En los dos últimos partidos Central dejó escapar dos victorias seguras en los minutos finales. Esos cuatro puntos que quedaron en el camino le impidieron al Canalla igualar la línea de San Lorenzo, el único escolta que tiene River, que se acaparó de la punta del torneo desde hace rato y salvo una catástrofe será muy difícil que la largue.
Ese tipo de empates (ambos fueron 2-2) tienen sabor a derrota. Y mucho más si se dieron en Tucumán, un escenario siempre difícil o frente a Boca en el Gigante. Pero nada es casualidad, sino hay mucho de causalidad.
Ante Atlético Tucumán el equipo hizo un muy mal primer tiempo. En el complemento mejoró el funcionamiento, fue superior al Decano por largo tiempo y pudo dar vuelta el resultado con los goles de Carlos Quintana y Damián Martínez. Pero cuando los tres puntos se iban para Rosario, Montoya dejó una entrega corta en mitad de cancha que supo aprovechar Joaquín Pereyra. El zurdo cumplió con la inexorable ley del ex y vulneró a Broun cuando el reloj marcaba los 90 minutos.
Frente a Boca, Central fue superior por muchos momentos. El Xeneize no llegaba bien parado a Rosario y se notó. El Canalla se puso el traje de overol y le hizo incómodo el partido al equipo de Jorge Almirón. Giaccone sacó a pasear a Barco y fusiló a Romero para abrir el marcador. El mismo juvenil, en el complemento, tuvo la chance de liquidar el pleito, pero su escasa experiencia lo nubló para elegir la mejor opción.
Cuando Central se sentía (con fundamentos) dueño del juego apareció el primer empate de Boca. Payero encontró un cabezazo que encontró mal parado a Broun y algo de injusticia se apoderó del Gigante. Pero el Canalla no se achicó para nada y Véliz volvió a inclinar la balanza para el local tras una gran asistencia de Campaz.
El partido comenzó a tomar temperatura. Los minutos pasaban sin jugarse y eso implicaba que el tiempo de adición sea importante. Y fue así. Penel marcó 10 minutos.
En ese lapso Russo buscó hacerse fuerte de arriba y mandó a Komar en lugar de Campaz. A Boca no se le caía una idea para rescatar un punto hasta que Villa, de flojito partido, envió un centro que primer peinó Vázquez y que luego Figal, de palomita, anotó la igualdad cuando se jugaba el último minuto adicional.
El Gigante pasó de la alegría extrema a tener caras largas y frustrantes. Es que el triunfo estaba al alcance de la mano y se le escurrió como agua entre los dedos.
Con el diario del lunes en la mano muchos dirán porque Montoya no la tiró fuerte y lejos en Tucumán o porque Russo no eligió jugadores para tener la pelota en los minutos finales con Boca. Lo concreto y real es que el Canalla desaprovechó la chance de seguirle le tren a San Lorenzo y ahora tiene cuatro equipos arriba.
Russo seguro tomó nota e buscará corregir ese déficit que dejaron a Central sin cuatro puntos valiosos para el presente y principalmente para el futuro.
De todas maneras la campaña auriauzl es irreprochable se mire de donde se mire. Casi con la mitad del torneo jugado el equipo mostró seriedad y muy competitivo, ganándose el respeto de todos. Algo que siempre caracterizaron en los ciclos de Russo en la entidad de Arroyito.
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