Ciudad

Protección y Ecoturismo

Al fin: para diciembre habrá parque público en el Charigüé

Se comenzará a construir en un amplio sector de las islas del Alto Delta legadas por el filántropo Carlos Deliot a la ciudad.


Ya es un hecho que en este verano se podrá disfrutar de los terrenos que la Municipalidad de Rosario posee en las islas al otro lado del canal del río Paraná, en jurisdicción de Entre Ríos. Es parte del denominado “Legado Deliot”, la donación de 2.204 hectáreas de islas en la zona del Charigüé, entre otras propiedades, por parte del comerciante y filántropo Carlos Deliot, quien al morir en la década de 1940 no dejó descendencia directa y en cambio sí un testamento que donaba con cargo sus bienes al Estado local. El cargo era que se utilizaran únicamente para beneficio de todos, en especial de los niños, perdiéndose el derecho sobre ellos si se destinaban a otros fines o se intentaba enajenarlos. Lejos de ello, en tiempos del intendente Héctor Cavallero la Municipalidad resistió un litigio y ahora, casi tres décadas después, en la de Mónica Fein, pone proa a concretar la reserva natural que valorizará aún más al Alto Delta.

Próximamente, según se anunció oficialmente, comenzarán a construirse las instalaciones que permitirán el acceso a visitantes a la zona bajo protección. Habrá un muelle, pasarelas y un mirador. Estos trabajos demandarán un presupuesto de 580 mil pesos, con un plazo de ejecución de 45 días, para convertir estos terrenos en un lugar ecoturístico.

Paso a paso

Se plasma así en la práctica lo que comenzó con la firma del decreto 1.531 en 2013, que creó la Comisión Multisectorial Legado Deliot, que avanzó sobre las parcelas que no están en litigio –una parte está ocupada por un privado que se resiste a abandonarla zona– y comenzó el relevamiento de toda el área.

La comisión, integrada por representantes de ONGs vinculadas al río Paraná y las islas, junto a funcionarios de distintas Direcciones Generales de la Municipalidad y de Medio Ambiente y Turismo de la provincia elaboró y recomendó una serie de acciones para recuperar ambiental, social y culturalmente la zona, trazando vínculos con los habitantes isleños que practican un modo de vida sustentable, como los pescadores artesanales.

Ahora arranca la siguiente etapa, con el  objetivo es tener lista la infraestructura para que, ya en diciembre próximo, comiencen a realizarse actividades culturales, recreativas y educativas en las más de 1.700 hectáreas que el Ejecutivo puede disponer, por ahora.

“Estamos cumpliendo con lo prometido por la intendenta Fein en la apertura de sesiones del Concejo”, aseguró el secretario de Gobierno Gustavo Leone, quien en junio pasado firmó un convenio con su par de Victoria donde se plasmó el compromiso de ambos municipios para llevar adelante la iniciativa.

La propuesta tiene como principal eje el cuidado del entorno ambiental. En este sentido, la infraestructura que se construya deberá utilizar materiales sustentables, como muelle y pasarelas de madera.

Por su parte la Municipalidad de Rosario conservará el estado natural de esas parcelas promoviendo sobre ellas la educación ambiental y el ecoturismo de clase tres, es decir, aquel que a la preservación del entorno y patrimonio natural incorpora una mejora de la calidad de vida de la población receptora: un ecoturismo que integra los aspectos medioambientales y socioculturales.

“Creemos que este proyecto se mantiene en línea con otras propuestas del municipio, que tiene a la sustentabilidad como uno de sus ejes”, subrayó Leone.

Lo que viene

El proyecto ecoturístico consiste en instalar un muelle y pasarelas que conduzcan a una zona alta donde lugareños serán guías para los recorridos marcados sobre esas tierras. Se evalúa desarrollar cabalgatas, avistaje de aves y recorridos educativos, entre otras actividades.

Otra de las alternativas es utilizar las tierras para investigaciones académicas: de los humedales pueden tomarse muestras para investigaciones, estudiar especies tanto animales como vegetales y también analizar el comportamiento del agua.

Estas iniciativas están siendo trabajadas en el marco de la Comisión Multisectorial Legado Deliot.

La propuesta de apropiación efectiva, uso e intervención sustentable sobre las parcelas  integra uno de los capítulos del Plan Ambiental Rosario, presentado recientemente tras un largo proceso de debate y elaboración colectiva entre el Estado local y múltiples actores e instituciones de la ciudad.

Pelea y disputa

Según informaron desde la Secretaría de Planeamiento municipal, existen tres sectores del legado Deliot a la vera de la ruta nacional 174 que conecta Rosario con Victoria. El sector uno es un polígono libre de 1.208 hectáreas al norte del riacho Paranacito. De ese sector, una porción de más de 700 hectáreas son ocupadas por un empresario que desde hace años cría ganado y ha alterado la demografía del lugar con terraplenes y otras construcciones. Probablemente haya elegido montar allí su producción en ese lugar por cercanía a la ruta, lo que permite un acceso más sencillo que en otros puntos de la isla.

Siempre de acuerdo a lo informado por el municipio, en 2010 el empresario inscribió el perímetro en el municipio de Victoria. Es uno de los pasos habituales para iniciar un juicio de usucapión, donde una persona ocupa un lugar no siendo propietario y pide a la Justicia el título de la misma si es que durante un determinado tiempo nadie la reclama.

El empresario no es el primero en intentar conseguir el dominio y el título de los terrenos rosarinos a través de esta figura legal. Según los registros obtenidos por el municipio, hubo dos inscripciones similares de otras personas en parte de los terrenos antes del 2010.

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La Municipalidad intervino e inició acciones legales. No obstante, los recorridos ecoturísticos que diseñaron evitaron pasar por el sector en disputa.

El circuito de paseo pretendido puede darse a través de otros dos sectores de lotes rosarinos en las islas. Ambos están libres. Uno tiene continuidad entre parcelas, abarca 376 hectáreas y está cruzado por caminos públicos. Otro, con parcelas dispersas suman 146 hectáreas.

El recorrido

El recorrido isleño permitirá a los visitantes contactarse con ecosistemas con perfiles diferenciados: los albardones, el monte isleño y las lagunas marcan un cambio en flora y fauna. Los primeros dos están conformados por sauces, ceibos, laureles y timbós, entre otras especies vegetales. La isla es un refugio para más de cien especies de aves, en su mayoría desconocidas para los habitantes de una ciudad: cardenilla, zorzal, tordo músico, chingolo y varillero, entre otros.

Completan la fauna el gato montés, hurones, zorros, mulitas, iguanas y otros reptiles que suelen vivir en cuevas. Tierra adentro, ya en las lagunas, las plantas acuáticas toman protagonismo y otras aves se escuchan: gallito de agua, garzas blancas, mora, la cigüeña americana y el chajá. Se pueden avistar copios y carpinchos. También son importantes para la vida de la isla los arroyos y lagunas, que permiten el paso a la variada fauna ictícola.

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