25 Años

Ahora es cuando


“Estamos a la intemperie”, dijo, casi como un susurro, un compañero tras el último cierre del diario en 2016, y sonó como un estruendo en la enésima asamblea para decidir nuestro futuro.

¿Qué hacer ahora? Nos preguntamos una y otra vez. Parafraseando, sin saber, ni remotamente, un texto que data de 1904.

1) Y lo primero fue juntarnos. Casi instintivamente. Como rasgo elemental de supervivencia. Debates hasta la madrugada. Reflexión y catarsis. Mucha catarsis. Es que lo que estaba en juego era, nada más y nada menos, que el futuro. El nuestro. Y el de nuestro entorno más cercano. Nada muy épico. Elemental diría. Entendiendo lo elemental como “prioridad”.

Lo primero, y por un buen tiempo, era sobrevivir. Y para sobrevivir hay que resistir, lo que sea.

El límite de la resistencia no está escrito de antemano. Se construye. Para esa construcción de resistencia no alcanzan los manuales. Se aprende de la historia reciente y de la antigua. Se transitan caminos desconocidos e insospechados y en ese derrotero también se aprende. No hay sobrevida sin resistencia. Pulsión de vida explícita.

2) Recuperar la historia no es un recuerdo banal. Es apropiarse de las experiencias propias y ajenas y ponerlas en juego en función de un interés propio en contexto determinado, en este caso, colectivo. Que aunque suene “romántico” es sumamente más complejo. Por momentos angustiante.

3) La resistencia no es sinónimo de tozudez irracional. Es un conjunto de prácticas enlazadas en tácticas y estrategias las cuales tienen objetivos a corto, mediano y largo plazo. La resistencia no es una virtud, es un plan. Una hoja de ruta.

4) No es cierto, ni un poquito, que la resistencia es en solitario. Nunca. De ser así muta en fracaso. La solidaridad, la sensibilidad por la suerte del otro no sólo existe, sino que es la fuerza vital que sostiene cualquier proceso de disputa. También es claro que no hay garantía de éxito de antemano. Sin embargo, somos hijos de la solidaridad de los rosarinos y rosarinas.

5) El 7 de octubre de 2023 El Ciudadano y la Región está cumpliendo 25 años. En noviembre la Cooperativa La Cigarra cumple 7 años. ¿Es mucho o es poco? Depende. Lo cierto es el salto cualitativo en un amplio conjunto de aspectos. La resistencia ahora es un componente de nuestras prácticas pero no el único.

6) La autogestión no es la panacea. Idealizar el trabajo “sin patrones” es un atajo inapropiado. Con todo, tiene ventajas comparativas. Las tensiones se resuelven por consenso y la doble autoexplotación es menos rigurosa.

7) El desafío de hacer sustentable un medio de comunicación cooperativo, es decir que podamos “vivir de este trabajo”, es la tarea del futuro inmediato. De otro modo el futuro es una consigna abstracta. El compromiso es colectivo porque no hay salida individual.

8) Nuestra práctica periodística asume con responsabilidad el contrato de lectura que construyó con nuestros usuarios en los distintos soportes. No hay noticias falsas ni discursos de odio. Tenemos nuestra propia identidad en la construcción de nuestra agenda temática. Quien nos lee, escucha o mira sabe desde qué punto de vista abordamos los fenómenos que narramos. Intentamos, no sin esfuerzo, interpretar el abanico de sensibilidades que atraviesan las audiencias. Historias mínimas. Periodismo honesto.

9) La capacitación, la innovación en los productos periodísticos y en el proceso productivo fueron, son y serán ejes claves en nuestro desarrollo. También nuestro futuro depende de ello. En un contexto de brutal concentración mediática no hay posibilidad de éxito si quedamos rezagados en esos procesos.

10) Ya no estamos a la intemperie. Nuestro “padre” (el Sindicato de Prensa Rosario) nos cobijó en medio de la tormenta. El reto es asumir el compromiso colectivo de construir nuestro futuro próximo. No hay delegación posible. Trabajadoras y trabajadores. Hombres y mujeres que tienen la misión de no fallar porque está en juego su pellejo. Que este 7 de octubre sea el mojón de un nuevo salto de calidad.

Ahora es cuando

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