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Tiene 7 años

Autorizaron autocultivo de cannabis en La Plata para una niña diagnosticada con trastorno autista

Pese al cambio de reglamentación de la ley 27.350 sobre Investigación Médica y Científica de Uso Medicinal, el Ministerio de Salud de la Nación había sostenido un recurso extraordinario ante la Corte Suprema. La acción de la Defensoría en la Justicia sorteó el escollo


C.V tiene 7 años, vive con sus padres en la ciudad de La Plata y desde muy pequeña fue diagnosticada con Trastorno del Espectro Autista (TEA). Su familia obtuvo el pasado viernes la autorización del Estado para cultivar cannabis con fines medicinales.

El permiso fue otorgado por el Registro del Programa de Cannabis (Reprocann) del Ministerio de Salud luego de la gestión de la Defensoría Pública Oficial ante los Tribunales Federales de Primera y Segunda Instancia Nro. 1 de la Plata.

El doctor Pablo Ordóñez, titular de la dependencia, interviene como asesor de la niña desde 2019, un año después de que su familia inició junto a la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires una acción de amparo contra el Estado nacional. Reclamaban que se les proveyera gratuitamente aceites, cremas y material vaporizable para su tratamiento, o bien que se los autorizara al autocultivo con el mismo fin.

Fruto de esa acción y de sucesivos oficios enviados por la Defensoría al Juzgado Federal y a los organismos encargados de otorgar el material (Conicet y la Universidad Nacional de La Plata), además de al Instituto Nacional de Semillas, la familia logró la provisión del aceite que necesita la pequeña.

Hubo un contratiempo: el Ministerio de Salud de la Nación interpuso un recurso extraordinario que hoy espera tratamiento en la Corte Suprema de Justicia. Incluso, luego del cambio en la reglamentación de la ley 27.350 sobre Investigación Médica y Científica de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus Derivados, oficializado el año pasado, el Ministerio no desistió del recurso.

“Lo que nosotros hicimos, como veíamos que la causa estaba hacía un tiempo en la Corte sin resolución y que también se había cambiado la reglamentación de la ley, fue pedir que, a Candela, la mamá de C., le saliera la autorización para poder cultivar”, recapituló Ordóñez. Eso es lo que, finalmente, ocurrió la semana pasada.

“Fue terriblemente emocionante la noticia”, cuenta Candela. “Después de tres años de lucha, con un recurso de amparo, esto fue el cierre del círculo, o casi cierre, porque todavía faltan ultimar algunos detalles, ver cómo es el trámite de renovación del permiso el año que viene, por ejemplo. Pero la felicidad que genera poder vivir tranquila como mamá, como familia, es una sensación muy extraña que no conocía, todavía me cuesta asimilarla. C. está muy bien, llevando la pandemia muy bien con asistencia virtual de sus terapeutas y mucha contención por parte de la familia para sostenerla. Estoy muy feliz”, señala la madre.

“Casos como este pueden servir para empezar a pensar la idea de que se puede no sólo pelear en el amparo, sino también hacer algo distinto. La defensa pública tiene que tener un rol activo”, sostuvo el defensor. Y explicó: “Buscar soluciones más allá del caso judicializado, ayudar en la inscripción o comprometer al juez que dio una cautelar que quedó trabada por un recurso a que oficie conjuntamente para que la persona pueda obtener la autorización de cultivo”.

Lo que está en juego, siguió el funcionario, es “que más gente pueda acceder a su derecho a la salud y para que menos gente sea invitada a vivir de situaciones ilegales de cultivo o de obtención de cannabis medicinal”.

 

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