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Letra chica

Afinan detalles sobre los controles de narcolemia

En unas semanas comenzarán los tests a conductores de vehículos: habrá dos móviles y dos fijos.


Los plazos para la implementación del test de drogas ilegales a conductores en la ciudad fueron confirmados ayer por el municipio. En 10 días se reglamentará la ordenanza presentada por Jorge Boasso que fue aprobada en 2014 pero que nunca fue puesta en marcha. Según confirmó la subsecretaria de Salud municipal, Silvia Marmiroli, analizarán los dispositivos para hacer el control, que será por saliva. Luego habrá tres meses de prueba en la calle sin aplicar sanciones. Tal como se informó en las últimas horas, el municipio buscará rastros de drogas sin prescripción y cuya venta es ilegal: marihuana, cocaína, anfetamina y algunos opiáceos. Al mismo tiempo, insistieron con que no se trata de perseguir al consumidor sino de fomentar la responsabilidad civil de manejar.

Por ahora, y tal como había adelantado El Ciudadano el año pasado, los controles no registrarán benzodiacepinas, que son conocidas por sus nombres comerciales Rivotril y Alplax. Según el Sedronar, junto al alcohol son las drogas más consumidas del país y su venta por internet ha crecido. Un estudio español señala que empeoran la conducción.

“El consumo de cualquier sustancia psicoactiva altera el funcionamiento del sistema nervioso. Pero esas drogas llegan a la persona a través de una receta médica, donde además el médico puede conversar sobre los efectos de la sustancia y hacer ajustes de dosis más otras recomendaciones”, fundamentó la subsecretaria de Salud, quien indicó que hay pruebas similares en marcha en Bahía Blanca y Entre Ríos.

El director de Tránsito municipal, Gustavo Adda, confirmó ayer en declaraciones radiales que en pocas semanas comenzarán los controles de narcolemia. Las pruebas se harán en dos puestos fijos y en otros cuatro móviles.

“Buscaremos profundizar controles para evitar los riesgos que hay en los espacios públicos con personas que conducen bajo los efectos del alcohol o de sustancias ilegales”, explicó. Cuando se detecte a alguien bajo el efecto de esas sustancias se lo apartará de la conducción; luego lo invitarán a participar de talleres para poder tratar esta problemática.

En 90 días, cuando esté en pleno funcionamiento el test, correrán las multas de 600 a casi 2.000 pesos e inhabilitaciones de quince días a tres meses para conducir. El director de Tránsito agregó que la inhabilitación ya figura en las leyes nacionales, provinciales y el Código de Faltas de la ciudad.

“Desde el año pasado trabajamos en un plan integral de consumo responsable. Convocamos a los equipos de control, de cultura, padres, dueños de boliche y hacemos jornadas de concientización. Sumaremos a esto a las drogas ilegales”, indicó Marmiroli, quien aclaró que en toda la red de salud pública existen equipos preparados para tratar pacientes con señales de consumo alarmantes.

A través de otras acciones, como las jornadas de consumo responsable, se reforzó la estrategia durante el verano. “La conciencia a generar es que cualquier sustancia afecta al momento de conducir. Es parte de la responsabilidad civil de manejar”, agregó la funcionaria.

Por estos días el municipio se prepara para elegir el dispositivo que se usará en los controles. Según indicaron, se introduce saliva y el aparato, cargado con información especifica para cada droga, reacciona. La experiencia, siempre según dijeron desde el municipio, se está probando en Bahía Blanca y Entre Ríos.

Tal como publicó este medio, los dispositivos para chequear sustancias sólo prenderán una luz de alarma ante presencia de marihuana, cocaína, anfetaminas y algunos opiáceos en el cuerpo de un conductor. Afuera quedarán, al menos por ahora, el control de benzodiacepinas. La más requerida es el clonazepam, que según algunos estudios privados su consumo aumentó más de un 100 por ciento en una década en Argentina. Actúa sobre el sistema nervioso central y tiene efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos, anticonvulsivos y miorrelajantes. Dentro de la categoría para tratar trastornos de ansiedad y de pánico le sigue el alprazolam.

Los medicamentos para el sistema nervioso son unos de los cuatro tipos que más facturaron en 2015. Entre 2014 y 2015, según datos del Indec, su facturación creció casi un 20 por ciento.

“Son drogas que tienen prescripciones médicas. A veces no se respetan y también deben ser tratadas como parte de un consumo responsable. Sin embargo, a diferencia de las que se mueven en el mercado ilegal, pasan por las manos de los profesionales”, indicó Marmioli.

Desde el Colegio de Farmacéuticos de Rosario pusieron reparos sobre la implementación del control en benzodiacepinas. Primero, si es posible; y, segundo, cuál sería la dosis que impediría conducir. “Mucha gente usa benzodiacepinas para dormir, desacelerar o sobrellevar una depresión. Se recomienda, siempre según la dosis, que una persona que toma un antidepresivo no maneje porque le va a producir somnolencia. Lo mismo con una benzodiacepina. Con los abusos del paciente, el médico se da cuenta de que éste está poniendo en riesgo su salud. Dentro del sistema está restringido el abuso de medicamentos, y más los psicofármacos”, explicó el referente del Colegio, Cándido Santa Cruz.

A este panorama se suma el aumento de compra de drogas legales por internet. Desde 2008 la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) prohibió la entrega a domicilio y cualquier tipo de entrega directa o indirecta al público o a establecimientos no habilitados para tal fin, incluyéndose en esta prohibición la venta por vía postal, electrónica, telefónica, por internet o cualquier modalidad que pueda ser considerada como ajena a la habilitación que se otorga a cada una de las personas físicas o jurídicas para su inscripción y registración.

En desacuerdo

Desde la Asociación Rosarina de Estudios Culturales (Arec), Pablo Ascolani indicó que son las drogas como el alcohol y las benzodiacepinas las que están comprobadas con rigor científico que afectan la conducción y del resto se presume el riesgo pero no se conoce con detalle. “Estamos a favor de disminuir la siniestralidad, el daño y la pérdida de vidas humanas. La cuestión es cómo invertir los dineros públicos para hacerlo. Vemos que esta medida no está sustentada correctamente en ciencia pero queda muy lindo como gobierno decir que lo vas a hacer”, señaló Ascolani.

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