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Almudena Grande en la Feria del Libro

La destacada escritora española participa de la Feria del Libro adelantando su novela "Inés  y la alegría". Grandes trabaja en "Episodios de una guerra interminable" que es una proyecto de seis volúmenes sobre la historia del siglo XX.

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“La soledad es la grandeza y la miseria del oficio de escritor”, dice la española Almudena Grandes, de visita en Argentina con motivo de la 36 Feria del Libro, donde adelantará su nuevo trabajo, “Inés y la alegría”, la novela que se editará en octubre en el país.

“Inés y la alegría” será publicada por el sello Tusquets un mes después de su lanzamiento en España, como parte de la primera entrega de un proyecto “bastante complicado” de seis volúmenes que mantendrá ocupada a su autora “al menos hasta 2016”, según adelanta en diálogo con Télam.

La colección se llamará “Episodios de una guerra interminable” y contará con dos novelas sobre la guerrilla en el franquismo, otro par sobre la clandestinidad, una sobre los años 50 y otra del 60, enumera la escritora que mañana a las 20.30 disertará en la sala Victoria Ocampo de La Rural.

“Serán como los episodios nacionales de Benito Pérez Galdós pero del siglo XX -explica Grandes- Novelas sobre la resistencia de la dictadura contadas desde ángulos diferentes, entre 1939 y 1964, el año en que el régimen anunció los 25 años de paz”.

“Me hubiera gustado titularla `Nuevos episodios nacionales´ pero Franco ya se encargó del adjetivo `nacional´ y, claro, está muy desvirtuado ahora mismo en España”, ironiza.

Cada libro será independiente de los demás aunque los personajes se cruzarán de una novela a otra y, los que son secundarios en una son protagonistas en otra “tejiendo una red en la que todos tienen algún punto de contacto”.

“Inés y la alegría” cuenta un hecho casi desconocido: la invasión frustrada que en octubre de 1944, seis meses antes de la caída de Hitler, protagonizaron en el Valle de Arán ocho mil guerrilleros españoles que se encontraban luchando contra los nazis en el sur de Francia y decidieron crearle un paso a los aliados.

La colección llega tres años después de “El corazón helado” -la gesta que narra las consecuencias de la Guerra Civil Española en esa sociedad a través de la vida familiar de tres generaciones- y continúa el camino trazado por la novela que le “significó el desembarco en la madurez”.

El trabajo emprendido desde entonces “es una manera de vivir. Hace ocho años que sólo leo sobre esto y siento que me he ido a vivir a otra época. A mí me encanta, porque me gusta la cápsula de escribir en casa y esto me lo garantiza por mucho tiempo”, sonríe.

Estos temas la “afectaron mucho” porque la obligaron a indagar sobre sí misma y su país: “Ese tipo de indagación está vinculada a una edad propia de la madurez -remarca y exclama- íHombre, alguna ventaja tenía que tener cumplir años aparte de hacernos viejos!”.

“Esa es una de las ventajas de este oficio, somos jóvenes mucho tiempo, da gusto”, celebra esta morena que se declara “fan” de Marcelo Birmajer; “gratamente sorprendida” con la novela “Las viudas de los jueves”, de Claudia Piñeiro, y defensora “hasta el final” de “Oscura y monótona sangre”, de su amigo Sergio Olguín.

Todos representantes de “una potente literatura” que integran también escritores de su edad, ya que ella nació en 1960 y  “recuperó la vitalidad e intensidad latinoamericana desligada del Boom”.

“Lo que está pasando ahora mismo en Argentina es que experiencias fascinantes como la precariedad económica de fin de siglo se están pudiendo novelar. Ya pasó el tiempo necesario para que los narradores puedan contar cosas como el corralito”, consigna.

“El tiempo para la literatura es fundamental porque los seres humanos somos tiempo y la literatura tiene que ver con el hombre”, sentencia.

A su entender, “las situaciones que no abren heridas se pueden novelar más rápidamente, el necesario para elaborar el dolor. Incluso las anécdotas pequeñas necesitan sedimentar para ser contadas, porque la literatura es reflexiva y a la experiencia debes recrearla para contarla, algo que logras con la distancia que te otorga el tiempo”.

Grandes postula que “la narrativa es una de esas cosas que no se mueve nunca del sitio porque los seres humanos necesitan historias para vivir y lo que siempre funciona en la novela es la historia, no la manera de contarla”.

Aunque, considerando que “la posmodernidad tiene la confusión como norma y que los escritores ahora mezclamos todo -géneros, estilos, puntos de vista, ficción, no ficción- el camino de la novela es la experimentación en el argumento”, aventura.

Esta madrileña, a quien el único libro que le interesa escribir es el que a ella misma le gustaría leer, advierte que, sobre un tip del novelista, no distinguir entre la obra y la propia vida: “Algo curioso me pasa a veces, vivo algo y digo `esto ya me pasó`, pero no lo he vivido yo sino uno de mis personajes”.

“Escritores hay muchos distintos pero tenemos algunos rasgos en común: somos abstraídos, ego maníacos y muy vulnerables. Esto  es  porque estamos solos durante mucho tiempo, trabajando sin ningún referente exterior con algo que no existe”, continúa.

 “Una novela es una especie de cosa magmática con la que te encuentras a solas durante años hasta que no la terminas, por eso digo que la soledad es la grandeza y la miseria de mi oficio, lo primero que hay que aprender para escribir una novela es a  gestionar la soledad”, concluye.

(Télam, por Dolores Pruneda Paz).-

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