País

A 30 kilómetros de la frontera

Alerta preventiva en el país por aparición de monos infectados con fiebre amarilla en sur de Brasil

Los casos fueron confirmados en el municipio rural de Palma Sola, estado de Santa Catarina. Y el 12 de abril pasado, la secretaría de Salud local confirmó en un boletín oficial que hubo dos personas fallecidas a causa del virus. Ya son 119 los animales muertos a causa de la enfermedad


La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, encabezó el miércoles pasado un encuentro de equipos técnicos de las áreas de epidemiología, inmunizaciones, zoonosis y vectores con el objetivo de intensificar la vigilancia de la fiebre amarilla, a partir de la detección de monos infectados en el municipio brasileño de Palma Sola, a 30 kilómetros de la frontera Argentina a la altura del Parque Provincial Piñalito en Misiones.

“Es fundamental seguir desarrollando acciones más allá de la enfermedad COVID-19”, indicó Vizzotti, en la apertura del encuentro y destacó la importancia de sostener las tareas de prevención en territorio para poder contar con alertas tempranas en articulación con los ministerios de Salud de Misiones y Corrientes, como así también de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación y las organizaciones de la sociedad civil.

Infografía de Martín Tinari (ceiba.org.ar).

 

“El compromiso del Ministerio de Salud de la Nación es generar acciones concretas que ya se han realizado como fortalecer la vacunación contra la fiebre amarilla en zonas de riesgo y la vigilancia de casos”, sostuvo la ministra. Luego agregó que “estamos comprometidos con este tema para desarrollar medidas preventivas con el fin de minimizar cualquier riesgo y, en caso de ser necesario, desarrollar las acciones de control”.

Seis casos sospechosos descartados

En Argentina desde la última semana de julio de 2020 hasta mediados de este mes, se han estudiado seis casos de personas con sospecha de fiebre amarilla en las provincias de Misiones, Chaco, Buenos Aires y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (este último con antecedente de viaje). Todos resultaron con pruebas negativas.

Un grupo de expertos coordinados por el Centro Nacional de Diagnóstico e Investigación en Endemoepidemias de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Carlos Malbrán, dependiente del Ministerio de Salud, desarrolló tareas de vigilancia en Misiones, en la zona de riesgo de transmisión cercana a Brasil.

Se trabajó en dos áreas, Piñalito y El Soberbio de Misiones donde se tomaron muestras en insectos, se realizó una búsqueda activa de susceptibles (los monos o primates no humanos) y encuestas a los vecinos que actúan como informantes locales sobre la situación de estos animales. Los monos mueren rápidamente cuando adquieren el virus de la fiebre amarilla por lo que su seguimiento permite un alerta temprana.

El propósito fue estudiar la dinámica de la fiebre amarilla, desde una perspectiva eco-epidemiológica que contemple a todos sus agentes implicados (virus, mosquitos, primates no humanos y reservorios). Este trabajo permite desarrollar herramientas de detección temprana de circulación y conocimiento, con el fin de aportar evidencias para construir políticas públicas sanitarias acordes a los escenarios actuales del país.

Muertes humanas en Brasil

La aparición de monos aulladores infectados en el municipio rural de Palma Sola, estado de Santa Catarina, Brasil, indujo a la alerta por parte de las autoridades argentinas porque suelen ser las primeras víctimas del virus de la fiebre amarilla en el ciclo selvático, y una vez que enferman mueren rápidamente.

Al principio, parecía ser una situación de epizootia, que sólo afecta a animales. Pero el 12 de abril pasado, la secretaría de Salud de Santa Catarina confirmó en un boletín oficial que hubo dos personas fallecidas a causa del virus de la fiebre amarilla y un total de cinco casos de infección. Y son 119 los monos fallecidos a causa de la enfermedad, más otros 25 decesos en investigación.

En el país gobernado por un Jair Bolsonaro, que minimizó la pandemia de covid-19, el tema no tiene trascendencia mediática. Pero Brasil está en alerta y vigilancia desde 2016, cuando un brote de fiebre amarilla dejó cerca de 800 casos documentados y 274 fallecidos en un año, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La buena noticia es que no se ha detectado el virus en zonas urbanas: todos los casos notificados fueron en regiones selváticas.

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