Guillermo Ferretti
Papelón. En una de las producciones más pobres de los últimos años, Central fue goleado 4-0 por el descendido Arsenal en Sarandí. En el estreno de José Chamot como DT interino, el Canalla entregó una imagen tan deslucida como las recientes y volvió a ser un equipo light, sin poder de reacción en la adversidad. Así, en la penúltima fecha, encadenó la cuarta caída consecutiva en esta Superliga.
Además, el complejo escenario post Arsenal generó un panorama previo poco favorable de cara a lo que viene. Eso será el próximo miércoles, cuando los de Arroyito se jueguen su pasaje a la segunda fase de la Sudamericana visitando a San Pablo en Brasil.
Afrontar el encuentro de ayer con una mixtura entre jugadores que venían siendo titulares y otros con menos minutos en cancha no terminó siendo una buena idea. Y el concepto no sólo tiene que ver con el resultado. Ni mucho menos con sacar provecho de estar escribiendo el bendito “diario del lunes”. Con pocos días de trabajo desde su asunción en el cargo, Chamot apostó por una alineación que, salvo por la dupla de ataque, no contaba con rodaje en el campeonato.
De todos modos, los primeros 30 minutos de Central fueron aceptables. En ese lapso de tiempo, cuando el trámite era de ida y vuelta, los auriazules gestaron tres situaciones propicias para convertir. Pero Pereyra y Da Campo no pudieron con el arquero debutante Mauricio Aquino. Y Zampedri resolvió muy mal un mano a mano que tenía clara sensación de gol.
Pero cuando tuvo su oportunidad, Arsenal no perdonó. Y el Canalla nunca asimiló ese golpe. Es más, comenzó un proceso de devaluación colectiva que, más allá de alguna meseta, no se detuvo hasta el final del encuentro. Una situación que se agrava considerando la escasa ambición del rival, un equipo que desde hace unas semanas sabe que en la próxima temporada jugará en la B Nacional.
Fue una ráfaga del local. Primero, a los 32, cuando llegó el insólito golazo de Ferrari en contra. Un minuto después, la irresponsable acción de Martínez le costó la expulsión. A los 38 aumentó Lomónaco, y a los 45 Antilef marcó el tercero. Así, en 15 minutos de desconcierto, Central se fue al descanso 0-3 y con un hombres menos. Un panorama desolador.
Para el complemento, Chamot incluyó a Tobio para rearmar la defensa. Y también le dio pista a Lovera para buscar profundidad por la banda derecha. Pero los intentos de solución quedaron sólo en eso. Poco cambió. Los problemas eran demasiado profundos como para repararlos con dos cambios y un par de movimientos tácticos.
A los 28 minutos llegó el cuarto, tras una gran definición de Purita. Y el equipo de Chamot quedó tirado en la cancha. Sin poder de reacción y víctima de una fragilidad emocional alarmante, Central sufrió el último tramo del partido. El martirio concluyó con el pitazo final de Argañaraz. Pero esta nueva derrota encendió a pleno las alarmas para lo que viene.
Es que, más allá de que se puedan modificar nombres, no hay señales lógicas que permitan creer en la recuperación futbolística para jugar el miércoles ante San Pablo en el mismísimo Morumbí. Lo que sí está claro es que la salida de Leo Fernández sólo descomprimió “hacia afuera”, porque “puertas adentro”, el clima parece el mismo que el de las últimas fechas.
El DT Bajo la lupa
José Chamot. Su equipo se desmoronó por completo ante el primer imprevisto, mostró la falta de reacción de los últimos tiempos y fue goleador por un rival de la B Nacional. El desconcierto que generó con las pruebas en la semana se trasladó a la cancha.
El Pito
Pedro Argarañaz (7). Impecable. Manejó con criterio las amonestaciones y las jugadas más importantes del partido, incluida la roja a Mauricio Martínez.
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