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Barra procesado por crimen

Le dicen Pipi, tiene 31 años, integró la segunda línea de la hinchada brava rojinegra y está imputado de asesinar a tiros a un vecino 20 años mayor luego de una discusión en la zona sur, en marzo de este año.

El Juzgado de Instrucción de la 7ª Nominación dispuso el procesamiento de un hombre de 31 años apodado Pipi, por el homicidio de Luis Martínez, ocurrido a comienzos de marzo en la zona sur, luego de una discusión entre varias personas, en la puerta de la vivienda de la víctima. El magistrado además dictó la prisión preventiva del acusado, ex integrante de segunda línea de la barra de Newell’s Old Boys, que deberá enfrentar un juicio oral por homicidio simple.

Malas relaciones familiares y la violencia que se vivía entre dos familias terminaron con la muerte a tiros de Luis Dolores Martínez. La víctima tenía un hijo, de nombre Luis Sebastián, que estaba en pareja con Lorena, pero la relación con la familia de la chica era pésima, refirieron en su momento fuentes judiciales.

El 5 de marzo de este año, Lorena sufrió una intoxicación que la obligó a estar internada durante 24 horas, situación que desató el enojo de la madre de la chica, que le reprochó a su yerno la mala atención que le brindaba a Lorena y lo acusó de maltratarla, pero la joven salió en defensa de su pareja y discutió con su madre, explicó una fuente relacionada con el caso.

Al día siguiente Luis Sebastián fue a hacer una changa y de camino a su casa optó por ir a la vivienda de su suegra para recriminarle que no se metiera más en la pareja, lo que terminó con una pelea que involucró golpes.

La madre de Lorena y otra de sus hijas corrieron al muchacho a piedrazos y el joven le tiró con una bicicleta a su suegra, que le pegó en el cuerpo, explicó un vocero.

Entonces la mujer llamó a su hijo Héctor Marcelo A., conocido como Pipi,  y le contó lo sucedido. Cerca de las 23, Pipi llegó en moto a la vivienda de su cuñado, ubicada en Flammarión al 4900, en la zona sur.

En la puerta de la casa estaba sentado Luis Dolores Martínez, quien trató de impedir que Pipi “arreglara cuentas” con su hijo. El hombre intentó calmar al recién llegado y le dijo que ya estaba, que ya había pasado pero el muchacho le pegó una cachetada y comenzaron a discutir. El Pipi le pegó tres tiros a Luis Dolores Martínez y salió corriendo por las vías. La víctima quedó tendida en el suelo gravemente herida y falleció a poco de ingresar al Hospital Roque Sáenz Peña, explicaron fuente tribunalicias

Marcelo A. se presentó espontáneamente ante el juez de la causa un mes después del suceso. En su indagatoria dijo que recibió una llamada de su hermana que le dijo que estaban golpeando a su madre, entonces tomó una bicicleta y llegó a la casa de su cuñado donde estaba Luis Dolores Martínez.

Pipi afirmó en sede judicial que fue el padre de su cuñado quien le pegó con la culata de un arma a su madre en la cabeza, por lo que empezó a discutir con el hombre, al que le arrebató un revólver oxidado. En ese momento fue atacado por varias personas que había en el lugar y para escapar corrió y efectuó varios disparos “al voleo y sin mirar”, contó una fuente cercana al caso.

En su resolución, el juez de instrucción 7ª, Juan Andrés Donnola, sostuvo que las diferentes declaraciones de testigos ubican al Pipi en el lugar del homicidio.

Otros de los elementos que se citan como incriminantes son la declaración de varias personas que cuentan lo ofuscado que llegó el muchacho, la utilización de un arma de fuego, que algunos testimonios dicen traía el agresor, y la moto secuestrada en el lugar, “una constancia altamente indiciaria de que quien la usara evidentemente no tuvo el tiempo suficiente para irse en ella”, reza el fallo

También se probó que los proyectiles extraídos al cuerpo de la víctima fueron disparados por una pistola semiautomática calibre 6,35 milímetros y las heridas recibidas por la víctima no condicen con la versión del acusado, que supuestamente disparó con un revólver oxidado.

“Los dichos del acusado sobre que tiró al bulto porque varias personas lo perseguían pierde eficiencia, ya que los balazos sólo parecen estar direccionados hacia una persona, en tanto que, su misma posición un tanto incómoda escapando, como refiere, no se compadece con la forma en que los proyectiles ingresan en la humanidad de la víctima”, explica la resolución.

El juez Donnola entendió que no existieron elementos que hagan pensar la existencia de una legítima defensa como plantea el acusado, aunque consideró probada la existencia de una agresión de su parte y procesó a Héctor Marcelo A, alias Pipi,  por el delito de homicidio simple en calidad de autor y dictó la prisión preventiva del acusado, trabando embargo sobre sus bienes por la suma de 70.000 pesos.

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