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Alfonsín sale a instalarse en el exterior

Embarcado en una campaña electoral anticipada, Ricardo Alfonsín llega esta semana a París en la búsqueda de una doble cosecha política.

Embarcado en una campaña electoral anticipada, Ricardo Alfonsín llega esta semana a París en la búsqueda de una doble cosecha política: la instalación internacional de su candidatura presidencial y el fortalecimiento de un perfil de centroizquierda que divide aguas dentro de la UCR.

Hasta el 6 de junio pasado, cuando derrotó al cobismo en la provincia de Buenos Aires, este Alfonsín sólo era el hijo de Raúl al que sus rivales internos le reservaban una candidatura a gobernador bonaerense como premio consuelo.

Ahora, con el hándicap que le da competir contra un vicepresidente opositor que no puede hacer campaña como Julio Cobos, se apresta a instalarse en el exterior; a presentar sus equipos técnicos y a lanzar su candidatura con un acto sobre la Avenida de Mayo. Todo en veinte días.

Vaivenes partidarios

Sin tanta amplitud ideológica como el peronismo, donde esas diferencias fueron saldadas trágicamente antes de la última dictadura, la UCR vivió distintas etapas que la fueron moviendo de la izquierda a la centroderecha, según las circunstancias.

El proyecto radical nacionalista de sus mentores promovió en las distintas etapas un límite a las jornadas laborales, generó el desarrollismo, impulsó la socialización de los medicamentos, generalizó la asistencia social y puso la piedra fundamental del Mercosur, entre otras medidas progresistas.

Pero también algunos gobiernos radicales reprimieron protestas obreras, recortaron beneficios sindicales y, en su peor faceta, hace una década, se aferraron a recetas ortodoxas del FMI para podar salarios y haberes jubilatorios.

Con esos antecedentes y en momentos en que el progresismo parece haber ganado la batalla discursiva sobre el neoliberalismo en esta región del mundo, Alfonsín hijo salió a fijar postura con el objetivo de arrastrar al partido de Yrigoyen, Alem, Balbín, Frondizi, De la Rúa y López Murphy.

Por eso fue el radical que más apoyó algunas medidas kirchneristas de sesgo popular como la Asignación Universal por Hijo, o la ley de Medios –al menos en su espíritu–, también votó a favor del matrimonio homosexual y ahora se apuró a dar su bendición al proyecto de la CGT para repartir ganancias empresariales (que en verdad tiene embrión radical).

Ese pretendido posicionamiento se extiende a la división entre aliados y adversarios. Así, censuró los coqueteos de Cobos con Francisco de Narváez, a quien ubicó en “la derecha”, y acaba de ganar una pelea por la presidencia del bloque en la Cámara de Diputados para el año próximo con otro de los referentes conservadores de la UCR, el cordobés Oscar Aguad.

Por su lado, forjó una muy probable fórmula con el socialista Hermes Binner. De hecho, los equipos técnicos de ambos –no los de los partidos– están trabajando juntos desde la reunión que mantuvieron hace pocas semanas en Santa Fe.

El gobernador socialista arrimó su “think tank”, el Centro de Estudios Municipales y Provinciales (Cemupro), mientras que el radical ensambló a sus dos cuerpos de asesores encabezados por Carlos Urlich, ex subsecretario de Trabajo del gobierno de 1983, y Agustín Campero, hijo del entonces secretario de Hacienda.

Esos cuadros alfonsinistas presentarán una plataforma abierta el próximo 23 en el Hotel Castelar. El dato será que se valdrán de las herramientas 2.0 para que aquellos que quieran puedan presentar sus propuestas a través de la web. Pocos días después, el 3 de diciembre, será el lanzamiento de la candidatura.

La instalación

Así como Cristina Kirchner utilizó gran parte de 2007 para hacer viajes de instalación internacional antes de ser electa, Alfonsín ya tiene decidido salir al exterior seguido con el mismo fin. Incluso durante el verano, cuando combinará las clásicas recorridas proselitistas por las playas de la Costa Atlántica y otros centros turísticos, con cruces de frontera.

Esas salidas no incluirán destinos bolivarianos. La UCR alfonsinista, si llega a ser gobierno, tomará distancia de la izquierda radical sudamericana y buscará acercarse a los liderazgos más moderados de la región.

Ese tour exterior, todavía en bocetos, larga en París. Ícono de la revolución y las causas populares, la Ciudad Luz es para Alfonsín un escenario ideal para reafirmar su inclinación ideológica durante la reunión del Consejo de la Internacional Socialista (IS) que se celebra hoy y mañana próximos.

En la apertura del encuentro, que tendrá lugar en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, (Ocde), los oradores incluirán a Ángel Gurría, secretario general de la Ocde; Martine Aubry, primera secretaria del Partido Socialista Francés (PS), y al primer ministro griego George Papandreou, presidente de la Internacional Socialista.

Para Alfonsín, la visita tiene empalme fronteras adentro, ya que los únicos dos partidos argentinos que conforman ese foro progresista son la UCR y el PS. Néstor Kirchner desafilió al PJ de la otra gran matriz –de centroderecha– la Internacional Demócrata Cristina, pero no pudo incorporarlo a la IS.

Antes de llegar a la capital francesa, el precandidato presidencial pasó por Madrid donde mantuvo entrevistas con miembros del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y terminó de pulir su discurso para el foro partidario mundial.

Allí, desarrollará el concepto de democracia social que incorporó a los casi calcados mensajes de su padre sobre las bondades de la democracia (“se cura, se come, se educa”). Pero hablará de cáscaras vacías del progresismo en el nuevo siglo. “Es hora de pasar a los hechos para revertir los desequilibros”, dirá.

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