Policiales

Juicio oral, a más de siete años

Alberto Perassi: “Yo era un viejo loco y mi hija una puta”

A pesar de lo abrumador del momento que pasó el padre de la víctima al sentarse a declarar en el juicio a metros de los acusados y lo controvertida de la audiencia, contó los pormenores de una causa que le trajo dolor, impotencia y amedrentamientos, pero su reclamo de Justicia sigue intacto


“Yo era el viejo loco y Paula la puta”. Así recordó Alberto Perassi los primeros pasos que dio para encontrar justicia por la desaparición de su hija. Conmovido en la segunda jornada del juicio oral y público que se lleva adelante contra las 9 personas acusadas por la desaparición y el aborto seguido de muerte de Paula Perassi, contó los detalles de una lucha que ya lleva 8 años. Relató lo que vivió junto a su familia tras conocer la ausencia de su hija. Qué pasó con Gabriel Strumia, quien era su amigo y hoy uno de los principales acusados. Y explicó cómo le surgieron dudas sobre la investigación y el papel de los policías que estuvieron en la pesquisa y hoy son enjuiciados. También habló del amedrentamiento que sufrió durante la búsqueda la búsqueda de Paula.

Alberto tiene 70 años, es mecánico desde los 17 y generó una amistad con Gabriel Strumia gracias a su afición por los fierros. Ambos tenían Jeep 4×4 y despuntaban ese hobby juntos. Iban a las carreras, compartían vacaciones y cumpleaños. En festejo de los 40 años de Strumia la familia Perassi estuvo invitada. La foto que se tomó esa noche, dónde sobre el hombro de Paula hay una mano que Alberto dijo era de Strumia, fue la que el acusado le entregó a la familia de Paula en la puerta de la comisaría, al día siguiente de su desaparición cuando fueron a hacer la denuncia.

Albertó Perassi contó que desconocía que su hija ya no tenía una buena relación con su marido a pesar de la estrecha relación que tenían. El dato de que Paula había ido de Elsa a buscar una tarea derivó en la llegada de Perassi a la casa de Gabi, como le decía al acusado, porque él conocía la dirección de la mujer.

El testigo le contó a Strumia que la noche anterior Paula había salido y no había vuelto “Uhhh dijo, se tomó la cara, caminó unos pasos y volvió”. Alberto se quedó sorprendido y se dijo a si mismo “que amigo que tengo”. Strumia quiso ir hasta Puerto San Martín, pero fue Alberto. La mujer dijo que no había visto a Paula. Cuando volvió a su casa se encontró con Strumia llorando y abrazado a su mujer. Luego fueron a la comisaría a hacer la denuncia, Strumia fue hasta la puerta dónde le dio la foto de Paula y le dijo que iba a hablar con el jefe de la Unidad Cuerpos de San Lorenzo, Adolfo Daniel Puyol. Le dijo que era su amigo, que le iba a dar una mano, pero nunca lo pudo contactar.

Dos días después de la desaparición, Alberto contó que le sonó el teléfono a las 8 de la mañana. Era Strumia, que le dijo llorando que le había llegado un mensaje de Paula. Vino hasta su casa y le mostró el celular. Alberto dijo que tuvo que sostenerle la mano para poder leerlo: “Estoy llegando a San Juan ahora estoy bien, porfi no digas nada”. El mensaje provenía de un celular que terminaba en 414 y luego Perassi se enteró que era un celular que tenían entre Paula y Strumia y usaban para comunicarse.

Desconfío

Algunos días después de la denuncia, Perassi comenzó a desconfiar de su amigo y de la Policía que investigaba. El testigo dijo que el ultimo llamado que recibió Paula el día de su desaparición provino de un locutorio al que la Policía fue y no retiró el disquete de la cámara de seguridad. A los tres días los investigadores volvieron y tampoco lo hicieron. Cuando fueron 11 días después la grabación ya estaba pisada. También descubrió que había más de 40 llamados de Paula a Strumia.

Perassi salía a buscar a Paula con la Policía y pagaba la nafta. Después se enteró que uno de los acusados, el agente María José Galtielli hablaba por radio Nextel con Strumia, medio que no estaba intervenido.

