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Animales exóticos como mascotas, una mala idea

Rescataron 400 de cautiverios domésticos y de zoológicos privados durante 2009 y 2010. Un daño a la salud pública

Por: Agustín Aranda
Cerca de 400 animales exóticos y silvestres fueron rescatados del cautiverio doméstico y zoológicos privados durante 2009 y lo que va del 2010 en la provincia de Santa Fe. La gran mayoría son aves, tortugas de tierra, monos carayá y gatos monteses. De acuerdo a los especialistas, la práctica cultural de tener este tipo de especímenes como mascota nutre al tercer mercado ilegal del mundo, después de las drogas y las armas, en cuanto a cantidad de dinero involucrado. Según evaluaron los especialistas, el comercio ilegal de especies prohibidas se redujo desde el 2004 hasta hoy en un 40 por ciento y según explican habría unos 600 negocios en los que se comercializan.

De acuerdo a los datos aportados por la Granja Experimental La Esmeralda, un espacio que depende de la Dirección General de Ecología del Ministerio de la Producción de la provincia, de los animales decomisados por fauna y aquellos que fueron rescatados en la vía publica y entregados por los propios “dueños” durante el 2009 y lo que va del corriente año, se destacan tortugas de tierra, aves silvestres y exóticas –paraguayitos, corbatitas, cardenales de copete rojo, loros habladores– monos carayá, gatos monteses, zorros y pumas.

El podio lo lideran las tortugas de tierra (107), al que le siguen las aves paraguayito (67), corbatitas (56), cardenales copete rojo (55) y loros habladores (42). Por otro lado, la nómina cuenta también con 7 monos carayá, 4 gatos monteses, 4 zorros pampa y 2 pumas. Entre las rarezas de la lista se encuentran innumerables aves como el halcón colorado y el tucán grande, y hasta una nutria. De acuerdo al informe, los animales permanecen de forma temporal en la Estación Zoológica Experimental, Granja La Esmeralda, hasta su liberación cuando sea factible.

Responsabilidad del Estado

Con el cambio de gobierno provincial, la tarea de rescate y fiscalización de los animales silvestres y exóticos recuperados pasó de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable a la Dirección General de Ecología y Protección de Fauna del Ministerio de la Producción. La misma trabaja asistida por personal del Colegio de Veterinarios y del Imusa, además de otros organismos no gubernamentales que luchan contra la red de tráfico a nivel nacional. En diálogo con El Ciudadano, la titular del Imusa, Diana Bonifacio, relató que han colaborado con la repartición provincial alojando víboras, yacarés y loros de forma transitoria por dos razones, infraestructura –preparada sólo para el cuidado de perros y gatos– y superpoblación de fauna urbana. “Hace dos años rescatamos una boa constrictora –víbora que ataca con su musculatura– de un metro y medio en barrio Parque. Se le había escapado a alguien que la tenía como mascota. Le tuvimos que pedir de forma urgente a la provincia que la reubiquen, porque se estaba lastimando con la jaula”, graficó Bonifacio.

Sin embargo, la realidad es que el tráfico de animales no es una actividad perseguida por el Estado, muchas veces debido al poco presupuesto y/o preocupación por la problemática.

Los especialistas coinciden en que deben aumentarse los controles en rutas, dado que estos animales enjaulados son escondidos en dobles fondos de baúles particulares o tapas ciegas, ocasionando la mayoría de las veces la muerte de los propios animales por falta de aire o agua. Y, por otro lado, sostienen que se debería desalentar la apropiación por parte de los ciudadanos de las “mascotas exóticas” que muchos buscan tener en su casa.

María Esther Linaro, directora de la reserva Mundo Aparte, ubicada en Sorrento al 1500, donde se reubicaron parte de los animales del antiguo zoológico municipal, expresó que “si bien puede allanarse un comercio o una casa particular, se necesita de una serie de elementos básicos para asegurar el bienestar del animal retirado”, y agregó: “Debemos ser tan ágiles y eficaces como los traficantes para la defensa del recurso natural. No podés sacarle al tipo una cantidad de animales y después no saber qué hacer”.

Salud pública y animal

Los animales silvestres y exóticos utilizados como mascotas dañan la salud pública y la de las propias especies que se comercializan. Alejandro Tracchia, médico veterinario y referente en la materia, dialogó con El Ciudadano desde Iguazú, donde asistió a un congreso sobre zoonosis, es decir, toda enfermedad que se transmite entre diversas especies animales y también afecta al hombre. “Uno de los puntos más preocupantes es el contacto directo entre el hombre y la pseudomascota –ver aparte– que puede derivar en distintas enfermedades como virales, bacterianas, parasitarias, fúngicas, entre otras”, explicó Tracchia. En sintonía, Mirta D’Angelo, representante del Colegio de Veterinarios de la Segunda Circunscripción en Rosario, explicó que la prohibición de comercializar y tener animales exóticos o silvestres no se basa en un capricho sino en el peligro que representan para la salud del dueño. “Son animales portadores de enfermedades que pueden afectar la salud pública. Ha habido casos de ancianos que sin saberlo han adquirido loritos y se contagiaron psitacosis, que ataca el sistema nerviosos y respiratorio”, puntualizó D’Angelo que trabaja con la Dirección de Fauna de la provincia en la inspección de las mascoterías.

Con respecto a las consecuencias de estas prácticas culturales sobre los animales se destaca el impacto negativo en la vida de una especie. “Casos tan típicos como la comercialización y tenencia de tortugas de tierra–una de las especies en peligro de extinción– diezman la población mundial de este especie”, explicó Linaro. Al respecto, la titular del Imusa, Diana Bonifacio dijo: “Un animal que es sacado de su hábitat no puede reinsertarse. Si uno explica que es posible reinsertarlo está motivando que las personas piensen en que pueden deshacerse del bicho cuando se cansen de él”. De acuerdo a Bonifacio, la reinserción del animal no es posible dado que vuelve al hábitat despojado de instintos agresivos como cazar y defensivos como huir ante un peligro.

Animales sin miedo

“Un mono carayá pierde el miedo al humano. Entonces el cazador le puede parecer un amigo”, sostuvo. A modo de ejemplo, Linaro recordó: “Yo cuido a Zeus, un puma al que a los 3 meses de edad le sacaron las garras delanteras y le limaron los colmillos por razones de seguridad, según los dueños. Ya tiene 16 años y continúa bajo nuestro cuidado porque no podemos reinsertarlo a su hábitat natural. ¿Cómo cazaría? ¿Cómo se defendería?”.  A su vez, desde la Agrupación Protectora de Animales, Rosalía Aurascoff aseguró: “Es uno de los tráficos más terribles, no sólo por las condiciones de vida para los animales sino porque en su captura se descompone todo el núcleo familiar, acelerando su extinción”.

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