País

Argentina se despidió de la Feria del Libro de Frankfurt

Le pasó la posta a Islandia, próximo invitado de honor, en la ceremonia de Kroll. Construimos el pabellón en forma de laberinto para que cada uno, haciendo su camino encontrara la Argentina que todos amamos”, indicó la presidenta de Cofra.

Bajo la invocación a Borges, como puente entre ambos países, Argentina le pasó hoy la posta a Islandia, que será el próximo país invitado de honor en la Feria del Libro de Frankfurt 2011, en la ceremonia del Kroll, desarrollada en ese inmenso laberinto concebido para mostrar nuestra literatura e historia a lo largo de 200 años.

“Quisimos construir este pabellón como un laberinto para que cada uno haciendo su camino encontrara la Argentina que todos amamos”, dijo Magdalena Faillace, presidenta de Cofra (Comité para la participación argentina en Frankfurt), instantes antes de entregar al representante de Islandia el famoso rollo (Kroll).

El Auditorim, uno de los espacios más visitados de la feria por el público alemán que asistió a gran cantidad de mesas redondas desarrolladas con el fondo de un inmenso mural, en el que el dibujante Miguel Repiso (Rep) estuvo trabajando hasta el último minuto incorporando algún otro escritor a ese enjambre literario.

Una gran cantidad de escritores, entre los que se encontraban Osvaldo Bayer, Griselda Gambaro, Mempo Giardinelli, Claudia Piñeiro, Felix Bruzzone, Laura Alcoba, Alan Pauls, Sergio Olguín, Diana Bellesi siguieron el transcurso de la ceremonia mezclados con rostros desconocidos, recién llegados a Frankfurt desde la tierra de los elfos a emprender el mismo camino transitado por la Argentina.

Frente al público se ubicaron los poetas Juan Gelman y su par islandés, Guobergur Bergsson, para leer fragmentos de sus versos,  traducidos luego al alemán por Birgitta Assheuer.

El coordinador Michael Schmith habló de la variedad presentada por Argentina, “con tanto colorido como no se ha visto en ediciones pasadas”.

Y enseguida eligió introducir la figura de Borges para establecer el nexo entre el país del sur que se aleja y el país del norte que llega, ante la complaciente sonrisa de María Kodama, sentada en primera fila.

La proyección de imágenes de Islandia, con la voz de Borges recitando una poesía puso de relieve el amor del autor de “El Aleph” por las sagas nórdicas, y por una geografía barrida por el viento y la nieve.

“La literatura islandesa nació hace siglos y nuestra ignorancia de ella es abismal”, disparó Gelman al comienzo de su discurso, breve y mechado con algunas preguntas del coordinador.

“Borges admiraba la literatura y la lengua islandesa y no es el único poeta fascinado por esa escritura. María Negroni es autora de `Islandia`, un libro que deslumbra a sus lectores”, recordó, además de nombrar más adelante a sus amigos desaparecidos Haroldo Conti, Rodolfo Walsh, Miguel Angel Bustos y Paco Urondo “que cayeron en combate o fueron asesinados en las mesas de tortura”.

Interrogado acerca de los vínculos entre su poesía y su militancia política, Gelman dijo y lo ha repetido más de una vez: “la poesía nace de otro lugar, en mi caso de obsesiones que debo respetar, la vida impone ciertas cosas pero uno no escribe desde ahí”.

¿Que quiere alcanzar con su poema? “Nadie se propone nada con la escritura, lo que sale, sale, el resto es silencio”, sentenció lacónico.

Como contrapunto, Schmith le dio la palabra a Bergsson, que en un castellano aceptable habló de su isla, de un hombre de la Patagonia y dijo saber que una poeta argentina había escrito un libro sobre Islandia. Que trato de contactarse con ella años atrás y nunca pudo.

“En Islandia -relató- no se puede vivir de la literatura, me he dedicado a traducir al castellano y poesía portuguesa. Escribo para la prensa, con dos notas puedo ganar más que con una novela”.

“Si algo aprendí de la literatura sudamericana es a no imitarla, lo que debe hacer un escritor es buscar en su interior, no en los libros de García Marquez”, apuntó ante una pregunta del coordinador.

Luego leyó sus poemas en islandés, mientras los argentinos con caras compungidas se aprestaban para la despedida.

El director de la Feria Juergen Boos destacó el hecho de que Argentina “haya aceptado este desafío y haya puesto en foco su literatura en esta feria”.

“Ha sido una presencia muy conmovedora, fue maravilloso escuchar tantas historias, conocer tantos autores. Estoy triste que se vayan”, dijo frente a una sensación similar transmitida por los argentinos en la ceremonia.

A pesar de que esta es y será una feria de negocios, como recalcaron una y otra vez los editores, “los argentinos lograron que la literatura se asomara entre tantos números”, dijo un alemán sintetizando una opinión generalizada y reflejada en la amplia cobertura que le dio la prensa alemana.

“En el amor se rebela el mejor yo del otro”, dijo Faillace al agradecer la hospitalidad alemana y las instituciones que abrieron sus puertas para exhibir doce muestras: “desde los pueblos originarios hasta el arte contemporáneo”.

Y el Kroll fue a parar a las manos del representante islandés, entre aplausos, sentimientos encontrados y el orgullo por una presentación argentina que no pasó de ninguna manera inadvertida.

Comentarios