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Ahora el que tiembla es el Partido Justicialista

Panorama político, por David Narciso. Mientras en el peronismo estalló el preámbulo de una pelea mayor, el gobernador electo, Antonio Bonfatti, calmó las aguas: conformó a los socios del Frente en el armado del gabinete y tiene presupuesto aprobado.

La tortilla se dio vuelta: ahora es el justicialismo el que está en estado de convulsión y el Frente Progresista el que pasea por un lecho de rosas. Hace un mes el mundo era al revés en la política santafesina.

Antonio Bonfatti debería tener un despegue apacible de su gobernación. El presupuesto provincial está aprobado, fruto del acuerdo que construyó con los senadores del PJ y la única incertidumbre, en principio, es la cifra que deberá salir a buscar el ministro de economía, Ángel Sciara, para financiar lo que resulte de las negociaciones paritarias con los estatales.

Al gabinete le faltan los últimos retoques en segundas y terceras líneas, pero es un hecho que no habrá conflicto con socios del Frente Progresista. Todos los partidos que lo integran, pero fundamentalmente todas las líneas internas de esos partidos, estarán integradas al Ejecutivo.

Bonfatti logró conformar al abanico radical a pesar de que el interior de ese partido es un volcán en erupción. El nuevo episodio que tensa la vida interna es la poco prolija maniobra que consiste en tirar delegados partidarios por la ventana para inventar una elección en 20 días que le permita a Mario Barletta investirse de un cargo desde el cual disputar la presidencia de la UCR.

Esa elección “a medida” hizo crujir la delicada convivencia en la UCR. El vicegobernador electo, Jorge Henn, fue el vocero de los sectores partidarios a los que no representa el intendente de la capital. Habló de una elección de “sesgo antidemocrático porque en el apuro no garantiza la participación” y propuso una conducción colegiada que defina por dónde se construirá de ahora en más. Henn sostiene que el partido afronta una crisis terminal, que su falta de identidad lo lleva un día a acercarse a Binner y otro a Francisco de Narváez. Henn está convencido que hay un sector de la UCR que ahora intentará asociarse a Mauricio Macri.

El preámbulo de la pelea mayor

El fin de semana se produjeron los primeros contactos entre dos sectores justicialistas que se enfrentan por la presidencia de la Cámara de Diputados. ¿Sólo eso? Es lo que asoma, pero es probable que sólo sea el preámbulo de la discusión que levantará vuelo en febrero para dirimir qué sector se quedará con la conducción partidaria del PJ.

Dieciséis diputados electos de 28 desafían la intención de María Eugenia Bielsa de asumir la presidencia de Diputados. Otros ocho la respaldan como la candidata natural al cargo por haber sido la cabeza de la lista legislativa que consiguió la mayoría para el PJ. Otros dos no tomaron posición hasta ahora (Marcela Aeberhard y Ricardo Olivera) y un tercero no se sabe si asumirá (el intendente de Fray Luis Beltrán, Alejandro Fraga).

La foto de la ex vicegobernadora con la presidenta no pasó desapercibida, pero tampoco hizo deponer aspiraciones a quienes buscan una alternativa. “Mi nieto también tiene una foto con la presidenta”, ninguneó el sindicalista Alberto Maguid. Con Luis Rubeo como cabeza visible, el grupo que intenta darle una clase acelerada de cómo se convive en el PJ, reúne a los diputados de Maguid, los de Oscar Cachi Martínez, los de Agustín Rossi, del Movimiento Evita y los de un puñado de intendentes del sur provincial.

Sostienen que Bielsa no admite instancias de diálogo y que pretende que 27 diputados del PJ le deleguen la potestad exclusiva del diálogo con el Ejecutivo (cuestión que será central en un período en el que el gobierno necesitará hablar mucho con la oposición). Además, la acusan de pretender ser ella quien asigne funciones y roles para cada uno de los legisladores.

“No es que pide ser la jefa de la oposición, donde nos podríamos cuadrar y vamos todos para el mismo lado; lo que ella quiere es administrar a todos, porque está claro que la presidencia tiene un perfil administrativo, el que lo ejerce está afuera del debate, es la representación institucional del conjunto de la Cámara”, protestó uno de los 16.

La llegada de Bielsa a las grandes ligas del PJ metió ruido desde el inicio. Entre 2003 y 2007 los senadores “se la bancaron” porque tenía el respaldo de Jorge Obeid. Pero el propio gobernador tuvo sus cortocircuitos cuando, fuera de la ortodoxia político-partidaria, ella rechazó su pedido y el de Néstor Kirchner para que siendo vicegobernadora encabece una lista de diputados.

Otro tanto pasó en el Concejo Municipal de Rosario, donde conformó un bloque a su medida, con la sola compañía de Fernando Rosúa, casi sin articulación con el Frente para la Victoria y el cavallerismo. De hecho, se retira del Palacio Vasallo enfrentada con el kirchnerismo puro y cobijando a hombres que vienen del reutemismo y el obeidismo.

En vísperas de la reunión en la que los 16 oficializaron el desafío, María Eugenia Bielsa hizo sentir el rigor de su enojo a Alberto Maguid, a quien le exigió por teléfono y sin suerte que abortara el encuentro.

Sin embargo Maguid, Rubeo y los aliados circunstanciales no se inhiben con la amenaza de un reto desde la Casa Rosada. Han resuelto jugar a fondo. De hecho, los 16 y sus jefes políticos se sienten “acreedores” más que “deudores” del proyecto nacional que lidera la presidenta, en el sentido, argumentan, que “pusieron la cara y caminaron una y otra vez la provincia para juntar votos”.

Lo concreto es que para la presidenta no es fácil tallar por una de las facciones en pugna. María Eugenia Bielsa es un diamante electoral de reserva para el kirchnerismo del futuro, pero enfrente hay sectores que nos son escindibles de la suerte del gobierno.

El caso es interesante, porque si bien responde a los cánones partidarios que sostienen que “si no te ordenás el PJ te ordena”, uno de los personajes en cuestión es una rara avis. Ni siquiera su condición de adherente y no afiliada del justicialismo es determinante, sino su condición de querer jugar un rol protagónico fuera de borda. Sobre esto puede haber valoraciones de todo tipo de un lado y de otro, pero el caso promete seguir porque se trata de una personalidad que ha mostrado dificultades para convivir con las contradicciones del partido con el que ha decidido caminar en política y con las contradicciones de sus dirigentes. La contratara es que se trata de una dirigente que resulta atractiva para un sector de la sociedad, que a la hora de traducir esa atracción en votos la puso a una altura inalcanzable por el resto.

Sus declaraciones de esta semana, en las que amplió su ofensiva por fuera del PJ e involucró a otras fuerzas políticas a la hora de lanzar sospechas sobre acuerdos espurios sobre manejo de dineros públicos, la exponen y la debilitan. Es muy difícil dar una pelea como la que le han planteado desde la soledad.

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