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“Ante la duda hay que intervenir”

Por Laura Hintze. La Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes cumplió su primer año. Su titular, Analía Colombo, destacó que de los casos que llegan al área los que más se repiten son los de violencia intrafamiliar. Bullying y maltrato de género también están en escena.


colombo-dentroEn su primer año, la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes de la provincia de Santa Fe atendió 260 casos, de los cuales 160 correspondieron sólo a la delegación Rosario. La mayoría de las actuaciones fueron por casos de violencia intrafamiliar, que incluyen maltrato físico y psíquico. Sin embargo, no se quedan atrás denuncias por bullying y discriminación de género. Y aquellas situaciones que se generan por el propio desconocimiento de los derechos que existen. Celebrando el aniversario de esta nueva institución, la ombudswoman, Analía Colombo, instó a difundir la existencia de este espacio que calificó como “facilitador, articulador y alivianador” y al que le adjudicó dos consignas: “Ante la duda intervenir”, y “La Defe te escucha”. Para estos primeros dos meses de 2013, ya son más de 50 casos recibidos.

Puesta en funcionamiento a principios del año pasado, la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes trabajó, en su primer año, 260 casos, de los cuales 160 correspondieron a Rosario. En su gran mayoría, se relacionan con la vulneración del Derecho a la Integridad, derecho relacionado con la protección integral y que atañe a aquellos casos donde se ponen en riesgo o se atenta contra la integridad física y psíquica. El segundo derecho más violentado es el derecho a la Convivencia Familiar y Comunitaria, que dicta la necesidad de preservar los vínculos familiares y comunitarios de las niñas, niños y adolescentes, prevaleciendo siempre el interés superior del niño. Y en ese sentido, cabe destacar que, según relevó Unicef Argentina, los motivos por los cuales las niñas, niños y adolescentes son separados de su núcleo familiar y/o comunitario radican principalmente en casos de maltrato infantil y abuso sexual.

Poco después de que, a principios de 2012, el gobernador Antonio Bonfatti anunciara la creación de la Defensoría de Niñas, Niños y Adolescentes, Analía Colombo recibió a El Ciudadano. En ese momento, tenía apenas designada una oficina diminuta en la Defensoría del Pueblo de pasaje Álvarez 1516. La institución no existía en absoluto. Tuvieron que crearse cargos, roles, normas de convivencia, metas, desafíos, consignas. Fueron meses no sólo de trabajo concreto con las funciones que le corresponden a la Defensoría, sino también de creación de una estructura orgánica. En estos últimos días, Analía Colombo lució cansada pero radiante en la sede propia del órgano, donde aún hay albañiles dejando el lugar a tono. Al momento, son cerca de 18 las personas que trabajan en la Defensoría y los espacios están divididos para que trabajen tranquilos. La diferencia es notable.

“No es fácil ser ombudsman de la niñez, pero es muy lindo. Yo lo elegí y lo volvería a elegir”, manifestó Colombo. “La tarea de control no está bien vista y nosotros tenemos que articular y combinar con los distintos actores del sistema. Entendemos nuestro rol como facilitador, articulador y alivianador. Mucha gente que viene por lo general ya pasó por muchos lugares y no tiene respuestas. Como Estado hay que hacér un ejercicio, porque no podes pedirle a la gente una respuesta que no tiene. Se la tenés que dar vos”, añadió.

La Defensoría de la Niñez de Santa Fe forma parte de la Asociación de Defensores del Pueblo de la República Argentina, y Analía Colombo coordina la red de niñez de la Asociación. Cabe destacar que el rol de Colombo es único en el país: no existe otro ombudsman ombudswoman trabajando exclusivamente en la infancia. “En Iberoamérica hay conciencia sobre la necesidad de esta presencia, pero Argentina espera. Los niños tienen que ser más escuchados”, señaló la defensora. En ese sentido, cabe destacar que entre los principales ejes a fortalecer este año está el de instalar la Defensoría como un lugar de referencia. “Este año esperamos trabajar fuertemente con los colegios. La escuela tiene que hacer más esfuerzo en las advertencias de los chicos: promocionando derechos, explicando cómo se debe ser tratado, cómo se debe vivir. Y es que muchas veces no saben cuáles son sus derechos. También queremos garantizar el acceso a la justicia: en la provincia no hay abogados del niño”, señaló.

La Defensoría cuenta, por un lado, con un área de Atención Integral, la que propiamente recibe la queja y también trabaja de oficio, que atiende los casos, los sigue hasta su resolución, continúa el contacto y asesora. Pero además de recibir denuncias y articular, la Defensoría es un órgano de control del poder ejecutivo provincial, a fin de tener un impacto en la toma de decisiones de políticas públicas. “Si bien nuestra tarea más importante y cotidiana es con la Subsecretaría de Niñez y Familia, tenemos incidencia sobre otras áreas, como Educación, Salud o Justicia y Derechos Humanos. No es fácil trabajar con el Estado. Nosotros somos el control, el monitoreo, la supervisión: somos los malos del Estado. Tratamos de ser amables, pero fuertes. No son fáciles las respuestas; y nos costó mucho tiempo tener diálogo fluido con algunas reparticiones del Estado. Sin embargo, tengo una facultad por ley que es la de velar por los derechos consagrados. En esa misión, el límite puede no ser claro y la impronta de la Defensoría es, ante la duda, intervenir”.

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