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Almacenes más antiguos de Rosario: Pompeo y Campodónico, sus nombres aún resuenan

Uno estaba en Sarmiento y Mendoza  y el otro en Rioja y Paraguay. Sus edificios son patrimonio histórico de la ciudad

Por Ana C. Berdicever

Con mercaderías de todo tipo, productos selectos y únicos, negocios manejados y atendidos por sus dueños, marcaron la historia de Rosario y fueron testigos de la dedicación al trabajo y la atención de los viejos habitantes de la ciudad.

El 14 de diciembre de 1867 abrió sus puertas uno de los almacenes más antiguos de Rosario: Pompeo.  Años después, un inmigrante genovés arribó en 1888 e instaló su almacén mayorista que con planta baja y dos pisos inauguró almacenes Campodónico en 1912. El docente e historiador Eduardo Guida Bria realizó un repaso sobre esos dos negocios que aún se conservan en su arquitectura y en la memoria oral transmitida por quienes los transitaron y compraron allí.

Eduardo Guida Bria escribió en sus redes Matices de Rosario que el  14 de diciembre de 1867 abrió sus puertas uno de los almacenes más antiguos de Rosario, «Pompeo», en la esquina de San Juan y Mitre, con una amplia variedad de productos importados.

 

En 1935, su dueño, Alfredo Balocco, compró la esquina de Rioja y Paraguay, donde funcionó hasta hace algunos años. Esta tradicional esquina es uno de los mejores exponentes del estilo Art Decó (proyecto de los arquitectos Vanoli y Quaglia  y constructor Jorge E. Cogan) en la arquitectura rosarina.

En ella se ubicaba el legendario comercio, uno de los negocios más emblemáticos de la ciudad. Vendía productos de todo tipo e importados de los sitios más insólitos del mundo. Pero la historia de este comercio se inicia en otro sitio, en la esquina sudoeste de Mitre y San Juan. Según la historia de la familia de Arturo Balocco, se trasladó a Rioja y Paraguay en 1925, pero ya solo, sin su socio.

El comercio, dice Guida Bria, es recordado sobre todo por la exclusividad de productos que vendían, los toneles dispuestos con bacalao de Noruega para la Semana Santa. Enlatados y frascos de vidrio, encurtidos, todo de lo mejor. También era el lugar donde se podía comprar pan dulce en cualquier época del año.

La gran tormenta de marzo de 1996 inundó su depósito en el sótano, perdiendo gran parte de la mercadería allí acumulada. Un golpe muy duro para quienes seguían a cargo del comercio, quienes lo continuaron un par de años más.

Sigue en pie su nombre, bajo una tienda virtual

Walter tenía unos 16 ó 17 años cuando trabaja en una distribuidora y llegaba hasta el almacén Pompeo. Deslumbrado por sus productos, su local y su atención en 2022 decidió registrar la marca y en homenaje utilizar el nombre para vender de forma virtual productos gourmet manteniendo viva la esencia de su referencia.

Investigó mucho, atesora mucha información sobre sus dueños, los inicios, y para conservar el espíritu de lo que fue, sin tener contacto con los familiares de Balocco, decidió emprender su negocio bajo el nombre de Almacén Pompeo.

“Mi recuerdo era que eran productos importados y de calidad, busqué la razón social, ya en el ’97 ninguno de la familia seguía con el negocio y registré la marca”, explicó. Es que el negocio dejo de funcionar alrededor del año que contó Walter debido a una inundación que devastó el sótano del local.

“En la página web, uno encuentra productos gourmet que remiten a aquellos que se venían en el negocio se los denomina productos que no tienen escala”, señaló Walter y recordó que en su memoria persisten los empleados con guardapolvos celestes que atendían amablemente a los compradores.

“Nuestra intención es poner a su alcance productos que en otras épocas eran llamados de ultramar, sabores que los transporten a otras tierras, a otros aires, llenándolos de satisfacción. En un viaje imaginario, los recibimos en el mostrador de mármol, donde reposa la cizalla que sirve para cortar el bacalao y que siempre bien afilada hace su trabajo, la moledora de café, y más allá la balanza, detrás, la pared cubierta de lustrosas estanterías repletas de conservas, especias, aceites, chocolates, quesos y más productos de calidad internacional, un poco más abajo, cajones rebosantes de café, legumbres y otros alimentos que se compran a granel, quienes llegan no consiguen mantener la mirada anclada en un solo sitio porque todo llama la atención”. Con estas palabras, Walter describe en su web el concepto de su emprendimiento actual.

Almacenes Campodónico

El edificio aún se mantiene en Sarmiento y Mendoza. Fue un proyecto y dirección del ingeniero Italo Méliga. Es de estilo renacentista italiano y se comenzó a construir en 1911.

 

Guida Bria recordó que Federico Campodónico, inmigrante genovés, llegó al país en 1888, fecha que figura en la fachada del edificio donde instaló su almacén mayorista. Posee planta baja y dos pisos y fue inaugurado en 1912.

Los materiales utilizados para su construcción fueron traídos de Italia. Entre otros, rejas, mármoles, mayólicas y pisos.

 

En la planta baja funcionaba el negocio de almacén. Por la calle Libertad -hoy Sarmiento- entraban los camiones y en el sótano se almacenaban los comestibles importados de Italia. Por calle Mendoza se encuentra la entrada a los departamentos para vivienda y su ascensor importado, uno de los primeros que se instalaron en Rosario.

Este edificio pertenece al patrimonio arquitectónico de Rosario.

Tiempo más tarde, se incorporó a la sociedad David Campodónico, hermano de Federico. Eran importadores de varios productos europeos, entre ellos el aceite de oliva “El Generoso”.

Otros almacenes: por ejemplo El Tábano

Son muchos los nombres, muchos los que los rosarinos aún recuerdan y el listado es enorme. Como ejemplo, existió El Tábano,  ubicado en San Luis y Pasaje Barón de Mauá, frente al Mercado Central. Hay una foto que inmortaliza y retrata un día de diciembre del año 1959.

 

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