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Argentina y América Latina frente al conflicto de Medio Oriente 

De 41 millones de barriles de petróleo que se exportan en el mundo, aproximadamente 18 millones salen desde los países de medio Oriente, que también exportan un tercio del total del gas del mundo, recuerda el autor


Por Luciano Orellano

El 13 de abril centenares de misiles balísticos, de crucero y drones fueron lanzados desde Irán a Israel, todos quedamos impactados y sorprendidos. Nuevamente la preocupación recorría el mundo, ¿estamos frente a una nueva guerra mundial? ¿O es esta la antesala? ¿Guerras que son ensayos de otras guerras que vendrán? ¿Qué respuesta producirán estas acciones? ¿Cuál debe ser nuestra posición frente a todo esto? ¿Qué posición debe tomar la argentina? Quedamos sacudidos frente al impacto de una nueva escalada bélica que abre preguntas e incertidumbres sobre los tiempos que corren, lo que si podemos afirmar es estamos viendo guerras híbridas, asimétricas y convencionales que nos interpelan cotidianamente. Todos los días somos testigos de nuevos conflictos que no sólo agudizan guerras en diferentes regiones y partes del mundo, sino que también van delineando bloques que preanuncian el peligro de una nueva guerra imperialista.

El genocidio palestino

El gobierno sionista y fascista de Netanyahu que conduce el Estado de Israel, con el apoyo de Estados Unidos y demás países que componen el G7 Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido (OTAN), está llevando adelante un verdadero genocidio contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza. Se calcula que ha asesinado a más de 30.000 personas, de las cuales la mitad son niños y mujeres. Además del bombardeo constante y la destrucción de la ciudad, incluyendo hospitales, practica un cruel sitio en la Franja de Gaza, donde habitan 2,3 millones de personas, bloqueándoles el agua, los medicamentos, los alimentos y la ayuda humanitaria.

Este accionar recoge el repudio de toda la comunidad internacional. Particularmente la propia comunidad judía que se ha movilizado en distintas ciudades del mundo, y en el propio Israel tratando de poner un freno a la política fascista llevada adelante por Netanyahu y su camarilla reaccionaria. esto los llevó a un aislamiento político que los obligó a una sobreactuación. El 1 de abril de 2024, Israel llevó a cabo un ataque aéreo en el consulado iraní en Damasco, destruyendo la sección consular de la embajada de Irán. En este ataque, siete personas murieron, incluido el asesor militar iraní, el general Mohammad Reza Zahedi. Provocando la reacción de Irán, con el objetivo de volver a recuperar el consenso internacional. A partir de ahí los imperialismo, frente a la justa mesura y pedido de paz de todo el mundo, muestran su cara más hipócrita hablando de paz, cuando auspician la guerra y la tremenda disputa por la región.

¿Qué está en juego en la región?

Más allá de las distintas e históricas  disputas nacionales, democráticas, territoriales y religiosas que caracterizan la región hay que ubicar que lo que verdaderamente está en juego y lo que la pone en el centro de la escena mundial es su ubicación geográfica estratégica, su reserva y producción de petróleo y gas y particularmente su saldo exportable, que convierten a esta zona en  la principal proveedora del mundo de estos productos.

De 41 millones de barriles de petróleo que se exportan en el mundo, aproximadamente 18 millones salen desde los países de medio Oriente, que también exportan un tercio del total del gas del mundo. El canal de Suez, el estrecho de Ormuz y el de Bad el mandeb constituyen los principales puntos de la ruta de circulación de estas mercancías  hacia el mundo. Se garantiza de esta manera que toda esa producción pueda salir de  estos territorios atravesando desde el mar Arábico, los distintos golfos y llegando al Mediterraneo sin tener que dar toda la vuelta por áfrica, con mejores costos y también acortando tiempos de flete.  Sin ninguna duda esta zona constituye la seguridad energética del mundo, de esta manera las energías dejan de ser sólo una mercancía, pasan también a convertirse en un arma. Ninguna guerra puede garantizarse y menos ganarse sin este recurso, desde ahí todos los imperialismos trabajan para su posicionamiento y balcanización de la región en lo táctico y en lo estratégico, desde monitorear los precios, socios comerciales, etc, resquebrajando la soberanía de estos países. Está abierta una disputa encarnizada por quién posee y controla estos recursos y su fuente de abastecimiento.

 

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