Una humilde vivienda de barrio La Lagunita, en la zona sudoeste de Rosario, es blanco de amenazas anónimas desde hace una semana. Allí vive Santa con su nieta de 8 años, a la que cría desde hace siete. Uno de los avisos, todos manuscritos, le advierte a la mujer: “Dígale a Romina G. que pague lo que debe porque en unos días venimos y le pegamos a todos. Ella tiene a su hija acá. ¡Que pague!”. La “deudora” es la madre de la pequeña y nuera de la dueña de casa, pero no vive allí. En la madrugada de este viernes las agresiones escalaron en violencia: cinco disparos en la puerta, poco antes de las cinco, quedaron como marca del peligro en que se encuentran Santa y su nieta.
Santa radicó la denuncia del hecho en la comisaría 19a, y pasado el mediodía aún esperaba la intervención policial y de la Justicia. La mujer tuvo que vencer el miedo: “Si hace la denuncia va a ser peor”, rezaba otra de las amenazas recibidas antes de que dispararan contra el frente de su casa. El blanco de los ataques es su nuera, a quien los que conocen los movimientos del barrio le atribuyen conflictos con vendedores minoristas de estupefacientes.
“La nena no tiene ya ningún vínculo con su madre y Santa (su abuela paterna) jamás tuvo problemas con nadie en el barrio”, dijo Alejandra Fedele, dirigente del Movimiento Evita, agrupación que despliega militancia social en barrio La Lagunita, que limitan bulevar Seguí al norte, Provincias Unidas al oeste, calle 1818 (ex Perú) al este y calle 1809 al sur. Los tiradores, como en otros casos que se suceden desde hace tiempo en Rosario, no hicieron distinción entre víctimas y blancos. Este viernes, pusieron en riesgo la vida de la nena de 8 años y de su abuela.
“Santa se asustó mucho. Amenazaron y cumplieron”, dijo Fedele a El Ciudadano. “Las balas están acá, tiene que venir a hacer los peritajes”, agregó en reclamo a las fuerzas de seguridad, que arribaron al lugar cerca de las 13.15.
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