Política

"Desaparecedores y fugadores. Capitalismo argentino"

Agua y aceite: 10 cuestiones sobre el escándalo Vicentin y sus respuestas o sus vacíos

Al cumplirse este miércoles 10 un año del concurso del grupo del norte santafesino, el legislador y periodista Del Frade pone en foco los argumentos del entramado de empresas para sostener que perdió plata en un sector en el que todos ganaron. Se trata del capítulo 18 de un libro sobre el tema

Foto: Télam

Carlos del Frade (*)

Este miércoles 10 de febrero se cumple un año de la presentación en concurso del grupo Vicentin.

Lo que sigue forma parte del capítulo 18 de nuestro libro, “Vicentin. Desaparecedores y fugadores. Capitalismo argentino” y es una especie de resumen de todo lo dicho y presentado en este año.

Lo compartimos con la idea de difundir esta información y producir un debate imprescindible sobre lo sucedido con Vicentin, la tierra, los bancos y los puertos en Argentina.

El agua y el aceite significa separar la verdad de la mentira.

1. El concurso de acreedores está montado sobre una mentira.

Vicentin no es solamente Vicentin SAIC, es un conglomerado de por lo menos 16 empresas en Argentina y casi una decena más en diferentes países del planeta.

2. El 12 de diciembre de 2020, la empresa saca un comunicado en el que habla de 1.239 trabajadores.

Seis días después, en otro comunicado, a raíz de los allanamientos ordenados por el juez Hernán Postma, asegura que tiene más de 5 mil empleados en 16 empresas en el país. Esto derriba el llamado velo societario porque son trabajadores del mismo grupo y esa continuidad laboral habla a las claras de un consorcio, no de empresas diferentes.

Renova es una de las empresas que tiene el grupo, hoy de manera minoritaria en sociedad con su principal apoyo extranjero, que es Glencore. En su página web, Renova habla de 60 mil camiones mensuales que llegan a su planta. De allí que la dimensión del universo social de Vicentin a través de puestos laborales directos e indirectos supera largamente las 30 mil familias en la provincia de Santa Fe en particular, y Argentina en general.

3. “Nosotros nunca nos fuimos de Avellaneda y Reconquista”, es otro de los mitos fundantes de la familia.

Sin embargo, desde el año 2000 en adelante, la constitución de sociedades off shore, el depósito en paraísos fiscales como las Islas Vírgenes o bancos suizos y hasta cuentas corrientes en Uruguay demuestran que las presencias físicas de algunas de esas personas pueden vivir la mayor parte del año en el norte santafesino, pero sus inversiones están muy lejos de allí.

4. El contador Omar Scarel, en el recinto de la Cámara de Diputadas y Diputados de la provincia de Santa Fe, ante la pregunta sobre dónde está la plata de los 791 millones de dólares que les dio el Banco Nación entre agosto de 2019 y enero de 2020, primero respondió que estaban en “fierros”, es decir en máquinas y equipos.

No solamente no hay verificaciones de inversiones en esos meses en ninguna de las empresas del grupo, sino que las trabajadoras y los trabajadores de Algodonera Avellaneda, entre otras, dejaron anotado en las audiencias en el Ministerio de Trabajo, delegación Reconquista, que ellos mismos debían solucionar con alambres los problemas que tenían las máquinas, para poder hacerlas funcionar.

Ante la insistencia de nuestra pregunta, Scarel ensayó otra respuesta: “Ese dinero se usó para pagar deudas”.

Tampoco es verdad. Porque si se hubiera usado para pagar deudas, por qué la empresa tiene una deuda de 1.350 millones de dólares. Cuando se le hizo este planteo, Scarel solamente balbuceó.

5. El terrorismo de Estado benefició a Vicentin dos veces: una en 1979, cuando le otorgó el puerto en San Lorenzo. Cuando dijimos esto en la Legislatura, Héctor Vicentin sostuvo que mentimos, que no había sido regalado sino que se trataba de una compra que le habían efectuado a la entonces empresa Duperial.

Ese dato es absolutamente nuevo. Sería bueno acceder a la documentación de aquella compra y ver las cifras de la misma. Lo cierto es no había información de la compra a Duperial pero queda claro que ocurrió durante el terrorismo de Estado, y cuando el ministro de Economía de entonces, José Alfredo Martínez de Hoz, había sacado el monopolio de la Junta Nacional de Granos para generar exportaciones, hecho que habilitó la instalación de puertos privados.

La segunda vez fue cuando, en julio de 1982, Domingo Cavallo, al frente del Banco Central de la República Argentina, estatizó la deuda externa que tenía la empresa.

Hay que recordar, por otro lado, que Vicentin todavía tiene que explicar ante la Justicia federal de Reconquista por qué hubo 22 personas que fueron secuestradas y si hubo o no apropiación de bebés, de acuerdo a lo dicho por el abogado de uno de los represores condenados en el año 2013.

6. Vicentin siempre recibió apoyo de los gobiernos: nacional, provincial y municipales.

Sergio Nardelli le dijo a toda la Comisión de Seguimiento del caso, en la propia sede del grupo en la ciudad de Avellaneda, que siempre aportaron dinero a todos los grandes partidos políticos.

7. No se sabe la cantidad de tierras que tienen los integrantes de las familias que componen el grupo Vicentin, no solamente en la provincia de Santa Fe sino en otros lugares de la Argentina.

8. No se sabe el destino del dinero ingresado por la venta del 16,6% del paquete de Renova a Glencore, ni tampoco lo cobrado por la venta de Friar a capitales holandeses.

9. Tampoco hay información pública sobre la cantidad de personas que fueron trasladadas desde Reconquista y Avellaneda en los años 80, cuando se instaló la planta en Ricardone y qué fue de esa gente.

10. Surge de toda esta recopilación informativa que tanto el gobierno provincial, en distintas administraciones, como los municipales, tienen nula participación en lo que sucede en los puertos de la provincia. Más allá de lo jurisdiccional, es imprescindible un mayor involucramiento en relación a lo que entra y sale por esos muelles.

En definitiva, este libro también pone de manifiesto la necesidad de definir el rol de la política con los grandes grupos económicos de la Argentina, con aquellos que fueron desaparecedores, endeudados en millones de dólares, desocupadores, fugadores y lavadores de dinero.

Tal vez por eso la cifra de delitos económicos en Argentina sigue siendo monumentalmente anoréxica.

Porque los grandes partidos, los que tienen el poder político del país y la provincia, suelen mirar para otro lado ante el gran capital.

Creyendo que las emulsiones, como el agua y el aceite, pueden permanecer juntas mucho más tiempo que lo que realmente pueden hacerlo.

(*) Diputado provincial del Frente Social y Popular de Santa Fe

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