Edición Impresa

Arrestan a joven por un crimen en barrio Tablada

Tiene 20 años y fue señalado por testigos como el autor del asesinato de José Domínguez, seis años mayor, ocurrido hace 10 días en un presunto ajuste.

“Siempre riéndose”. Así describió a José Norberto Domínguez, de 26 años y conocido como Pucho, su madre, mientras señalaba una foto familiar que cuega de la pared del comedor de su casa de 1ª de Mayo al 3600. A Pucho lo mataron de un tiro dos desconocidos que pasaron en moto por el frente de ese hogar hace casi dos semanas. El recuerdo de lo que sucedió el pasado viernes 18 de febrero resurgió ayer, cuando la mujer se enteró que había sido detenido un joven de 20 años, señalado por un testigo del hecho como el autor del disparo que acabó con la vida de José.

Según fuentes policiales, la detención del presunto autor del disparo que terminó con la vida de Pucho y que se sospecha fue por un ajuste de cuentas, se produjo cerca de las 18 de anteayer, cuando Matías Germán M., de 20 años, conocido como Negro, transitaba por pasaje Villar y Chacabuco. “Iba en un Fiat Palio color rojo y procedimos al arresto porque la identidad coincide con la que aportó un testigo”, indicó unos de los voceros del caso.

“Hicimos un allanamiento en su domicilio pero no se encontró ninguna evidencia. Todavía no podemos constatar si tuvo participación en el crimen. Un testigo lo señaló como el autor del disparo que recibió Domínguez”, especificó uno de los pesquisas.

El sospechoso, quien vive a 12 cuadras de la casa de la víctima, quedó alojado en la comisaría 16ª por razones de jurisdicción y será indagado hoy en los Tribunales provinciales para determinar el grado de responsabilidad en el hecho, agregaron los investigadores.

Los familiares de Pucho transitan por una complicada situación de angustia, sobre todo su mamá. No pueden decir que Pucho falleció y se remiten al término “pasó eso” para dar cuenta del momento en que los médicos del Hospital de Emergencias les avisaron que había fallecido. Tampoco pueden levantar la vista a sus interlocutores mientras reviven los últimos minutos en los que vieron con vida al joven.

“Esa noche estábamos con mi marido sentados frente a la televisión. Él (Pucho) vino de trabajar, se bañó, nos saludó y se fue a la vereda para esperar un remís porque su nene de tres años había tenido un ataque de asma. Tenía intenciones de pasar a buscar a su pareja, una muchacha de 20 años que vivía con él en una casita que les había entregado su suegra en el barrio de la sexta, para llevarlo al hospital porque estaba muy agitado”, rememoró Susana, madre de José, con un gesto ausente, en diálogo con El Ciudadano.

“Cuando salió eran las once menos algo de la noche. Un ratito después sentí nueve tiros. Me asusté y le dije a mi esposo: ¿qué pasó, escuchaste 9 tiros?, Pucho está afuera. Pero después me calmé, porque mi marido me dijo que ya se había ido a ver a su hijo”, explicó la mujer.

“Pasaron unos minutos y vinieron a golpear la puerta. Cuando nos asomamos vinos a varios muchachos sentados sobre la vereda, y tirado en el piso estaba mi hijo”, recordó la señora.

Le pareció que uno de los jóvenes estaba herido en un pie, pero no recuerda bien ese dato. Lo que tiene grabado en su memoria es la llegada de una ambulancia y que Pucho era introducido en ella. “Cuando vi que lo subían fui a la ambulancia yo también, pero no querían que yo lo acompañe. ¿Como no voy a ir si soy la madre?, les dije, y me subieron”, rememoró Susana.

“Fuimos hasta el hospital Roque Sáenz Peña y ahí no lo pude ver, pero estaba consciente. Después los médicos dijeron que lo trasladaban esa misma noche al Heca porque no tenían todos los instrumentos”, continuó diciendo la mujer.

“En el primer parte que fue cerca de las 11.30 del sábado 20, entré y su corazón latía normal, yo veía las máquinas y estaba estable. Algo sé de enfermería”, señaló Gustavo, uno de los hermanos de Pucho, mientras remarcaba que su madre no lo pudo ver porque sólo permiten una visita en terapia.

“Como no me dejaron entrar me quedé hasta las 19 para entrar en el próximo parte. Pero no me pude despedir porque entre las 16 o la 17 nos avisaron que pasó eso. No me llamaron para que lo vea y me despida. Yo era la madre”, repitió Susana, con la voz quebrada y lágrimas en los ojos.

Comentarios