras acompañamos, y aspiramos a que en ese ámbito paritario pueda haber algún acuerdo también razonable que nos permita tener actividad normalmente a lo largo del año.

—¿Cuánto dinero es el de los gastos de funcionamiento?

—En el caso de la UNR son 280 millones de pesos por mes.

—Ese dinero tiene que ver con una multiplicidad de tareas.

—Tiene que ver con todo lo que hacemos: inversión en infraestructura, mantenimiento de los edificios, que además es un desafío fenomenal en universidades tradicionales como la nuestra que tiene muchos edificios históricos muy viejos que requieren mucha inversión en mantenimiento, y además muy distribuidos geográficamente, nosotros tenemos no sólo en Rosario sino en Zavalla y en Casilda, General Lagos, en Puerto San Martín, en el Trébol, en todos los lugares donde tenemos actividades; la promoción de actividades científicas, el financiamiento de proyectos de investigación, los proyectos de extensión universitaria, los programas de becas, residencias universitarias, comedores universitarios, todo lo que hacemos en la Universidad todos los días, el pago de los servicios públicos, con ese presupuesto se hace frente a todo lo que hacemos en la Universidad todos los días. Naturalmente que en un contexto inflacionario como el que atravesamos es imposible que eso pueda garantizar la continuidad normal de las actividades, porque todo se incrementó dos o tres veces en su valor y la capacidad de esos recursos es cada vez menor. Es el mismo valor desde enero de 2023.

—¿Cuál sería el momento de quiebre?

—Nosotros aspiramos a que el gobierno tome nota. No es un reclamo de carácter corporativo. Nosotros entendemos que hay que priorizar y cuidar algo de lo poco bueno que ha construido la sociedad argentina y que está fundamentalmente en su sistema universitario público, en su sistema científico, y eso, cuando uno lo prioriza y lo jerarquiza, requiere inversión.

Aspiramos a que se tome conciencia de la relevancia de cuidar eso, que es a mi juicio lo que tenemos como posibilidad para encontrar una salida al laberinto en el que estamos. Seguir construyendo más y mejor educación pública, más y mejor universidad pública, más inversión en ciencia. Cuando se dice que hay que mirar a los países desarrollados, todos los países desarrollados del mundo lo fueron porque antes invirtieron en estos aspectos. Y todos esos países invierten entre dos y tres veces más que lo que invierte Argentina en esos aspectos. Yo soy hijo de un padre inmigrante, soy nieto de abuelos analfabetos, no hubiese podido ser profesional, y mucho menos rector de la universidad, si no fuera por un sistema universitario público tan particular como el que aquí tenemos. Y esto que a veces naturalizamos como frecuente no tiene que llevarnos a dejar de destacar lo tremendamente extraordinario que tiene que cada joven, según su deseo y su vocación, pueda acceder a formación de excelencia que está de igual a igual con cualquier instituto de formación superior, de cualquier parte del mundo, sin restricción del ingreso y de manera gratuita, es un capital fenomenal que tiene la sociedad argentina. Y que yo creo que tenemos que cuidar. Cuidarlo implica defenderlo en sus características originales y particulares. Implica asumir también, porque esto no es una visión condescendiente con todo lo que hacemos en la universidad, asumir que en los tiempos que vivimos, en un mundo que cambia vertiginosamente, para que la Universidad siga cumpliendo su misión hay que provocar también al interior profundas transformaciones, para estar más en sintonía con ese mundo que estamos viviendo. Pero todo eso se puede hacer si se lo prioriza y jerarquiza. Y priorizarlo y jerarquizarlo implica destinarle los recursos que necesita para que las cosas se puedan hacer bien, para que la universidad pueda cumplir con su misión. Nosotros vamos a seguir planteando, en el debate público, con el Consejo Interuniversitario Nacional, con toda la comunidad universitaria, y en todos los ámbitos de gestión institucional, tanto con el gobierno nacional como con el Congreso nacional, la necesidad de que esto se revierta y se reconozca el problema.

—¿Cuál es la salida? Porque el gobierno, en particular el presidente, ya dejó claro lo que piensa al respecto.

—La salida es que se incremente razonablemente el presupuesto. No hay otra salida posible.

—No parece estar dispuesto.

—Bueno, eso va a hacer que sea muy difícil pensar las actividades más allá del primer semestre.

—Concretamente, ¿se caerían las becas? ¿qué pasaría con los comedores, por ejemplo?

—Nosotros vamos a hacer el esfuerzo por resguardar todo. Cuando planteamos estas cosas nos dicen “hagan un esfuerzo, como toda la sociedad”. De hecho lo estamos haciendo. ¿Cómo explicar que hayamos llegado hasta febrero de 2024 sosteniendo todo lo que la universidad hace con un presupuesto que está a valores de enero de 2023? La única forma fue la administración responsable y razonable, con mucho esfuerzo para optimizar los recursos, de manera tal de seguir haciendo lo que veníamos haciendo con mucho menos recursos. Eso fue lo que sucedió hasta ahora. Yo creo que eso es lo que corresponde hacer cuando uno tiene una responsabilidad pública, creo que la gestión no es para buscar excusas, y que cuando uno está al frente de una institución tiene que, cuando hay momentos de mayor holgura, desarrollarse más rápidamente, y cuando hay momentos más difíciles, imaginar creativamente alternativas para hacer frente a los problemas. Eso es lo que estamos haciendo y lo vamos a seguir haciendo, sobre todo para no lesionar las cosas que sabemos que son muy importantes para nuestra sociedad, las becas, los comedores, las residencias universitarias, en un contexto de crisis son instrumentos a veces definitorios para garantizar la continuidad de los estudios de alguien. Por lo tanto vamos a cuidar todo eso, pero estamos alertando qué es lo que va a pasar si el gobierno no reconoce el problema y no revierte esta situación.

