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Agua, barro y 400 muertes

En una zona turística de Río de Janeiro las precipitaciones incesantes que comenzaron anteayer provocaron la mayor tragedia natural en cuatro décadas. La presidenta Dilma Rousseff prometió “acciones firmes”.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, prometió ayer “acciones de gobierno firmes” en la región serrana de Río de Janeiro, donde más de 400 personas murieron a causa de las intensas lluvias que provocaron inundaciones y deslizamientos de tierras.

El municipio de Nova Friburgo, de 182.000 habitantes y ubicado a 130 kilómetros de Río de Janeiro, fue el más afectado por la catástrofe, la mayor inundación de la historia de Brasil. Allí se registraron al menos 169 víctimas mortales.

Los barrios de la periferia de Nova Friburgo y los hoteles elegantes de su región central fueron devastados por los aludes de barro que descendieron de las montañas de la Serra do Mar, que recorren el interior de Río de Janeiro.

En tanto, al menos tres bomberos murieron en un predio de Nova Friburgo que ayer fue visitado por la presidenta, quien arribó en compañía del gobernador, Sergio Cabral, informó la Agencia Brasil. “El sufrimiento es muy grande”, dijo la mandataria al llegar a Nova Friburgo, en su primer viaje luego de haber tomado posesión del cargo el 1º de enero último.

Rousseff, quien ayer estuvo en la zona con el ministro de Defensa, Nelson Jobim, dispuso la liberación de unos 350 millones de dólares para dar asistencia a los sobrevivientes, el envío de unos 200 miembros de la Fuerza Nacional de Seguridad y de toneladas de medicamentos que serán distribuidos en hospitales de campaña como el que será instalado en Teresópolis, otra de las cuatro municipalidades afectadas junto con Petrópolis y Sumidouro.

Cabe destacar, que las autoridades argentinas transmitieron ayer su solidaridad al gobierno y pueblo brasileño.

A través de un comunicado  la Cancillería  informó que el gobierno argentino “pone a disposición de las autoridades brasileñas la ayuda inmediata y los elementos que se estimen necesarios proveer para asistir a los damnificados de las inundaciones”.

Los números de la peor catástrofe vivida por la región serrana de Río tienden a seguir en aumento, ya que los socorristas todavía no lograron acceder a algunas zonas, como el barrio de Campo Grande, en Teresópolis, donde se estima que 2.000 viviendas fueron destruidas por la tormenta.

Por su parte, el gobierno anunció el envío de nueve helicópteros y otros dos iban a ser aportados por la Marina, para reforzar el trabajo de la Defensa Civil y los bomberos de las cuatro ciudades afectadas.

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