El Hincha

Liga de Fútbol Profesional

Apareció Scocco en el final y Newell’s se trepó a la punta en soledad

Con Nacho y Maxi en cancha, la Lepra terminó el partido en campo rival, y consumó otro triunfo que lo fortalece en el Coloso y lo hace temible. Tres jugados, tres ganados, mejor previa de cara el Clásico no se consigue.

Fotos: Franco Trovato Fuoco

Ganó Newell’s en el Coloso. La frase empieza a repetirse y no es casualidad. La Lepra consiguió una festejada victoria sobre el final, y ocurrió porque más allá de errores y virtudes, este equipo de Gamboa tiene ambición, confía en poder ganar. Y cuando uno desea mucho algo, muchas veces sucede.

Por eso Garro fue a buscar una pelota rebotada tras un córner, y Scocco la empujó al gol. Justo Nacho, ese que parece renacer en este ciclo, porque todavía tiene mucho para dar. Y van tres partidos en casa, y fueron tres victorias. Como para esperanzar a cualquiera, muchos más cuando en el horizonte cercano, el próximo cruce en el Coloso será frente a Central.

El partido enseguida mostró su menú. Newell’s propuso tenencia, subida constante de laterales, en especial Compagnucci, y mucho rigor para recuperar la pelota. Platense, en cambio, armó una doble muralla alrededor del área propia y se propuso aguantar el cero como fuera, sin sonrojarse si había que cometer falta o reventar la pelota al cielo.
La sensación era clara, iba a haber partido hasta que Newell’s vulnerara el arco calamar.

Y eso no sucedió en la primera etapa, en parte por cuatro atajadas de De Olivera y también porque los asistidores, esos que ponen a un jugador de cara al gol, parecían amigados con la imprecisión. Castro no encontraba la pelota, Giani se excedía en los bamboleos del cuerpo y terminaba trastabillando al momento de lastimar, y las proyecciones constantes de los laterales no terminaban en jugadas de gol, salvo un remate de Compagnucci al ángulo que rechazó De Olivera.

La tabla de merecimientos ponía a Newell’s como candidato a ganar el partido, pero para que eso sucediera, hacía falta más que buenas intenciones. Y con ese desafío salió a jugar la Lepra el complemento.

La segunda parte sorprendió a todos. Newell’s se descompensó a partir de la ansiedad por ganar. Y tanto apuro se trans-formó en chances claras para el rival. ¿Cómo lastimó Platense? Sencillo, pelotazo largo a correr. Y en ese escenario, Mansilla y Curuchet tenían ventaja sobre Lema y Facundo Mansilla. Y llegaron las chances de la visita, y fueron muy claras. Primero Tijanovich reventó el travesaño; enseguida Aguerre se jugó la vida contra Mansilla y en el rebote derivó en Curuchet y el ex Colón, con arco libre, tiró de emboquillada desviado, como si los hinchas desde sus hogares hubieran corrido el arco. Hubo una más, remate de Mansilla y gran respuesta de Aguerre.

El partido se quebró. Platense se ánimo, entendió que podía ganarlo, y salió de la cueva. Y los técnicos llenaron la cancha de rapiditos, Tissera y Marcioni por la visita, Garro y Comba por la Lepra. Y de tanto fallar Castro, Gamboa mandó a la cancha a Maxi, apostando a su magia.

El partido enloqueció. Estaba para cualquiera. Newell’s trastabillaba en defensa, y Platense, por animarse, dejó de proteger a De Olivera.

Y llegó el momento mágico de la noche, ese que parece iluminar siempre al equipo de Gamboa cuando juega en el Coloso. La Lepra había tirado mil centros, todos erróneos. Pero tuvo uno más, y fue el del triunfo. Varios buscaron cabecear, la pelota quedó viva en el área, y Garro fue con fe para darle valor a ese rebote y Nacho, adelantado si hubiera VAR, la empujó al gol. Poco le importó a Scocco si estaba habilitado o no, fue grito desenfrenado, festejo interminable.

 

Concretar la victoria fue simple, con Nacho y Maxi adentro, Newell’s terminó el partido en campo rival, y consumó un triunfo que lo fortalece en el Coloso y lo hace temible. Tres jugados, tres ganados, mejor previa de cara el Clásico no se consigue.

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