—¿Cuáles son esas medidas creativas que se pueden ir tomando?

—Buscar alianzas estratégicas. En el programa de residencias estamos con experiencias muy interesantes, el viernes vamos a inaugurar una con la municipalidad de Cañada de Gómez, y a partir de esa experiencia de colaboración con un municipio surgió la posibilidad de pensar algo en conjunto con la provincia de Santa Fe, con municipios y comunas del interior de la provincia, y estamos elaborando ese proyecto. Es buscar alianzas para sostener proyectos y programas que son muy importantes, como Adultos Mayores, la Escuela de Oficios, la Secundaria Virtual, que son tres iniciativas que pusimos en marcha en los últimos años, que concitan mucha atención, y son tremendamente transformadoras, garantizan el acceso a la información, le cambian la vida a mucha gente. A partir de la expansión que vamos a tener, conveniando con la Municipalidad de Rosario, y garantizando la presencia de estos programas en cada uno de los distritos municipales, para que tengan mayor anclaje territorial, pero también escalando provincialmente en convenios con municipios y comunas y el gobierno de la provincia de Santa Fe. Buscar colaboración y cooperación con otros niveles del Estado, con el sector privado, con instituciones y organizaciones que creen en la Universidad Pública, que saben cuál es su aporte estratégico y con eso tratando de sostener todas las actividades que desarrollamos, al mismo tiempo que seguimos gestionando y reclamando que el gobierno cumpla además con lo que está establecido por ley. No es que nosotros estamos pidiendo una concesión. La ley de Educación Superior establece claramente la responsabilidad del Estado en el financiamiento de la educación superior.

—¿Evalúan ir a la Justicia?

—Si fuera necesario, por supuesto que sí.

—¿Hay un límite temporal para tomar una decisión de ese tipo?

—Lo iremos evaluando con el conjunto de los rectores, porque como es un problema que atañe a todas las universidades públicas no se trata de establecer estrategias particulares o individuales sino colectivas, de todo el sistema universitario público, y en ese marco vamos a evaluar los pasos a seguir. Creo que hay marco en las gestiones que aún estamos realizando con el gobierno nacional. Creo que hay muchas posibilidades en el marco del Congreso nacional, de generar consenso respecto de la posibilidad de incrementar el presupuesto universitario y llegado el caso, si fuera necesario, por supuestos que evaluaríamos también la posibilidad de reclamar judicialmente lo que corresponde, porque así lo establece la legislación nacional.

—Posibilidades de salidas son entonces el Congreso, por un lado, y el municipio y la provincia por el otro.

—Exacto. Lo del Congreso es una posibilidad que estamos evaluando con los rectores y rectoras, porque además es el ámbito de competencia para tratar el presupuesto nacional, es el que establece las partidas que les corresponden a las universidades públicas, y es un ámbito donde nosotros podemos compartir esta preocupación, poner en valor ese rol estratégico que nuestras instituciones tienen y lograr que así se construya un consenso que permita incrementar razonablemente el presupuesto.

—¿La salida sería debatir el presupuesto 2024?

—No necesariamente tiene que ser todo el presupuesto, puede ser lo vinculado a la partida presupuestaria. Y después yo creo que en un tiempo donde parece primar el “sálvese quien pueda”, yo creo que hay que apostar a construir salidas de carácter colectivo. Y en eso va este interés de generar colaboración y cooperación con los distintos niveles del Estado o con organizaciones o instituciones para permitirnos sostener muchas de las cosas que hacemos en el ámbito universitario.

—¿Hubo diálogo con Javkin y con Pullaro?

—Sí, sí, por supuesto, estamos trabajando, de hecho con el municipio ya tenemos programado la presentación de este programa de anclaje territorial con una sede de la Universidad en cada uno de los distritos. Con la provincia también venimos trabajando programas específicos vinculados a la formación y capacitación para el empleo, sobre todo asociados a la escuela de oficios, a la formación secundaria virtual, a la capacitación de municipios y comunas, a la auditoría en programas de gobierno, y todo eso estamos en etapa de diseño y planificación con los distintos ministerios y secretarías.

—¿Y eso traería algo de financiamiento?

—Sí, pero es más allá del financiamiento. Por supuesto que muchas veces para poder conseguir que las cosas se hagan hacen falta recursos, pero como te decía antes a veces hace falta juntar esfuerzos. Un problema que tiene la Argentina y sus instituciones es que a veces se multiplican dispositivos similares, y eso dilapida esfuerzos y hace que la situación tenga menos impacto. Acá sucedía que el municipio tenía su propuesta de formación y capacitación para el empleo, la provincia tiene las suyas, el sector privado tiene las suyas, el sector privado tiene la escuela de oficios, y a veces la virtuosidad está en encontrar los puntos de relación que permitan juntar todo eso, hacer más potente la intervención, que le sirva más a la gente, que optimice los recursos del Estado y que permita consolidar herramientas que son estratégicas. Eso sucede en casi todos los ámbitos.

 

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