Policiales

Asociación ilícita y lavado

Pillín: apriete a representante de jugadores, el vínculo con Guille Cantero y cheques que llevan a Central

Una de las imputaciones que le hicieron al mandamás de la barra de Rosario Central Andrés Bracamonte giró en torno de una extorsión al representante de Gastón Ávila que según la Fiscalía le cedió el 20 por ciento de las ganancias por temor. A lo que sumó conversaciones que dejaron entrever vínculo con Los Monos


Un apriete a un representante de fútbol por el pase de un jugador para que entregara parte de su ganancia. Unos cheques del club Rosario Central que terminaron en manos del mandamás de la barra brava y una conversación entre dos directivos del club fueron los ejes de una de las imputaciones por extorsión que tuvo como protagonista a Andrés Alejandro Bracamonte, alias Pillín, involucrado en la pesquisa por lavado de dinero y asociación ilícita en vinculación con el jefe de la Uocra Rosario, Carlos Vergara.

El apriete, dice el MPA, se registró a raíz de las tratativas por la venta del defensor canalla Gastón Ávila a Boca. Según la imputación que hizo el fiscal Miguel Moreno la víctima fue obligada, a través de intimidaciones, a entregar a Pillín o Pelado, como de acuerdo con el funcionario también se conoce a Bracamonte, dos de los diez cheques que recibió por su intervención en el pase. El total de ambos cheques emitidos por el club Rosario Central fue de 1.320.060 pesos.

Según la pesquisa, a mediados de 2019 Pillín consiguió el teléfono del representante de Ávila, Jorge Bilicich, y lo citó en un bar céntrico frente a la sede del club. Le dijo que había hecho una recomendación a su favor para que el contrato de venta se celebrara, lo que la Fiscalía entendió como inexistente. Le exigió un porcentaje de pago y a pesar de que el hombre sabía que el mandamás de la barra no había movido contactos para aceitar el contrato de venta del jugador le cedió 20 por ciento de las ganancias por temor, aseguró Moreno.

Para la Fiscalía, la víctima sabía que Bracamonte es el jefe de la barra, conocida como Los Guerreros, del poder que tiene en el ámbito del Ccub y del fútbol, que supo consolidar a través de más de dos décadas y mediante el uso de la fuerza, amenazas y violencia, dijo en la imputación.

La llamada

Dos de los cheques de la transacción quedaron en manos de Pillín y uno de ellos, según la investigación, fue cobrado en mayo del 2020 por el hijo de Bracamonte, homónimo de Pillín, quien se presentó en el club y lo cambió por dinero en efectivo. El cheque era de pago diferido y estaba cruzado, contó la Fiscalía, que acompañó este dato con una comunicación telefónica de agosto del 2020, entre dos altos directivos de Rosario Central que tenían los teléfonos intervenidos en aquel entonces. Y que según la Fiscalía también fueron víctimas de Bracamonte.

Directivo 1: Es importante que firme Bilicich.
Directivo 2: Si si ya sé… yo la vi.
Directivo 1: Es fundamental… porque claro, yo recién hablaba con ADRIÁN… ponele… ¿qué le voy a decir? Que ese cheque lo tiene la barra, que nos lo da la barra para cobrar porque nos aprietan. Si yo digo eso, vamos a tener tiros en nuestras casas, nos cagan a tiros.
Directivo 2: Es así… es así.
Directivo 1: Es más… ANDRÉS está durmiendo en la celda con el MONO… con los MONOS… con el CANTERO.
Directivo 2: Sí, sí.
Directivo 1: Por eso… tenemos que decirle a Bi… aparte…le, le… eso le sirve más a Bilicich, porque por lo menos explica un solo cheque, me entendés?
Directivo 2: Sí, a él le conviene.

Para la Fiscalía, decir el motivo real por el que el representante entregó los cheques podría implicar serios problemas para la víctima, que decidió omitirlos por miedo, porque si Bracamonte es capaz de “apretar” a los dirigentes de un club de Primera División como lo es Rosario Central, un club que tiene más de 40.000 socios, con predios equipados como pocos equipos de la Argentina, mucho más fácil le resultará a Bracamonte “apretar” y doblegar a un representante a su voluntad, sin necesidad de amenaza alguna, bastando con la simple exigencia, dijo en la imputación.

Y agregó que un informe penitenciario de la cárcel de Piñero confirma que Bracamonte ingresó a este Complejo Penitenciario en junio de 2020, cuando fue preso algunos días en la causa original por lavado, y habitó en el pabellón 25 donde estaba Ariel Máximo Cantero.

El otro cheque fue encontrado en la casa de Bracamonte en el barrio privado Los Álamos en Ibarlucea.

El vínculo Pillín-Cantero

Según la investigación fiscal, del resultado de las intervenciones telefónicas surgió que “Ariel Máximo Cantero, alias Guille, desde su lugar de detención determina a los jefes de la barra de NOB, y además tiene llegada al jefe de la barrabrava de Central, Andrés Bracamonte, y recurre a él en determinadas situaciones. Así, en el marco de los episodios de coacción contra el sindicato de taxis, en una de las conversaciones, Morel (sería Fernando Morel, alias Enano, un alfil de Los Monos originario de barrio Tablada) le comentó a Cantero que los taxistas estaban haciendo una manifestación en el Consejo Municipal de Rosario, y que había bombos que él creía que pertenecían a la barra de NOB, y que a su vez había un “GORDO” de Central que “anda con el PELADO”, “con el PILLÍN”…

En otra llamada Cantero se comunicó con Maximiliano “Cachete” Díaz (condenado por el crimen en el casino City Center y cuyo celular disparó la pesquisa por juego clandestino que derivó en la eyección del jefe de los fiscales rosarinos Patricio Serjal), donde le pregunta por los bombos que se usaron en el sindicato de taxistas y le dijo que le mande “el video a Mario para ver si juna a “ese de Central, que él lo va a hacer retar por el Pelado…”, dice la imputación.

La Fiscalía dijo que es de público conocimiento que Andrés Bracamonte, alias Pillín, encabeza desde el año 2002 la barra del Club Atlético Rosario Central, y durante su liderazgo atravesó numerosos episodios de violencia. Del material resultante de las escuchas telefónicas, se advierte una presunta colaboración entre los jefes barras, y supone un acuerdo, al menos tácito, de no meterse en los negocios o asuntos de cada barra.

Los cheques de Central

Durante el allanamiento a la casa de Pillín en abril pasado se encontraron además de una fuerte suma de dinero varios cheques, entre ellos uno dirigido a la firma Vanefra y otro a Ruffino SAS; en ambas aparece Bracamonte como socio, en la última con Sergio Quiroga, quien es intendente del estadio de Rosario Central, dice la imputación.

A lo que agregaron que según la defensa de Bracamonte del total de 925.890 de ventas netas informadas durante el semestre septiembre 2019-febrero 2020, el 87 por ciento de esas ventas fueron facturados a nombre del Club Atlético Rosario Central. De manera que resulta al menos sospechoso que el jefe de la barra brava junto al intendente del Estadio del Club crearon una empresa, en que la mayoría de la facturación está dirigida a su principal cliente es el club, dijo el fiscal.

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