Alberto Bono, artista plástico y bandoneonista, murió ayer en nuestra ciudad, a los 67 años, después de soportar una larga enfermedad. Declarado “Artista Destacado” de Rosario, ciudad en la que nació en 1943.
A los 6 años obtuvo su primer bandoneón; con el que debutó en la confitería “El Cifré” con tan solo catorce años. Se presentó en diversas ciudades del país, y estuvo 10 años en Europa.
En 1993 representó a la Argentina en el Festival Mundial de Drummonville (Canadá) como músico invitado del grupo “El Cimarrón”.
En España fue contratado por el ayuntamiento de A Coruña como director del Grupo Argentino de Tangos para las fiestas de María Pita de 1995.
Ese mismo año, con el Trío Argentino de Tangos acompaña al Cholo Aguirre en una gira por España.
En 1998 es invitado por el renombrado músico argentino Mario Corradini para grabar, en Italia, un disco dedicado a Astor Piazzolla titulado “El Tangonauta”. En 2002 presentó en Rosario la obra teatral “No sé cómo llamarte” (tangovisión de una bohemia), basada en su experiencia. Y donde se interpretaba él mismo, tocando el bandoneón y pintando en vivo.
En 2006 fue nombrado “artista destacado” por el Honorable Concejo Deliberante. Fue figura representativa de las “II jornadas Metropolitanas de Tango de Rosario”.
Como artista plástico se traslada en 1984 a Miami, invitado por el artista argentino Alberto Cimolai. Sus obras se encuentran en colecciones privadas de Francia, Inglaterra, Japón, España, Canadá, Estados Unidos, Brasil, Chile, Uruguay y Argentina.
Alberto Bono se inspiraba en el tango. Desde su casa de Arroyito, sentía las marioposas de colores que significaban el universo pictórico del Tango, múltiples colores que alguna vez le asombraron en le obra de Quinquela Martín.
Alberto Bono alguna vez en declaraciones periodisticas dijo: “El tango tiene una forma muy especial… y hasta el baile es especial, la forma de mirarse, de tomarse, de verse… y hasta el modo de los silencios, teniendo en cuenta todos esos detalles y la forma en que se crea este ritmo. Fueron los elementos necesarios para que el corazón se fuera llenando de tango y con los años llenando de Mariposas el alma ”.
Esa pasión de Alberto Bono quedará plasmada a la vista de todos los que se acerquen a La Casa del Tango, donde un mural suyo corona el escenario y que lo incluye como integrante de la comunidad tanguera de Rosario. Bono donó esa pintura a la ciudad, y para hacerla trabajó durante tres meses en el reciclado edificio de la costanera rosarina.
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