“Venían tratándome de parar. Iba a la Policía y no tenía respuesta”. Dijo que el entonces jefe de la URXVII no lo atendía, tuvo que intentar a través de un concejal que logró una entrevista, pero no le dio ningún dato. Alberto sospechaba de la Policía. “Creo que fabricaban las pruebas y ellos mismos las iban a levantar, yo escuche que había dinero en el medio cuando Strumia estuvo preso y por eso salió. Y bueno por eso yo dije en algún momento que había dinero y me lo terminó de confirmar la señora de Strumia cuando dijo que vendió 4 camiones para pagar todo esto”, contó.

Amedrentamientos

“Imagínense que si desaparece un hijo uno hace más de lo imposible. Salí con una camioneta y un alta voz pidiendo a la gente que me ayudara. Era el viejo loco y mi hija la puta, uno de esos días entraron a robar y sólo se llevaron el equipo que usaba para pedir ayuda”, contó.

También le entraron a robar al taller y le rompieron una chata de un cliente. “Querían pararme, que no hablara más”. Contó que lleva un chaleco antibalas porque cuando detuvieron a 8 personas en la causa le rompieron todos los vidrios en el taller y le pusieron una cruz blanca en la puerta y a partir de allí le pusieron custodia personal y en su casa. Esta situación lo obligó a usar esa protección. “Siempre apostaron a mí, a que me muera, me pare, me quede sin aire. ¿Dónde va a ir ese viejo loco?”.

Desde 2011 a esta parte Perassi llevó adelante actividades para descubrir lo que paso con Paula. “Yo no encontraba respuesta en la Policía”, dijo Alberto. “Llegaban una catarata de cosas. Un día vino un tipo y me dijo que había ido a pescar y en la bajada de los Rieles, en Timbúes encontró un buzo. En ese entonces estaba la versión de que a Paula la habían tirado en un pozo”. Entonces Alberto fue con un amigo por el río pero no vieron nada. Después fue con el testigo hasta el lugar dónde encontró el buzo. Recorrieron y cuando se volvían vieron una estancia. En una tapera había unos tachos de 200 litros, uno estaba lleno de cemento. Alberto se fue hasta el taller a buscar herramientas y lo abrió. Se encontró con el concreto y lo agarró a mazazos. “No estaba adentro porque si no no estábamos acá pero todas las investigaciones que pude las hice”, relató.

Para el día del padre de 2012 a Alberto le sonó el teléfono. Le dijo a su hija más chica que se fijara.”Papi es la Paula”, le dijo. “Si, es el teléfono de Paula”, le respondió. Fue un mensaje, era medio enredado, feliz día algo así decía. No era el texto de ella, no era su modo, aseguró.

“Hace 7 años y 6 meses que vengo luchando por esta causa. Tengo 70 años y el dolor de que me han mentido y no lo puedo soportar más. En la justicia de San Lorenzo también se hicieron los tontos. El juez Eduardo Filocco dijo que iba a cerrar la causa y por eso me encadené la primera vez. Quiero que llegue un final, acá tiene que haber un culpable, yo no se quién es”, aseguró.

“Siempre a la víctima, que era una puta. Si bien se lo acepto, nadie tiene el derecho de hacerla desaparecer, matarla o estar 7 años y 6 meses sin saber de ella”, aseguró. “Filocco dijo que era puta, que se había calentado y ya iba a volver y le informo a Filocco que todavía no volvió”, dijo

Otro de los rumores que le llegaron fue a través de el dueño de una radio en Puerto General San Martín. El hombre llegó un día a su casa, al principio de la investigación, y le dijo que estuvo en una reunión dónde había un pariente de Roxana Mtchl –otra de las acusadas y esposa de Strumia que dijo que a Paula la quemaron. Perassi le pidió ayuda, que le consiga el nombre de la persona que dijo eso pero nunca más apareció. También habló de una abogada que era parte de la comisión del Colegio de Abogados sanlorencino, quien le hizo el contacto con el Colegio de Rosario y los abogados que hoy representan a sus nietos. Esta mujer le contó que un cliente le confió que a Paula le habían hecho un aborto y que se lo había realizado su suegra Mirta Ruñisky.

El hombre no paró de contar situaciones dónde le daban datos de lo que podría haberle pasado a su hija, en un momento pensó enloquecer. El punto de inflexión estuvo para el con la llegada del fiscal Donato Trotta que trajo al expediente la actual teoría del caso que a Paula la privaron de su libertad, la obligaron a hacer un aborto y murió durante la práctica. El cuerpo nunca apareció y Perassi busca Justicia. “Quiero que llegue un final, acá tiene que haber un culpable, yo no se quien es”, aseguró y dejó esa tarea en manos del Tribunal.

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