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Al menos 10.000 muertos en la represión de las protestas en Beijing en 1989

La carta publicada por el portal hongkonés HK01, ofrece detalles hasta ahora desconocidos de uno de los acontecimientos más destacados y graves de la China reciente, pero sistemáticamente silenciado por las autoridades de este país.


Al menos 10 mil personas murieron en la represión de las protestas pro democráticas ocurridas en la plaza Tiananmen de Beijing en 1989, según un documento desclasificado publicado en Hong Kong sobre la matanza, cuyas víctimas fatales se estimaban hasta ahora entre 2.000 y 2.700.

Se trata de un telegrama del entonces embajador de Reino Unido en Pekín, Alan Donald, remitido a la Cancillería británica el 5 de junio, un día después de la matanza, y desclasificado el pasado mes de octubre en los Archivos Nacionales de Londres.

La misiva, publicada por el portal hongkonés HK01, ofrece detalles hasta ahora desconocidos de uno de los acontecimientos más destacados y graves de la China reciente, pero sistemáticamente silenciado por las autoridades de este país.

“El mínimo estimado de civiles fallecidos es de 10 mil”, escribió Donald en el telegrama, donde se revelan lugares de enfrentamiento entre ejército y civiles que hasta ahora se desconocían, como el barrio de Shilipu, en las afueras orientales de la capital.

Según el documento, la fuente de todos estos datos es un “miembro del Consejo de Estado” (gabinete de China), al que califica de amigo y “fuente confiable, capaz de separar los hechos de la especulación y los rumores”.

En el telegrama de tres páginas se señala que fue el Ejército 27 de las Fuerzas Armadas chinas, habitualmente destinado en la provincia central china de Shanxi, el responsable de las “atrocidades” y se asegura que un 60% de los reclutas de esa formación eran “analfabetos” y “primitivos”.

Dirigidos por Yang Zhenhua, quien según la misiva era sobrino del entonces presidente chino, Yang Shangkun, los soldados del Ejército 27 fueron inicialmente informados de que iban a participar en unas maniobras que iban a ser grabadas para un documental televisado y durante 10 días no recibieron noticias de las protestas que ocurrían en Beijing.

“Los primeros ataques ocurrieron en Mucidi y Shilipu, en importantes zonas de acceso a la capital, las tres primeras oleadas fueron detenidas por los manifestantes (…) y las tropas del Ejército 27 ordenaron disparar a la multitud (civiles y soldados de otros escuadrones) antes de atropellarlos con sus vehículos blindados”, señala el documento.

Añade que uno de los conductores de esos vehículos blindados que contribuyeron a la matanza, tras sufrir un accidente durante los enfrentamientos, “quedó trastornado y ahora exige ser ejecutado por las atrocidades que cometió”.

Respecto de la plaza de Tiananmen, principal escenario durante mes y medio de protestas reprimidas por el ejército los días 3 y 4 de junio de 1989, el documento subraya que a los manifestantes allí presentes teóricamente se les dio una hora para desalojar el lugar, “pero tras cinco minutos los blindados atacaron”.

Ese ataque indiscriminado, en el que se asegura que soldados chinos también fueron arrollados por los vehículos militares, parece desmentir anteriores testimonios en los que se aseguraba que en la plaza de Tiananmen no se habían producido demasiados incidentes violentos y que estos se habían concentrado en los accesos a la ciudad.

El telegrama abunda en detalles crueles, como el que señala que los soldados del ejército remataron a compañeros heridos, que cuatro jóvenes estudiantes heridas “rogaron por sus vidas pero fueron atacadas con bayonetas” o que una madre fue asesinada delante de su hija de tres años.

También se denuncian ataques a ambulancias, incluso militares, que intentaron asistir a heridos, en un relato que parece describir un hasta entonces desconocido enfrentamiento esos días entre los distintos escuadrones del Ejército chino destinados a reprimir las protestas pro democracia.

“Algunos consideraron que otros escuadrones atacarían al Ejército 27, pero no tenían munición”, se señala en el documento, en el que se afirma que había peligro de una guerra civil entre grupos opuestos del régimen comunista y del ejército.

Los hechos que hicieron temblar a China

Entre abril y junio de 1989, millones de personas se movilizaron en China en un intento de que el país se uniera a la ola de apertura que vivía entonces Europa del Este. Pero aquel movimiento terminó en tragedia.

Aquellos hechos mostraron al mundo los excesos del comunismo chino y le dieron un talante cerrado y paranoico aún vigente.

El acontecimiento detonante de las protestas fue la muerte de Hu Yaobang a causa de un ataque al corazón tres años después de que fuera purgado por su actitud reformista y su simpatía con otras protestas. Hu, que había sido el secretario general del Partido Comunista de China, fue un gran crítico de las reformas económicas emprendidas por el entonces máximo líder, Deng Xiao–Ping.

Esta corriente crítica fue la que el 17 de abril comenzaba en la plaza de Tiananmen la primera concentración en homenaje a Hu, liderada por universitarios que pedían el fin del nepotismo, mayor libertad de prensa o mejor inversión en educación. Estas primeras concentraciones, que no reclamaban la caída del régimen, dividieron a los líderes chinos, ya que algunos, como Zhao Ziyang –sucesor de Hu en la secretaría del Partido– las veían como algo positivo, mientras Deng y el primer ministro Li Peng las consideraban una amenaza.

Las protestas causaron cierta humillación al régimen, que comenzó a pensar ya en su supresión, primero en forma pacífica, con negociaciones de Li Peng con los estudiantes.

El fracaso en las negociaciones con los manifestantes provocó la declaración, el 20 de mayo, de la ley marcial en Beijing, que duraría siete meses. Unos 300 mil soldados chinos llegaron de todo el país para preparar el desalojo de la plaza, donde en los últimos días de protesta se erigió con cartón la icónica Diosa de la Democracia, inspirada en la Estatua de la Libertad. En la tarde del 3 de junio, la TV china ordenaba a la gente que no salieran de sus casas, mientras tanques y vehículos acorazados avanzaban hacia el centro de Beijing.

Fue en ese avance donde se produjeron muchas de las muertes en aquella fatídica noche, cuando cientos de pequineses intentaron impedir el paso de los tanques, lo que produjo grandes matanzas.