El carrito de comidas rápidas de la familia de Jonatan Herrera apareció este miércoles, un día después de que difundieran su robo en distintos medios de comunicación de la ciudad para poder encontrarlo.
“Apareció el carrito! Gracias a todes por la ayuda! Nos vemos en la reinauguración”, escribió en redes sociales Julieta, una de las hermanas del joven asesinado por policías hace ocho años en zona sur.
El martes, Julieta había pedido difusión del robo del carrito tras su desaparición del parque Alem, a metros del shopping Portal Rosario. La joven contó que era la única fuente de ingreso de su mamá y que además de la carrocería se habían llevaron muchos elementos de valor que había en el interior como heladera, freezer, panchera, horno, freidora, sillas y mesa.
También aclaró que no lo estaban abriendo por encontrarse en trámite un pedido de traslado para habilitar su explotación en zona sur, más cerca de donde viven.
“No lo estábamos abriendo, esperábamos que nos habiliten el pedido de trasladado a otro lugar más cerca de donde vivimos para poder sostenerlo. No tenemos vehículo y teníamos todos los días dos horas de colectivo, en un lugar sin baño ni condiciones para estar”, contó Julieta quien dijo que se les dificultó sostenerlo porque la venta tampoco era tan buena con tantos carritos en el lugar y se quedaron sin plata para comprar insumos.
Tras denunciar su robo, la familia estaba a la espera de que los investigadores revisen las cámaras de seguridad municipales. Al parecer, las mismas fueron de utilidad para encontrarlo, aunque no se difundió dónde apareció ni quién se lo había llevado. El rostro de Joni y su nombre pintado con letras grandes eran parte de la decoración “inconfundible” del puesto, que ahora la familia espera poder habilitar en un lugar donde se les haga posible trabajarlo.
La familia de Jonatan Herrera perdió su única fuente de trabajo: un carrito de comidas rápidas
Este mes se cumplieron ocho años del asesinato de Joni. Tenía 23 años y un hijo pequeño. Ese 4 de enero de 2015 se encontraba en la puerta de su casa de zona sur lavando el auto en la vereda. Los policías que lo fusilaron dispararon más de 50 veces en la injustificable persecución de un ladrón cuando ya estaba reducido en el piso con un tiro en la pierna.
Además de esa pérdida irreparable, su familia tuvo que sortear innumerables situaciones de violencia y amenazas para conseguir justicia. Algo que llegó hace tan solo tres meses, con la condena a 17 años de prisión de uno de los agentes que más veces gatilló.
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