Sociedad

Entrevista con el historiador italiano

Alessandro Portelli: elogio de la memoria y la historia oral

De paso por Rosario, habló de la importancia de la relación entre los acontecimientos del pasado y la forma en que son recordados o entran al olvido


El acierto del error. Formado en literatura, Portelli toma como fundamental el relato equivocado para la reconstrucción de hechos.

Por Paulo Menotti | Especial para El Ciudadano

“Nadie se acuerda de lo que sucedió si no tiene sentido para él, nadie cuenta una cosa que no es importante para el narrador”, expresó el historiador italiano Alessandro Portelli al relacionar la importancia de la historia oral con la memoria. El pasado sábado 17 de marzo, invitado por la Escuela de Historia de la Facultad de Humanidades y Arte de la Universidad Nacional de Rosario, el también estudioso de literatura norteamericana y especialista en culturas populares brindó una conferencia en la que destacó el legado de las fuentes orales para la Historia. Subrayó la importancia de la relación entre los acontecimientos del pasado y la memoria, es decir, la manera en que un acontecimiento es recordado o entra en el olvido. En el Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia, el italiano indagó en por qué se recuerdan hechos y procesos del pasado, como por ejemplo el 24 de marzo de 1976.

“La fase contemporánea, moderna de la Historia Oral desde los años 70, o fines de los 60, empezó en los países anglosajones con un marco bastante positivista. Son las fuentes que nos proporcionan el acceso directo a la experiencia de la clase obrera, por ejemplo. Eso tiene valor por las posibilidades de conocer esas vidas, pero también tenemos acceso a una narración, en la que los sujetos le dan forma dialógica a la experiencia histórica en diálogo con el historiador. Hubo una gran cantidad de críticas desde la profesión, desde la disciplina histórica, sobre las fuentes orales. Decían que no se puede confiar en la memoria, que la presencia del historiador en la entrevista es una manipulación de los datos, porque es quien crea sus propias fuentes e influye sobre los resultados. Una de las cosas que hemos aprendido es que aquello que era crítico se ha vuelto la fuerza de las fuentes orales”, realza Portelli.

“El hecho de que no es un depósito de datos –continúa– sino también una relación entre los acontecimientos y la memoria –así como también la subjetividad del narrador, que es un hecho histórico–, es decir todo lo que la profesión histórica correctamente apuntaba, se ha vuelto la fuerza de la Historia Oral”.

Hechos y subjetividad

Acerca de la relación entre acontecimiento y subjetividad el historiador italiano deslizó: “Hay una relación importante porque nadie se acuerda de lo que sucedió si no tiene sentido para él. Nadie cuenta una cosa que no es importante para el narrador. Entonces, ¿qué es lo que lo hace importante? No es sólo qué tipo de relación tiene esa persona con los hechos. Por eso a mí me atrajeron las fuentes orales: yo no soy historiador sino que estoy formado en literatura, y me atrajeron los relatos equivocados”, marcó Portelli. Y aclaró: “Por supuesto que se hace un trabajo para tratar de saber qué pasó en realidad. Sin embargo, en el espacio que separa el acontecimiento del relato hay toda una elaboración de la imaginación, del deseo del narrador que le da un sentido al relato”.

En ese marco, el historiador oral repasa que no todas las cosas que pasan se vuelven acontecimientos históricos, sino que se hace una selección de los hechos. “La cuestión es por qué recordar determinados acontecimientos. Por qué ahora en 2018 nos seguimos acordando de eso que pasó en 1944, por qué nos acordamos del 24 de Marzo. Porque la entrevista de la Historia Oral es un documento sobre el pasado, pero también es un elemento del presente”.

“La Historia Oral ayuda a reconstruir o a mantener viva la memoria. Por ejemplo la memoria de los trabajadores italianos deportados por los nazis en 1944”, cierra la idea Portelli.

El historiador diferencia memoria de Historia Oral: “Una es el hecho de que la persona pueda recordar. La otra es el trabajo historiográfico, que no solamente ayuda a reconstruir la memoria, sino que también les pide a las personas que recuerden su pasado. Abre la historia para ellos, les da valor. Les ayuda a recordar, a dar forma a sus recuerdos. El tipo de documento que construimos con las fuentes orales es un tipo de documento que no existe de manera natural. Se forma porque hay un profesional que hace preguntas y escucha las respuestas. A menudo el relator nunca antes había contado su historia de vida de una determinada manera”.

Relatos fiables

Muchos afirman que el historiador de fuentes orales fabrica los datos a su medida. Al respecto, Portelli señala: “Cuando hablo de la importancia del relato equivocado es porque la única manera de saber que están equivocados es que los documentos nos dicen eso. No es que los documentos siempre sean confiables: el historiador tiene sus tareas. Una es el trabajo historiográfico: buscar qué pasó. La otra es el trabajo antropológico: ¿cuáles son los constructos mentales e ideológicos? La tercera es específica de la Historia Oral, y tiene por función conectar la materialidad de los hechos con la materialidad de los constructos mentales, los relatos. Hay momentos en que me vuelvo un poco arrogante y en lugar de preguntar cuál es la contribución de la Historia Oral a la historiografía me pregunto cuál es la contribución de la historiografía a la Historia Oral. Porque la historiografía es sólo una parte, un pedazo de la Historia Oral, que incluye también el trabajo, el análisis cultural, el examen del relato. El trabajo historiográfico es la base mediante el cual construimos el análisis de la historia de la memoria, la historia de las subjetividades que tienen las fuentes orales”.

 

Otro 24 de marzo: Masacre de las Fosas Ardeatinas

Portelli es autor del libro La orden ya fue ejecutada, en el que aborda el acontecimiento del 24 de marzo de 1944, conocido como la Masacre de las Fosas Ardeatinas, cuando los nazis que ocuparon Roma durante la Segunda Guerra Mundial metieron en una cueva y asesinaron a más de 300 ciudadanos romanos. El autor indagó en la memoria cambiada, en los errores que cometía la población al recordar esos sucesos. Por ejemplo, mucha gente culpaba a los partisanos que combatían a la Wehrmacht (el ejército alemán) de haber sido los culpables de los asesinatos ejecutados por los nazis liderados por Erich Priebke, quien luego se escapó y vivió como un “buen vecino” del Bariloche argentino. Al rescatar y poner en debate ese acontecimiento histórico, Portelli realizó un trabajo historiográfico en el que descubrió que los partisanos no eran responsables de la muerte de sus conciudadanos y permitió abrir el debate sobre cómo la memoria de los pueblos recupera su pasado.