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Asesinan a un joven en la puerta de un quiosco

La víctima discutió con el conductor de un Renault 12 verde, quien lo mató de dos tiros y escapó.

Un joven de 26 años fue asesinado de dos disparos cerca de la medianoche de ayer en la puerta de un quiosco de barrio Corrientes, el nombre oficial de villa La Lata. El autor del fatal ataque manejaba un auto color verde y estaba acompañado por una mujer y un niño, comentaron vecinos. La Policía descartó el móvil de robo ya que el homicida discutió con la víctima en el lugar del hecho, pero nunca se bajó del auto. No descartan que todo haya sido como consecuencia de que la víctima se involucró con la mujer “indebida”.

Habían pasado pocos minutos de la medianoche de ayer cuando Diego Coronel se acercó a la ventanilla del quiosco ubicado en Pasaje Gomensoro al 1400, a la altura de Corrientes, entre Rueda y Amenábar, y pidió una gaseosa chica que bebió mientras la vendedora le alcanzaba el vuelto. En esos momentos, apareció desde calle Corrientes un Renault 12 color verde que detuvo la marcha frente al muchacho, indicaron tanto vecinos como voceros policiales.

Al ver quién manejaba el auto, Diego se acercó y entabló una breve charla con el conductor, que rápidamente se convirtió en una acalorada discusión que finalizó cuando el muchacho gritó: «No, no, no». Inmediatamente después sonó el primer disparo. El plomo ingresó en la zona abdominal de Coronel, que intentó darse vuelta y salir corriendo, pero cayó desplomado al piso, de espaldas.

Antes de caer, el muchacho recibió el segundo impacto, que le ingresó por la espalda y lo dejó malherido en la vereda. A esa altura de los acontecimientos, vecinos del barrio habían avisado a la Policía y también a un servicio de emergencias.

Cera de las 0.30, el joven fue asistido por personal del Sies, que lo trasladó al Hospital de Emergencias, donde falleció pasada la 1 de ayer.

Diego vivía junto a su mujer Nancy, de 23 años, y la hija de ambos, de tres, en una vivienda de España al 3200, en la que también residían sus suegros y trabajaba junto a este último haciendo changas de albañilería y pintura.

Pero anteayer había pasado casi todo el día con sus padres y hermanos, en un predio de viviendas humildes que se comunican entre sí, en Doctor Riva al 1800, unas ocho cuadras al sur de donde vivía, lugar al que se accede por un sinuoso pasillo que desemboca en un patio interno con un santuario del Gauchito Gil.

Sus familiares dijeron que se quedó arreglando la moto de uno de sus hermanos y que alrededor de las 19 se fue a jugar un partido de fútbol a una canchita ubicada en 24 de Septiembre y Rodríguez. Volvió a la casa de sus padres a las 22 y recién salió para su casa cerca de la medianoche.

No alcanzaron a pasar diez minutos cuando su familia se anoticiaba de que lo habían baleado en la puerta de un quiosco, a pocas cuadras de allí. Sus allegados dijeron que entre sus pertenencias no estaba ni la billetera ni el celular, aunque el móvil del robo fue lo primero que descartaron los pesquisas. Además, vecinos de pasaje Gomensoro al 1400 mencionaron que el autor de los disparos no se bajó del auto y que no había otras personas deambulando por el lugar.

“Si me entero quién le quitó la vida, lo mato”, dijo indignado uno de los familiares de Diego que recibió a El Ciudadano en el patio de su casa. “Escuché que el del auto (por el conductor del Renault 12) estaba preso y que Diego tenía alguna relación de amistad con su mujer, aunque no se qué clase de amistad”, aclaró el hombre.

De acuerdo con la versión que manejaba la familia de Diego, el homicidio pudo estar relacionado con un asunto de polleras. Todos coinciden en que Diego era un pibe muy reservado y sólo se soltaba un poco al hablar con su hermana Rosana, quien en el último tiempo “lo cargaba” con una tal Evelyn, a la que describen rubia y de cabello largo. “Pero no se puede matar a alguien así por una mina”, concluyó uno de los familiares que dialogó con este diario.

De todas formas, por la mecánica con la que actuó el homicida, los investigadores no descartan ninguna hipótesis sobre el móvil del crimen.

El homicidio es investigado por el juzgado de Instrucción en turno, a cargo de la magistrada María Luisa Pérez Vara, con colaboración de la seccional 5ª, con jurisdicción en la zona, y la Brigada de Homicidios de la UR II.

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