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Aparecen los productos o se cae el acuerdo, dijo Moreno

Moreno armó el acuerdo, le hicieron trampa y se enojó: llamó a uno por uno de los empresarios firmantes y los amonestó.

Guillermo Moreno les dio, personalmente y vía telefónica, un ultimatum a los supermercadistas: o el congelamiento de precios se cumple, incluyendo la cláusula del “Sí o Sí”, o comienzan las represalias. Éstas incluyen la aplicación de la ley de Defensa del Consumidor, que incluye multas de hasta 5 millones de pesos y/o las clausuras de los locales.

Pero además, el secretario de Comercio Interior tiene en carpeta un castigo aún peor: dar por terminado el acuerdo por el cual los privados tenían la posibilidad de subir, con prudencia, los precios de todos los productos que no integran el listado. La amenaza morenista, con voz implacable como pocas veces, sonó temprano en cada uno de los supermercadistas que cerraron en nombre de sus empresas el acuerdo que debía comenzar el sábado pasado y que hacia el domingo estaba languideciendo, al menos en la disponibilidad de productos en las góndolas. De las filípicas del secretario sólo se salvó Coto, que según sus informantes fue el que mejor cumplió la promesa de los privados.

La principal queja del secretario fue la falta de artículos básicos como harinas, azúcar, yerba, aceites, frutas y verduras; ya en el primer fin de semana de vigencia del acuerdo. Más que esto, el hecho de no haber cumplido los supermercadistas con la promesa de reemplazar por otro producto igual o mejor cada faltante. Se trata de la cláusula “Sí o Sí”, que implica la obligación de los privados de tener siempre disponible en las góndolas el artículo comprometido en el acuerdo, y si es con una marca aún mejor que la pactada, bienvenido sea. Bajo esta premisa, Moreno incluso aceptó que el listado esté lejos de ser una representación de la canasta básica de alimentos y bebidas que necesita un argentino para no caer en la pobreza, y que incluya artículos como desodorantes, aceitunas, ceras depilatorias, palitos salados, panceta, carbón y cremas antiage. Pero el hecho es que el acuerdo no se cumplió y abundaron las fotos de los faltantes.

Anteayer las cadenas de supermercados admitieron su “error” públicamente y ensayaron una disculpa técnica. El director ejecutivo de la Asociación Supermercados Unidos, Juan Vasco Martínez, señaló que algunas cadenas han aplicado “medidas de racionalización” sobre determinados productos con precios congelados, ante el elevado nivel de demanda. “Faltantes no hay”, dijo el empresario, que reconoció que “hay tracción muy fuerte de la demanda sobre determinados productos que causa que se tenga que limitar alguna compra”. El empresario afirmó que muchos de los artículos acordados están dentro de las existencias de los supermercados, pero al ver la alta demanda del fin de semana, eligieron comenzar una etapa de racionalización en la distribución para que continúen las existencias en los próximos días.

Los privados anticipan que en realidad el problema es que los fabricantes no aumentaron la distribución de los productos que están dentro del acuerdo, con lo que de continuar la tendencia que se vivió hasta el domingo por la mañana, esta misma semana los bienes con precio congelado se habrían terminado.

La explicación de los supermercados apuntaba a la necesidad de ir racionalizando los productos garantizando que todos los días algunas unidades estén disponibles hasta octubre. Fue el momento donde Moreno estalló. El secretario reclamó abiertamente, incluyendo algún que otro insulto, que los productos estén y que si no lo pueden conseguir los privados tendrán que poner a disponibilidad de los clientes y al precio acordado sus sustitutos premium.

Mientras tanto también el gobierno notó cómo la otra pata del acuerdo, el aumento del resto de los 10.000 productos en exhibición, continuaron la tendencia remarcadora, con ajustes que ya llegan al 10 por ciento desde la salida del congelamiento que comenzó en febrero. Si se tiene en cuenta que antes del inicio de ese pacto Moreno autorizó otras subas similares, muchos de los alimentos, bebidas, artículos de consumo masivo, limpieza y tocador, ya subieron este año los precios en más de 20 por ciento cuando para todo el año la inflación se estima en un 25 por ciento real máximo.

Los mayores incrementos de los últimos días se dieron en los lácteos y de los productos de limpieza, en especial los de papel, como los rollos de cocina o el de uso higiénico, así como los de perfumería. En muchos casos, a los empleados se les liquidaron horas extras desde el viernes para dedicar parte del horario fuera del atención al público a físicamente agotadoras remarcaciones.

Según Vasco Martínez, “los niveles de cumplimiento del acuerdo de precios son bastante elevados, pero hay que contar que siempre cuesta encarrilar un poquito las cosas” y “puede haber unos pequeños desajustes, pero no estamos en una situación para nada desfavorable para la altura del arranque del acuerdo”.

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