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Amar nuestra realidad

Por Pamela Bailo Giordana

Sigo escuchando dos frases en concreto que se manifiestan de manera recurrente: “eliminar el ego”, “correr la mente de lugar”. Y simplemente ante la insistencia en esto me remito a algo de lo que necesitamos liberarnos como humanidad íntegra: el dogma.

¿Y qué es, específicamente, un dogma? Prefiero recurrir a quienes se especializan en esta área del conocimiento, y la Real Academia Española dice lo siguiente: 1. Proposición que se asienta por firme y cierta y como principio innegable de una ciencia. 2. Fundamento o puntos capitales de todo sistema, ciencia, doctrina o religión.

De alguna manera esto me conlleva a un término intenso: absolutismo. No veo en este tipo de “espiritualidad” la diferencia con un dogma, con mandatos a cumplir, por supuesto impuestos y autoimpuestos.

Esto sigue invitando a que rechacemos partes que nos componen, nos pertenecen y nos conforman.

¿Y qué es realmente el ego?, ¿y qué es la mente? (hablamos de la mente inferior o superior, acaso ambas).

Insisto en que aprendamos y lo antes posible a amarnos en totalidad; de lo contrario, hagamos quirófano cósmico y tajemos el Ser pero con palabras más lindas…

La espiritualidad es, justamente, ser habitados por nuestra Alma en constante conexión con el Gran Espíritu, la Fuente, el Todo.

Pero vayamos paso a paso, para que nuestra Alma habite este cuerpo físico que también somos, es necesario que seamos íntegros: integremos mente y corazón.

Corriendo la mente de lugar sólo le damos paso a que actúe por sí solo nuestro cuerpo emocional, cuyo resultado es la impulsividad sin reflexión (esto también conforma al “ego”).

Funcionando sólo en el cuerpo mental, anulamos la sensación de la emocionalidad y vivimos la vida como resultado en estados rígidos y sin la variable constante: el cambio (más “ego”). “Destruir al ego” significa entonces que matemos algunas de nuestras partes o ambas.

¿En dónde habita nuestra Alma entonces para cumplir su/nuestro plan de vida?

El ego es nuestro reservorio de mecanismos de defensas… a todos estos componentes que aprendí(mos) como humana, tanto generacionalmente como en vidas y vidas me propuse hace algunos años: amarlos. Comencé a observarlos fuera y dentro de mí, y pude ver la luz del caudal de sabiduría que contienen, allí latente y aguardando ser descubierta.

Y también comprendí que es imposible destruir la magnanimidad y plan perfecto que la Fuente ha creado.

Y, así, con la constancia en el proceso, pude sentir a mi Alma habitarme. Y sólo sucedió cuando integré todos mis aspectos.

Hay una gran tendencia a hacer de la espiritualidad, religión; de los rituales, dogmas; y de los pensamientos, mandatos. Y si esto sucede es porque lo seguimos convocando desde un inconsciente sin iluminar, desde la búsqueda de una maestría puesta afuera (el maestro es sólo el otro), desde un consumo exagerado de conocimientos sin ser transformados en sabiduría, desde no vivir las emociones en el cuerpo físico…

Entonces, ¿estamos acaso reemplazando las caretas de la personalidad por caretas de espiritualidades variadas con diferentes rótulos?

La Energía es una sola. Utilicemos la inteligencia de la mente superior a través de la que la Sabiduría Superior nos habla y decodifiquemos su mensaje amando nuestra totalidad, porque así y sólo así: amando nuestra realidad la volvemos propia y la podemos modificar con el Poder Divino que todos traemos dentro.

(*)www.pamelabailogiordana.com

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