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Argentina, laboratorio para un nuevo fascismo: la brutalidad del lenguaje potenciada por la tecnología

Ejército de trolls para estrategias conocidas de deshumanización del adversario definido como enemigo. Simplificación de los conflictos y promoción de la violencia mediante la transmutación del miedo instalado mediáticamente en odio. Un análisis del sociólogo Julio Luna

Por Julio César Luna / Sociólogo

El avance de la ultraderecha en el mundo no es un fenómeno nuevo, pero no por ello menos preocupante. La evolución de la tecnología está moldeando una nueva variante del fascismo y la Argentina es hoy un gran laboratorio de ensayo para ajustar una versión actualizada.

Hoy, particularmente en Argentina, estamos en presencia de una nueva versión de fascismo. Tan peligrosa como lo fue la de Benito Mussolini en Italia. Es por ello que cobra importancia trazar paralelismos con la actualidad de manera de poder evidenciar estas manifestaciones para generar herramientas que nos permitan combatirlo.

El lenguaje como arma

El escritor italiano Antonio Scurati, en su biografía novelada de Mussolini «M. El hijo del siglo», describe un doble juego que lleva adelante el dictador italiano: por una parte, manifiesta de forma muy clara un total desprecio por la democracia, en particular por el Parlamento. Por otra, hace alianzas con políticos, especialmente con los de la antigua
clase liberal.

Asimismo, el haber sido director del periódico Avanti! le dio un plus de conocimiento que le permitió simplificar el lenguaje de manera brutal. Empieza a escribir con frases breves sujeto, verbo, predicado. Cada frase, además, en formato de eslogan y con el protagonismo del “yo”: “yo afirmo”, “yo prometo”, “yo me comprometo”… sin ningún tipo de preocupación porque la relación entre estas frases formen un discurso coherente. Es que lleva ese esquema al lenguaje de la política con la convicción de que las grandes masas no son intelectuales.

Mussolini habla de forma directa, con una prosa replicada en forma de martillo, hecha de promesas cuyo mantenimiento es incierto.

La violencia en primer plano

Cualquier definición de fascismo lo caracteriza como una ideología, un movimiento político y una forma de gobierno de carácter totalitario, antidemocrático, ultranacionalista y de extrema derecha. Sin embargo, ninguna de ellas hace foco en la violencia, que es una de las características sustanciales del fascismo.

Para los antiguos fascistas, la violencia era objeto de culto, de rito. Hay un culto a la violencia y a la muerte. Hoy la violencia está en los medios de comunicación oficialistas y en las redes sociales son moneda corriente.

Hace algunos años, este fenómeno fue caracterizado en el ámbito académico como “terrorismo estocástico”. El concepto refiere a comunicaciones masivas que aunque aisladamente no sean causales de un hecho violento, en conjunto hacen probable su comisión por parte de un “lobo solitario”.

Terrorismo estocástico

Es relevante notar que el terrorista estocástico no es el que finalmente ejerce la violencia, sino quien la promueve.

Juliette Kayyem, asesora del ex presidente estadounidense Barack Obama en materia de seguridad, explica que la demonización de ciertas personas o grupos a través de plataformas comunicacionales tiene el potencial de llevar a actos violentos. Es que los receptores interpretan esos mensajes como un llamado a la violencia direccionada hacia los demonizados.

Sin embargo, la violencia no llega sola. Primero se instala el miedo a través de la persecución y la difusión de listas negras de periodistas, actores, sindicalistas y sujetos sociales de relevancia.

El nuevo ejército opera en las redes

En otros tiempos, la persecución violenta la hacía el Ejército. Hoy, esa tarea de militares la realizan ejércitos de trolls provistos de tecnología informática de última generación. Son los que lanzan escraches en redes sociales, incluso exponiendo datos personales, direcciones y otra información íntima de sus blancos.

Se manipula la opinión pública con “fake news”, tal cual ocurrió en medio de la veda electoral previa a las elecciones legislativas en la Ciudad de Buenos Aires. En plena veda, trolls libertarios difundieron un video falso generado con Inteligencia Artificial que simula una declaración del expresidente Mauricio Macri en la que supuestamente baja la candidatura de Silvia Lospennato y llama a votar al vocero presidencial Manuel Adorni.

Otra herramienta: la deshumanización

Milei y su círculo responden con ataques personales y demonizaciones a todo aquel que los cuestione o que no haga lo que ellos quieran.

Lo hacen, además, con dos de las principales características que destacan de los discursos violentos quienes estudian el terrorismo estocástico.

Una es la deshumanización del adversario. Cuando los congresistas hacen lo que Milei quiere, son héroes. Cuando no, son ratas.

Primero suscita el miedo, pero el miedo es un sentimiento pasivo, reactivo. A continuación, opera un cambio: esa transmutación alquímica del miedo en odio. Debes tener miedo, el invasor no está a las puertas, está ya dentro de nuestro territorio nacional, dice para luego completar: “pero no tengas miedo”, ódiale.

Así, se pasa de un sentimiento pasivo a uno activo. Y agresivo.

La brutalidad

Por otra parte, está la simplificación, la brutalidad del lenguaje. Reduce los problemas, la complejidad política y social a un único problema y sentencia: “No, la realidad no es compleja, es mucho más sencilla”. El enemigo son los “zurdos de mierda”, categoría en la que entra todo lo que no congenia con el oficialismo.

Lo más preocupante del accionar de Milei y sus seguidores es su clara conciencia de los posibles efectos de su agresividad discursiva, que también asustan.

El presidente argentino, volvió a atacar al periodismo de Argentina crítico con su gobierno, tras calificar a trabajadores de prensa como “sicarios con credencial de supuestos periodistas” y considerar que “la gente no los odia lo suficiente”.

Fascismo renovado

Estamos ante una renovada versión de un fascismo que vomita odio, desprecio y crueldad. El nivel de deshumanización política y social sólo tiene un antecedente en el plan económico de la dictadura militar.

Es importante tomar conciencia de la gravedad del momento político que estamos viviendo.