Por orden de la justicia federal se allanó la comisaría 7ª, ubicada en Cafferata al 300, en el marco de la investigación por la desaparición y muerte de Franco Casco, el joven que estuvo detenido a comienzos de octubre del año pasado en dicha seccional.
La medida (que duró casi 6 horas), se llevó a cabo durante la tarde del jueves 2 de julio, fue solicitada por la fiscalía y ordenada por el juez federal Carlos Barros. Según fuentes del caso, se secuestraron las computadoras de todo el personal de la comisaría, libros de guardia y de sumarios, y los teléfonos celulares del personal policial que estaba de turno en la comisaría el 6 de octubre de 2014.
En un procedimiento realizado a fines del año pasado, habían sido incautados los teléfonos celulares del personal policial que prestó servicio el 7 de octubre, ya que esa fue la fecha de arresto e ingreso de Franco a la seccional, al menos que se dio en su momento.
El operativo, que fue encabezado por personal de Gendarmería Nacional, contó además con la participación de personal de la Dirección de Apoyo Técnico a la Investigación Fiscal (Datif); el abogado de la familia Casco y representantes de la Secretaría de Derechos Humanos de Nación.
Franco Casco había venido a la ciudad desde Buenos Aires, para visitar a familiares, Fue detenido en jurisdicción de la seccional 7ª y trasladado a esa dependencia, ubicada en barrio Agote. Ese fue el último lugar donde se lo vio con vida. Estuvo desaparecido casi un mes, hasta que su cuerpo fue encontrado flotando en el río Paraná, a la altura del parque España.
Cabe recordar que los jefes policiales de la seccional, al igual que parte del personal que se desempeñaba en la comisaría cuando ocurrió la detención y posterior desaparición fueron trasladados a otras dependencias.
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