El Hincha

Choques atractivos

Así se jugarán los octavos de final de la Libertadores

Además del Boca-River, Racing y Estudiantes ya tienen rivales definidos. Los de Avellaneda se medirán con Montevideo Wanderers, mientras que los platenses enfrentarán a Independiente Santa Fe.


Sin favores en el Morumbí pero antes que eso sin hacer bien los deberes en su casa, San Lorenzo quedó afuera de los octavos de final y por ende privado de soñar con defender una Copa Libertadores con cuatro representantes argentinos en carrera y, dos de ellos, Boca y River, obligados a afrontar un inesperado “pierde-paga” con una preocupación adicional: quien resultare vencedor luego deberá vérselas con el mejor del duelo Cruzeiro-San Pablo.

De acuerdo con el escalonamiento de los ocho primeros de cada grupo por un lado y los ocho segundos por otro, Racing tendrá una llave piadosa versus Montevideo Wanderers y Estudiantes la tendrá más difícil contra Independiente Santa Fe de Bogotá, aunque tanto los de Avellaneda como los de La Plata ya tomaron nota de que de seguir avanzando acaso los espere un rival brasileño: a Racing, Corinthians, que antes enfrentará a Guaraní, y a Estudiantes, Inter de Porto Alegre o Atlético Mineiro.

Claro que para todo eso falta bastante, cuanto menos un par de semanas para los cruces de octavos que ayer, última jornada de la fase clasificatoria, anduvieron en clave de moneda al aire hasta cerca de la medianoche, cuando terminó de resolverse el grupo 2.

Corinthians ya estaba en lo más alto y se sumó San Pablo, del eterno Rogerio Ceni, que lo venció 2-0, consintió el premio consuelo del austero Danubio (vencedor de San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro) y dejó al vigente campeón sumido en una imprecisa mezcla de desconsuelo y gratitud.

Desconsuelo, habida cuenta de que había una legítima esperanza de coronar el cartón lleno, esto es, de golear a Danubio y beneficiarse con una mano del Timao; y gratitud, porque así fue entendido por miles de hinchas que antes que contar las costillas por una noche opaca y una eliminación prematura, prefirieron subrayar la celebración de lo que ya consta en las vitrinas: hubo un caluroso tributo a los jugadores que en 2014 ganaron la Copa, tal vez no tanto al siempre cuestionado Edgardo “Patón” Bauza.

Sellada la certeza de que el campeón vigente quedó subordinado a las competencias locales, la Libertadores pasará ahora a manos de uno de los 16 sobrevivientes, de variada jerarquía, imagen y geografía: cinco clubes brasileños, cuatro argentinos, dos colombianos, uno boliviano, uno ecuatoriano, uno mexicano, uno paraguayo y uno uruguayo.

Chile, Perú y Venezuela no pudieron instalarse en la mesa grande (llamativo sobremanera lo de los trasandinos, de vigoroso crecimiento en sus seleccionados en lo que va del siglo XXI), destacable lo de Tigres de Monterrey, toda vez que fue uno de los primeros en rubricar su clasificación y grato lo del ya mencionado Montevideo Wanderers y de otra suerte de Cenicienta, Universitario de Sucre, que a la hora de la verdad fue capaz de hacer aquello imposible para Huracán de Parque Patricios, cuyo partido de cierre, ante Mineros, será tristemente célebre.

Los octavos de final de la Libertadores, pues, reunirán las siguientes pulseadas durante la primera quincena de mayo: Boca-River; Tigres de Monterrey-Universitario de Sucre; Inter de Porto Alegre-Atlético Mineiro; Corinthians-Guaraní; Racing-Wanderers; Santa Fe de Bogotá-Estudiantes de La Plata; Atlético Nacional de Medellín-Emelec de Ecuador y Cruzeiro-San Pablo.

Una vez consumados los choques de cuartos de final, la competencia se interrumpirá para dar lugar a la Copa América y recién después se verá quién es quién hasta coronar un campeón que hoy se ve lejano en el almanaque e incluso en el juego de los pronósticos.

Por más que Boca haya alcanzado el puntaje ideal, por más que River se haya alimentado de su regreso de la noche profunda y por más que cualquier equipo brasileño, y hay cinco, goce del histórico privilegio de infundir temor incluso cuando no sabe dar motivos, la Libertadores, por más abstracto que parezca, ejerce leyes propias.

¿Boca-River en octavos de final? Sería excesivo el título catástrofe (“Una final anticipada”), pero no será excesivo deducir que serán dos partidos con copiosa tela para cortar.

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