Política

Acuerdo no, sangre tampoco

Tras varias reuniones, el oficialista Pichetto y el radical Morales encontraron oxígeno para el consenso: reformulación de la bicameral, oídos para Marcó del Pont y más tiempo para tratar el DNU de las reservas.

No se produjo ayer la anunciada super-cumbre en el Senado, pero sí se sucedieron numerosas reuniones con un resultado final que, aunque debilitados, permite mantener los puentes de diálogo ante la encerrona en la que quedó el mix entre la decisión del Ejecutivo de insistir con el uso de reservas para el pago de deuda y la embestida del arco opositor en bloque para quedarse con el control absoluto de la Cámara alta: el radicalismo –que aseguró contar con la venia de sus eventuales aliados anti K– informó anoche que finalmente escucharán a la presidenta en comisión del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, antes de llevar al recinto el dictamen de veto a su nombramiento que emitieron la semana pasada. Y aunque desde el centenario partido alertaron que ese gesto no cambiará las cosas porque la decisión ya está tomada, hubo otros que dejan abierta la puerta a una salida. El primero es la predisposición opositora de modificar la estratégica comisión bicameral que revisa los decretos de necesidad y urgencia –como el del Fondo de Desendeudamiento– para morigerar la primacía anti K de 9 sobre 16 que resultaba inaceptable para el oficialismo por exagerada. El segundo tiende a darle aire el Ejecutivo con el compromiso de “respetar los tiempos constitucionales” y esperar hasta la semana que viene para debatir el DNU de la discordia. Esto, en rigor, otorga más tiempo para las negociaciones, sobre todo cuando desde el Gabinete nacional hubo un guiño respecto de la posibilidad de que ese instrumento constitucional blanco de duras críticas formales sea reemplazado por una ley.

Si bien no hubo cumbre oficial en el despacho del titular del Senado, Julio Cobos, como incluso había anunciado la agencia oficial Télam, el vice estuvo en su escritorio con el vicepresidente provisional de la Cámara, el kirchnerista José Pampuro, mientras en un despacho cercano se reunían el jefe de la bancada del Frente para la Victoria, Miguel Ángel Pichetto, y su par de la UCR, Gerardo Morales. Esta última dupla conversó durante media hora al cabo de la cual se parió la serie de preacuerdos que permite seguir las conversaciones.

Oficialismo y oposición negociaron bajo gran hermetismo. Se habló no sólo del pliego de Marcó del Pont, sino también de los cambios de última hora que impuso la oposición en la comisión bicameral de Tratamiento Parlamentario, que analiza la legalidad de los DNU y que deberá tratar el 298/10, por el que por segunda vez la Casa Rosada dispuso el uso de reservas para cubrir vencimientos de deuda de este año.

No hubo precisiones sobre este punto, pero los trascendidos daban cuenta de que la charla entre Morales y Pichetto puso a las partes menos lejos de un consenso, que pasaría por que el kirchnerismo recupere el octavo integrante de la bicameral –se lo habían arrebatado para dárselo al ex transversal cordobés Luis Juez– a cambio de que la presidencia –con voto doble y hasta ahora no definida –quede en manos de los opositores.

A su vez, se habría acordado que el DNU que reemplazó el del Fondo del Bicentenario sea tratado en el Congreso recién cuando se envíe copia de ese documento al Senado, algo que hasta ahora el Ejecutivo no hizo. La discusión era si con la sola publicación en el Boletín Oficial bastaba para la discusión parlamentaria o si, por el contrario, se debía esperar que el gobierno remita una copia impresa para que la bicameral lo debata.

“Mañana (por hoy) va a ser un día importante porque quizás logremos consensos”, afirmó Morales tras la reunión con Pichetto y con la mira puesta en la reunión de la comisión de Labor Parlamentaria que podría sellar lo hablado ayer.

El primero de los kirchneristas en tender algún puente de diálogo para destrabar las cosas fue Pampuro, quien incluso exigió flexibilidad al interior de su propia fuerza política. Pero al ser hasta ayer una voz solitaria su gesto mereció la desconfianza opositora ante la sospecha de que fuera personal. Con la incorporación de Pichetto comenzó a revertirse esa tendencia.

Y aunque mechando críticas, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, también dio muestras de que aún había margen de negociación. El titular de la cartera política dejó abierta la puerta para mudar el DNU por una ley en el mismo sentido de utilización de fondos del Central para el pago de deuda pública y al mismo tiempo consensuar el “arreglo” de la ley de Presupuesto para fijar el destino de los 6.500 millones de dólares ya pautados para hacer frente a los compromisos externo que de esta forma quedarían liberados.

Cristina entre hinchas y hordas.

Lo que se esperaba y no fue es una señal de la presidenta. Se especuló que aprovecharía el acto por el Día de la Mujer para tender algún puente, ya que en un principio se había anunciado una cadena nacional para transmitir su discurso. Pero esa posibilidad se bajó, y la propia jefa del Estado explicó los motivos con una nueva réplica a la entente anti K. Cristina dijo que no había tenido en cuenta que a la misma hora estaba pautada la televisación del partido entre San Lorenzo y Chacarita por Canal 7 y aprovechó: “Estoy dispuesta a enfrentarme con hordas de opositores, pero nunca con un hincha de fútbol”.

En el mismo acto, la presidenta insistió con la estrategia oficial: “Vamos a seguir defendiendo los intereses del país y convencer a los que creen que entorpeciendo la gestión del gobierno van a lograr la victoria. La historia termina condenando a los que contribuyeron a que las cosas vayan mal”, desafió Cristina tras recordar que seguirá con la política de desendeudamiento iniciada por su marido y antecesor en el cargo, Néstor Kirchner, en 2005.

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