Ciudad

Nueva normalidad

Bajo qué condiciones alquilan los estudiantes universitarios en Rosario

La mayoría de ellos viven solos y en departamentos rentados por inmobiliarias. Todavía no es representativa la porción de los que alquilan con la nueva ley y muchos aseguran que será un condicionante a futuro. Las nuevas modalidades por la pandemia también influyeron en decisiones habitacionales


Foto: Franco Trovato Fuoco

La mayoría de los estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que alquila (solo o con su familia) en la ciudad, eligen departamentos para transitar su cursado. Buena parte de ellas y ellos viven solos y no hubo recisiones masivas de contratos durante la pandemia. Todavía predominan los acuerdos efectuados con la ley que establecía dos años de extensión.

En medio del debate que se dio estos días respecto a la Ley de Alquileres, se suma la posición que manifiestan las y los alumnos. La mayoría puso en duda su continuidad en la actual residencia si el valor de la renta mensual aumenta al ritmo de la fórmula que establece la nueva ley. La implementación de la modalidad virtual o híbrida, puede significar un alivio para quienes son de otras localidades. De esa manera podrían prescindir del gasto de alquiler que sostienen en Rosario.

Un informe elaborado por el Observatorio Económico y Social de la UNR relevó durante la primera mitad de este año a la población universitaria que alquila en la ciudad. El estudio ofrece detalles sobre las condiciones contractuales y de hábitat. Además, expuso una radiografía de cómo impactó la pandemia en la vida de los estudiantes y de quienes le garantizan un sustento económico.

Forma de vida

Más del 81% de los estudiantes consultados alquila en departamento, el 10% en casa y un 8% lo hace en pensiones. Menos del 1% respondió otra opción.

Al indagar sobre la forma en que vive cada encuestado, se desprende que el 34,8% vive solo, el 24% lo hace con alguien más, el 20% vive con la familia y un 9% está en pareja. El 12% restante optó por otra alternativa.

De acuerdo al informe,  la convivencia con familiares tiene mayor peso cuando la vivienda alquilada es una casa o pensión y cuando el alumno tiene una edad menor o igual a 22 años.

Al momento de decidir si el alumnado comparte (o no) gastos de alquiler con otra persona, la información presentada muestra que aproximadamente 35% de las familias disponen de margen presupuestario para no compartir gastos con otra persona, y que aproximadamente 55% pueden no compartir gastos con personas ajenas a su familia.

Dueño o inmobiliaria

Otra de las cuestiones analizadas tiene que ver con la modalidad de contrato que asumen los inquilinos para concretar el alquiler. La mayoría (59%) dijo que lo hace con una inmobiliaria como intermediaria. El 40,8% reconoció que realizó el trámite con el dueño de manera directa.

En este sentido, la modalidad predominante de contrato por inmobiliaria ocurre cuando se renta un departamento, en tanto que en el alquiler de casas predominan los contratos por dueño directo.

En general, los alumnos menores a 22 años de la UNR no forman parte de la población económicamente activa. Es decir, o no trabajan o no están buscando activamente trabajo. Este grupo etario representa 71,4% de la muestra.

Un poco más de la mitad de las unidades alquiladas son pagadas por un miembro de la familia, 28,4% es de pago compartido y solo 16,4% del alumnado mantiene los gastos de alquiler por sí mismos.

Respecto al pago de alquiler, el informe del Observatorio hace un interesante análisis sobre las posibilidades de acceso al mercado laboral y sobre quienes tienen mayor tendencia a recibirse en una carrera.

“Existen asimetrías en materia de género, que replican parcialmente la dinámica conocida sobre el mercado laboral del Aglomerado Gran Rosario (AGR) provista por la Encuesta Permanente de Hogares”, introdujeron desde el Observatorio.

Al respecto, agregaron: “El grado de penetración en el mercado laboral de varones es relativamente superior al de mujeres controlando por edad y por nivel educativo alcanzado. Por la otra, que la proporción de mujeres con estudios superiores terminados es relativamente más alta que la de varones”.

Partiendo de ese dato inicial, sumado al respaldo de las encuestas, elaboraron un gráfico que muestra qué incidencia tienen los alumnos varones y las alumnas mujeres respecto al alquiler.

Incidencia de la nueva ley

Una de las consultas tuvo que ver con la injerencia que tuvo la sanción de la nueva ley de alquileres para los estudiantes inquilinos. Es importante aclarar que al momento de la consulta, solo una porción minoritaria había concretado con la nueva ley, ya que la mayoría seguía cursando su acuerdo con la ley antigua.

Si bien no se puede hacer un análisis hacia atrás al respecto, sí se pudo establecer un pronóstico de lo que puede ocurrir al momento en que los inquilinos tengan que renovar con los niveles de actualización que exige hoy en día la nueva ley.

A todos se les preguntó si correría riesgo su continuidad como estudiante en caso de que el alquiler aumente considerablemente. El  61,3% de los alumnos encuestados manifestó la posibilidad de discontinuar sus estudios por dicha causa.

Cuando se analizan las participaciones al interior de cada grupo, las perspectivas se agravan para los tres grupos minoritarios e, indudablemente, las perspectivas ante este escenario no son buenas para al menos 60% de los encuestados.

Pandemia y sus efectos

La irrupción de la pandemia fue otro de los condicionantes en la vida de quienes alquilan y cursan en la UNR. No significó tanto respecto a la continuidad o no de los contratos, sino más bien con el estilo de vida que adoptaron los estudiantes.

Aproximadamente 80% de la muestra no consideró realizar modificaciones, con independencia de si la unidad se mantuvo habitada o no. Apenas un 8.8% decidió rescindir el contrato que llevaba adelante.

La adopción de nuevas modalidades de cursado marcó un quiebre en las costumbres. En algunos casos, indirectamente terminó significando un alivio económico para quienes venían de ciudades aledañas y necesitaban sostener un alquiler.

La adaptación a la nueva modalidad pedagógica creo su propia lógica, como así también sus propias rigideces. Tal es así que 17,4% de los alumnos encuestados manifiesta que volver a la modalidad presencial afectaría sus posibilidades de continuar estudios.

Pero al revertir la pregunta se da un escenario similar. Les consultaron si la extensión de la modalidad virtual condicionaría su estadía en la UNR y un 15,8% contestó que sí.

En definitiva, la pandemia no resultó un condicionante para la mayoría de quienes asumen la responsabilidad económica, pero sí determinó las costumbres de los alumnos. En los planes, los incrementos que puede significar la nueva ley de alquileres, también puede ser un resultante una vez que comiencen a finalizar los contratos con la ley anterior.

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