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Las Pibas Car Wash

Ahora los lavaderos de autos también son patrimonio de mujeres

Betina Ramírez inauguró el galpón de Pellegrini 4831 en junio de 2020 y sólo lo atienden mujeres. Trabajan diez chicas, de entre 20 y 30 años, que ya recorrieron algunos kilómetros en un rubro que era exclusivo para el género masculino


Una mano lava a la otra y muchas lavan autos. Betina Ramírez trabajaba en una concesionaria de coches usados que duró seis meses por los coletazos de la pandemia. De algo tenía que vivir y era el momento de abrazar un sueño que estaba con el freno de mano hacía tiempo. Prefirió quedarse con la culpa y no con las ganas de abrir un lavadero de autos atendido sólo por mujeres. Y empezó a darle forma al proyecto de Pellegrini 4831.

Carburando

Cuando cerró la concesionaria, Betina le hizo un pedido a su ex jefe: que le diera de baja al contrato de alquiler del galpón para poner en marcha el lavadero. Lo inauguró en junio de 2020.

Al galpón de zona oeste le puso corazón, garra y mística. “Fue todo a pulmón. Al local lo pinté con ayuda de mis amigas. La decoración de las paredes está hecha con un esténcil. El dibujo de la fachada tenía que ser algo que llame la atención, lo busqué en internet y le dije al muralista que le agregara una esponja y un poco de espuma. Y lo hicieron en pocas horas”, recordó.

“Me gusta limpiar y pensé que no podía ser tan complicado lavar autos. La idea era que vengan sólo mujeres, pero empezaron a venir familiares, conocidos y amigos y tuve que cambiarle el nombre de Exclusive Girls Car Wash a Las Pibas”, explicó.

Mientras ponía a punto el nuevo emprendimiento, Betina llamó a un amigo que trabaja en un lavadero de autos para que les dé una clase a las chicas. “Así arrancamos. Mi primer cliente fue mi ex jefe de la concesionaria”, rememoró.

“No sirvo para estar sentada en una computadora. Me crié entre varones y siempre me gustó jugar al fútbol, a la play, y también le lavaba el auto a mi hermano”, contó.

Con rumbo propio

La avenida Pellegrini es la histórica “calle de los lavaderos”. Están repartidos desde Avellaneda hasta Camilo Aldao y hay más de 20. Cuando Betina inauguró el lavadero pasaban unos 10 autos por día. “Para la época de las fiestas les avisamos a los clientes que íbamos a trabajar medio día y nos fuimos a la noche. Habíamos cerrado el portón y todavía había gente esperando. No podíamos desperdiciar el laburo. Llegamos a lavar 32 autos. Ahora, estamos en un promedio de 20 diarios”, aseguró.

El lavado demora entre 40 minutos y una hora, todo depende de en qué condiciones llegue el auto. “Hay que tener paciencia. Somos puntillosas”, aclaró.

Las pibas tienen todo para que los clientes salgan con el auto pipí cucú: hidrolavadora, aspiradora, paños de microfibra shampoo siliconado, neutro, máquina de espuma activa, cera, silicona y largos etcéteras; y los clientes eligen el perfume para su vehículo.

Hay tres tipos de lavados: el básico que sale 500 pesos, el premium cuesta 1.000 pesos (se desarma el baúl, se desengrasan los paneles y es más profundo), y el premium max que vale 5 mil pesos (se sacan y se lavan los asientos, techos, pisos y hay que dejarlo todo el día).

A las conductoras de She Taxi, la aplicación gratuita que desde 2016 conecta a taxistas mujeres con pasajeras (y que tiene más de 200.000 usuarias), se les hace un descuento especial: pagan la mitad.

Apenas abrió el lavadero eran tres chicas, ahora son 10 que se dividen en dos turnos: de 9 a 14 y de 14 a 20. El local está abierto de lunes a lunes, de 9 a 20, y los domingos, de 9 a 13 y de 17 a 19.

Cadena de favores

Las pibas, Macarena Soto, Sofía Barrios, Bianca Villalba, Roxana Salguera, Gisel Gómez, Antonela Brest, Elena Mercado, Paula Bustos, Georgina Capitani y Betina, tienen entre 20 y 30 años. La mayoría terminó el secundario y otras están en camino a eso. Además, se dedican a otros rubros como peluquería, repostería, cosmetología y depilación.

“En el lavadero había una oficina vacía y pensé que se podía aprovechar ese espacio para que las chicas hagan las uñas por la tarde. Como hay flujo de gente y vienen chicas a dejar folletos, nos vamos haciendo el boca a boca entre todas”, contó Betina.

“Somos pibas que venimos de una vida difícil. Hacemos terapia entre nosotras y hasta a veces lloramos. Nos apoyamos y hacemos causa común. Quiero que para ellas sea un trabajo temporal y si quieren hacer algo extra las apoyo”, dijo.

“Una de las chicas dejó su trabajo en una empresa de limpieza porque acá se siente mejor. Otra se fue a trabajar a una pizzería, pero la trataban mal y volvió. Es también un lugar de contención”, aseguró.

Paula, una de las diez integrantes del staff de Las Pibas, hace ritmos urbanos, trap y tiene pensado a corto plazo hacer un video clip en el lavadero junto a sus compañeras al ritmo del dancehall, un tipo de reggae jamaiquino. “Todas estamos entusiasmadas. Acá me siento cómoda, sin prejuicios y sin malos tratos”.

Un ambiente con amenities

El galpón está decorado en composé donde predominan el rosa y el negro, muy al estilo Betina. Al fondo a la derecha hay una mesa exclusiva para clientes: mientras esperan a que terminen de lavar sus autos pueden sentarse a tomar un café respetando los protocolos sanitarios. Invita la casa.

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Rosana es una de las 200 conductoras de She Taxi que hay en Rosario y contó que “desde que abrió traigo a lavar el taxi y también mi auto particular”. Y agregó que “tienen muy buena atención y es super recomendable”.

Leandro es otro de los clientes que estaba esperando su turno y dijo que “hace poco tiempo lleva su auto al lavadero de chicas”. Y remarcó que “en otros lugares cobran más barato, pero lo dejan un poco sucio. De acá me voy conforme”.

Por buena dirección

“Me convencí que íbamos por buen camino cuando un cliente vino a lavar su auto y estaba colapsado de gente. Esperó una hora y media su turno. Me dijo que ni loco iba a otro lugar. Son actitudes que me llenan el alma. Que te tengan confianza no tiene precio”, dijo Betina, quien supo tener un almacén, vendió ropa y hacía tareas de limpieza en casas particulares. Quería ser veterinaria, pero con un hijo chiquito no le fue fácil. Hoy es una mujer que mira para atrás y dice “lo logré”.

Las Pibas están alentadas por tiempos de cambios y ya recorrieron algunos kilómetros en un lugar que era exclusivo para el género masculino. Las Pibas de zona oeste son dueñas de un carisma singular, tienen la fuerza de un Scania y saben que la salida es colectiva.

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