Ciudad

Rosario se suma a las críticas

Advierten que recorte de Nación en ciencia es “asfixiante”

Lo dijo el director del IBR Conicet, Alejandro Vila. Fue uno de los firmantes de la carta enviada por investigadores a los legisladores para que mejoren la inversión en el sector. Denuncian que aún no se aprobó el presupuesto de 2018.


Contra el ajuste de la ciencia, 240 directores de institutos de Conicet de todo el país enviaron una carta a los diputados y senadores nacionales para que intervengan ante la crítica situación que atraviesan. Pidieron que aprueben la Ley de Financiamiento de la Ciencia y la Tecnología, que tiene media sanción del Senado, para aumentar la inversión en el sector. También que suban el presupuesto del año próximo. Los institutos del Conicet reclaman que no les aprobaron el presupuesto de este año y sólo recibieron un tercio del estipulado para 2017. A la falta de fondos, se suma que no hay dinero para los proyectos, los bajos salarios de los administrativos y becarios, y la reducción de vacantes para nuevos ingresos. En Rosario, la situación no difiere de la nacional. Para el director del instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), Alejandro Vila, se trata de una “asfixia presupuestaria”, y señaló que va de la mano del reclamo por la universidad pública.

“Nación recortó el presupuesto de Ciencia y Técnica en los últimos dos años. Mientras el presupuesto nacional aumentó un 23 por ciento, para ciencia y técnica subió sólo el 11. Nos afecta la inflación y el aumento del dólar porque los insumos son importados. Sin inversión desperdiciamos investigaciones de décadas y formación de recursos humanos. Los golpes de Estado y las crisis económicas nos hicieron empezar de nuevo”, explicó Vila, a El Ciudadano.

Película vista

Vila es licenciado en Química Industrial y doctor en Química en la Universidad Nacional de Rosario. Vivió tres años fuera del país y regresó en la década del 90, mientras Domingo Cavallo mandaba a los investigadores a lavar platos y la carrera estaba cerrada.

“No era un buen momento”, recordó. Trabajó durante dos años becado hasta que tuvo un sueldo estable. Se especializó en bioquímica y biofísica de metaloproteínas. En la actualidad dirige el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR) y el Laboratorio de Resonancia Magnética Nuclear del mismo instituto. Vila siente que la crisis actual es una película que ya vio, pero peor.

“Necesitamos una política de Estado que permita que la ciencia crezca. Si queremos un país con más posibilidades de trabajo y con capacidad de exportar necesitamos científicos y técnicos que se relacionen con la empresa. Cuando hay una inversión sostenida en ciencia y técnica aumenta el PBI per cápita y la cantidad de empleo en la población, se generan empresas de base tecnológica y se gana gracias a patentar descubrimientos”, opinó.

Reclamos

En el IBR trabajan cerca de 250 personas: 70 investigadores de planta, 120 becarios, 35 técnicos y administrativos y entre 20 y 30 estudiantes o pasantes. Investigan enfermedades infecciosas con bacterias y virus para prevenirlas o combatirlas. También el mejoramiento de plantas para cultivos.

El director enumeró los problemas que enfrentan los institutos de Conicet en todo el país, de los que Rosario no es la excepción. Explicó que aún no fue aprobado el presupuesto de este año y no saben con cuánto dinero contarán. Sólo les dieron un 33 por ciento de los 2 millones 100 mil pesos que fue el presupuesto 2017.

Lo usan para el funcionamiento básico: pagar los servicios, los insumos, el material de seguridad, separar los residuos, cargar los matafuegos, hacer un servicio técnico a los ascensores donde transportan los equipos, entre otras necesidades de cuidado de un edificio que tiene cuatro mil metros cuadrado de laboratorio. “Tenemos deudas para funcionar. Estamos al borde de la parálisis de los proyectos y estamos en estado de precariedad en un lugar donde las normas de seguridad tienen que ser estrictas”, explicó Vila.

A la falta de presupuesto se suma el recorte en el financiamiento de los proyectos. Según señaló Vila, el monto está congelado en pesos pero los insumos para investigar cuestan, en la mayoría de los casos, en dólares. “Es imposible seguir trabajando. Los fondos llegan a cuenta gotas. Hay proyectos que están quedando paralizados y están en riesgo de detenerse”, dijo el investigador y agregó que en el IBR trabajan en cerca de 70 proyectos en la actualidad.

Los bajos salarios, en especial en los escalones inferiores, son otro de los puntos del reclamo. Vila señaló que en el IBR hay 8 personas con tareas administrativas que trabajan con contratos que se renuevan cada año. Algunos, incluso, con 12 años de antigüedad y salarios cercanos a los 15 mil pesos. También, dejaron de hacer horas extras.

La situación también es crítica para los becarios doctorales que son 120 en el IBR. Según el director, tienen un sueldo de cerca de 23 mil pesos y están fuera de las negociaciones paritarias. “Es gente joven que se recibe y ganó un concurso nacional para iniciar una carrera de investigación durante cinco años. Pero los salarios no les permiten pagar un alquiler y vivir”, opinó.

Vila teme que si la situación no mejora los investigadores se muden fuera del país. “Son sangrías que veremos a mediano y largo plazo. Lo notamos cuando tratamos de llamar a nuevos jefes de equipo que están trabajando afuera y no quieren volver”, agregó.

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