Bruno Bettiol
Un joven conocido como Huguito en barrio Triángulo fue acusado este viernes de ser el conductor del auto que trasladó al homicida de Federico “Tiburón” Picerni, un joven de 26 años que cayó muerto de un balazo en la cabeza por la tarde del 27 de septiembre pasado en Lejarza al 5600. En el ataque también fueron heridos un hermano y un amigo de la víctima, uno de ellos de gravedad. Tanto Huguito como el tirador, que se mantiene prófugo, vivían a menos de un kilómetro de la escena del crimen, circunstancia que ayudó a que los pocos testigos del caso pudieron identificarlos con perfiles de Facebook. Esa y otras evidencias bastaron para que el juez Gonzalo López Quintana dictara la prisión preventiva por el plazo de ley para el sospechoso, que tiene 19 años y trabajaba como chatarrero.
El día de la balacera en el pasillo de Lejarza 5675, Tiburón Picerni fue quien se llevó la peor parte. Al crimen lo inscriben en el marco de la violencia callejera derivada del narcomenudeo, pero como en tantos homicidios que sacuden la ciudad en su muerte también operó el azar.
El tirador vació un cargador contra un grupo de cinco amigos, dos de los cuales lograron salir ilesos. Todo ocurrió pasadas las 18, a plena luz del día. Un mes después fue detenido en Cullen al 3300 Hugo Alberto “Huguito” M., señalado como el chofer de un joven apodado Sucio, prófugo y con orden de captura. Al Sucio lo allanaron en su casa de Magallanes al 3800, pero la vivienda se encontraba deshabitada.
Cae bajo sospecha de haber matado a un joven en un monoblock de zona oeste
Un hermano de la víctima, que fue herido de un tiro en un glúteo, relató: “Estábamos por ir a comprar una Coca y en un momento lo vemos a un chico llamado Brian, apodado El Sucio, que venía caminando por Deán Funes. Mi hermano Federico lo ve, se acerca y le dice: «Acá no vengas a rastrear» y Brian le dice que no, que se quedara tranquilo que había ido a visitar a la novia. A mi hermano esto le llamó la atención, porque este chico no es del barrio, es del Bajo Campbell y nunca lo vimos por acá. Caminaba apurado, y nos llamó la atención que cuando mi hermano lo llamó, él no frenó para hablar sino que siguió derecho”.
A juicio de las víctimas y de la Fiscalía, Brian El Sucio estaba tanteando el terreno, con intenciones de regresar armado. Algunas versiones ventiladas en la audiencia señalan que El Sucio “es un sicario, siempre anda armado” y que responde a un transero conocido como Julio El Narigón. Este tenía intenciones de cobrar una deuda que tenía Kevin B., que en el ataque sufrió un balazo en la cabeza pero sobrevivió.
De la investigación no surgió un conflicto puntual entre El Narigón y Tiburón Picerni. En 2017 Picerni había sido imputado por un homicidio en una causa junto con Maximiliano “Chanchón” Cantero, pero se encontraba en libertad.
El testigo y víctima continuó: “A la media hora nosotros seguíamos en la entrada del pasillo y desde la esquina de Pedro Lino Funes empezamos a escuchar detonaciones, y veo que le disparan a mi hermano Federico y a Kevin. Cuando me doy vuelta, veo que había un Peugeot 207 de color negro estacionado en la esquina, y Brian El Sucio estaba parado junto al auto, disparando hacia nosotros, estaba con la misma ropa que lo había visto antes, la única diferencia es que cuando disparaba, estaba sin barbijo. En el interior del auto también vi que iba el conductor a quien pude ver, bien porque estaba la puerta del acompañante abierta”.
Los detectives de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) llegaron al Sucio y a Huguito gracias a fotos aportadas por testigos que fueron cotejadas con perfiles de Facebook. Ocurre que las víctimas conocían de vista a los sospechosos, todos del sector de oeste comprendido entre Teniente Agneta, Juan XXIII, Lejarza y Provincias Unidas, se desprende de la investigación.
Huguito fue imputado por el fiscal Patricio Saldutti por homicidio agravado y tentativa en carácter de coautor. El juez López Quintana le impuso prisión preventiva por el plazo de ley.
Días atrás los padres de las víctimas Federico y Facundo Picerni se presentaron en la Fiscalía y manifestaron su temor a represalias. Dijeron que todos los días pasan personas en motocicletas o vehículos y que efectúan detonaciones en cercanías a su domicilio. Y solicitaron protección y rondas de vigilancia a fin de resguardar la integridad física de su grupo familiar.
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