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Alberto busca salvar la ropa

En medio de rumores de desavenencias con la que será desde hoy su esposa, el príncipe de Mónaco se casa para buscar el primogénito que permita la continuidad del Estado y perpetuar la dinastía Grimaldi.

Las calles, viviendas y tiendas de Mónaco están engalanadas para la boda de su soberano, Alberto II, con la sudafricana Charlene Wittstock, hoy y mañana, pero los rumores sobre otro hijo fuera de matrimonio del príncipe suscitan inquietud en el pequeño Estado independiente.

El rumor de que la ex nadadora sudafricana se disponía hace unos días a suspender los preparativos de boda y “fugarse” a Sudáfrica, a raíz de “revelaciones” sobre su futuro esposo, era comentado en las calles de Mónaco ayer, cuando se iniciaron los tres días de celebraciones por el enlace.

“Leí el artículo publicado por (la revista francesa) LExpress, pero no quiero creerlo. Lo que todos esperamos es ver pronto un bonito bebé gateando en el Palacio”, dijo un monegasco que hacía fila en una tienda de comida.

La supervivencia del principado depende de que Alberto y su esposa tengan un hijo varón legitimado por el matrimonio, quien se convertiría en el continuador de la dinastía Grimaldi. De otro modo, por el convenio firmado con Francia, el enclave se convertirá en una provincia más del país galo.

El abogado del príncipe, Thierry Lacoste, ha desmentido tajantemente esa versión, rechazando también un supuesto tercer hijo natural del soberano de Mónaco, que ha reconocido ya dos hijos fuera de matrimonio. “Es un acontecimiento histórico, feliz. Es un nuevo capítulo que se abre, un matrimonio principesco en el siglo XXI”, insistió ayer por su parte el alcalde de Mónaco, Georges Marsan.

Aunque reconociendo que cuando “el río suena, piedras lleva” –como dijo una empleada doméstica española que trabaja en un hotel del principado–, los monegascos se preparan a festejar la primera boda principesca en Mónaco desde la de Rainiero y la estrella de cine, Grace Kelly, que hace 56 años sedujo al mundo entero.

Hoy, tras la boda civil, Alberto y Charlene, que será conocida como Su Alteza Serenísima Charlene de Mónaco, saldrán al balcón, antes de unirse a unos seis mil súbditos de Mónaco reunidos en la plaza para degustar una comida al aire libre, donde habrá platos sudafricanos, en honor al país de la novia, y también exquisiteces mediterráneas.

La ceremonia religiosa tendrá efecto mañana a las cinco de la tarde, no en la catedral donde se casaron los padres de Alberto, Rainiero y Grace Kelly, sino al aire libre, en el patio de honor del palacio.

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