Coronavirus

¿Invierno con "gripecita"?

Autoprofecía en progreso de cumplirse: crece rumor en Brasil de que Bolsonaro contrajo coronavirus

Varios medios locales aseguraron que el presidente ultraderechista comenzó a experimentar síntomas compatibles con Covid-19 y que ése fue el motivo de que suspendiera toda su agenda. Versiones dicen que un primer testeo arrojó positivo, por lo cual estaba en curso un segundo, definitorio


¿Será cierto? En medio de una inusual reserva oficial, durante la jornada de este lunes un rumor se volvió viral, llegó a las redes sociales y se convirtió en internacional: la versión es que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, acaso uno de los mayores exponentes anticuarentena del mundo, se contagió de Covid-19. Lo confirmado en diferentes medios –lejos de ser los más en número pero tampoco los menos influyentes– del vecino país, es que el mandatario comenzó a presentar síntomas compatibles con el nuevo coronavirus, que se sometió a un primer test y que el resultado dio positivo, por lo que se le practicó otro más, definitorio. Al final de la jornada ninguna fuente arriesgó más, aunque lo cierto es que la agenda del líder ultraderechista se suspendió de un sopetón y sin justificativo, y ahora todas son especulaciones en el gigante sudamericano. Aseguran que los resultados estarán este martes.

Bolsonaro, hasta ahora, ha sido el jefe de un Estado que más enérgicamente negó la estrategia de aislamiento impulsada por la Organización Mundial de la Salud. “Brasil no puede parar” es el título de un video institucional, de factura cuidadosamente elaborada, que, sin decirlo, apunta al camino de la tesitura de la “inmunidad de manada” frente al nuevo y desconocido patógeno. Esto es, que se contagie el que se tenga que contagiar y muera quien tiene que morir, la mayoría va a sobrevivir. En rigor, nunca los científicos que investigan el Sars-Cov-2 negaron eso: siempre marcaron que las medidas extremas, como el aislamiento social, preventivo y obligatorio adoptado por el gobierno de Alberto Fernández, ralentizaban la curva de diseminación. ¿Con qué objetivo? Que no colapsara el sistema sanitario, que permitiera ganar tiempo a investigadores, que no se desbordaran las estructuras, privadas o estatales, de sepelios; precisamente lo que viene ocurriendo en Brasil, además de otros países de América latina –y del continente entero, ya confirmado como nuevo epicentro de la pandemia– con flujos de pacientes que superan las capacidades de las estructuras sanitarias y con cadáveres que quedan días y hasta más de una semana sin destino final.

Ahora el presidente que planteó explícitamente la antinomia economía-salud en Sudamérica, del mismo modo que el estadounidense Donald Trump y el británico Boris Johnson en sus territorios, puede estar sufriendo los síntomas de la “gripecita” que definió –y nunca se corrigió– a la enfermedad, batiendo todos los récords en la negación de sus potenciales daños.

Según la información que hizo pública Folha de Sao Paulo, Bolsonaron comenzó a experimentar síntomas compatibles con un contagio, por lo que se realizó nuevamente un examen del tipo PCR, uno de los que determinan, por positivo o negativo, el contagio del virus de manera indubitable. El presidente, dijo el medio de la principal región económica del país, padeció fiebre de 38 grados, con alto porcentaje de oxígeno en sangre, síntomas característicos de Covid-19, aunque no suficientes para definir el cuadro. De igual modo, otros protocolos se activaron: según CNN Brasil, el presidente iba a recurrir a la cloroquina, compuesto que fue retirado de las pruebas de potenciales tratamientos para Covid-19 por la OMS por su alto índice de efectos colaterales que en buena parte de los casos resultaron letales.

“Vine del hospital, me hice un chequeo pulmonar; están limpios los pulmones. Voy a hacerme el examen de Covid ahora, pero está todo bien”, había asegurado el mandatario este lunes, cuando las sospechas ya habían llegado a la prensa brasileña. Bolsonaro estaba cumpliendo, de igual modo, con un protocolo específico: la Suprema Corte de Justicia de Brasil (enfrentada a él) dispuso que, como jefe del Estado, debía hacerse exámenes y transparentar sus resultados. El origen de la determinación, más allá de la pulseada entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, es que cada día desde que la OMS declaró al nuevo coronavirus como pandemia, Bolsonaro desafió todos los límites recomendados para evitar contagios (de coronavirus y de cualquier cosa). Por ello en mayo pasado los exámenes que se le practicaron se hicieron con muestras bajo anonimato o seudónimo. Todos, entonces, dieron negativo.

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