“Los tiros empezaron alrededor de las 12. Cesaron, pero después a las 3.30 se escuchó una segunda tanda, y las detonaciones fueron múltiples, con el coro de gritos y gente llorando”. El relato es de una vecina de barrio República de La Sexta que despertó sobresaltada en la cuadra de Ituzaingó al 100 bis, donde en la madrugada de este miércoles un grupo tipo comando bajó de una trafic, irrumpió en una vivienda al grito de “¡policía!” y ejecutó a un joven de 23 años. Los testimonios coinciden en la cuenta de más de 20 disparos, entre los de escopeta y los de pistola, y que en el lugar funciona desde hace años un búnker de drogas cuyos soldaditos se renuevan a lo largo de los años.
Los bajos de la Sexta amanecieron teñidos de sangre con un nuevo crimen de estilo mafioso. Pasadas las 3 de la mañana, confiaron fuentes policiales, una vehículo tipo trafic paró frente al 134 bis de Ituzaingó. Del utilitario bajaron entre “cinco y seis” hombres que ingresaron por la fuerza a una casa atravesando su portón celeste. Unas versiones indican que al menos dos vestían ropas similares a las de la Policía e incluso gritaron ¡Policía! al irrumpir, como si fuese un allanamiento. Adentro estaba Matías Emiliano Amaral, de 23 años, que recibió numerosos disparos que acabaron con su vida allí mismo. Dos mujeres estaban también en la vivienda, junto a un bebé, pero a nadie más que al muchacho alcanzaron las balas, agregaron las fuentes. La lluvia de proyectiles sí dio en parte contra el auto de un vecino, en el que impactaron dos que le rompieron el parabrisas.
Amaral, apellido conocido
Amaral tenía domicilio legal en barrio Tablada, en Centeno al 200 bis, y según las fuentes se encontraba con familiares en La Sexta. Fiscalía detalló que su cuerpo tenía más de 15 disparos y fue hallado sobre la cama en una habitación. “Según datos aportados la víctima no vivía en ese domicilio”, dijeron desde el Ministerio Público de la Acusación.
El joven asesinado era el hermano de Brisa Amaral, que en diciembre de 2018, cuando tenía 18 años, fue condenada a tres años de prisión. La chica había pasado de ser testigo del crimen de Jonatan “Bam Bam” Funes a principios de ese año a quedar involucrada como partícipe de una asociación ilícita. La que se le atribuyó a Lautaro “Lamparita” Funes y a René Ungaro como jefes. La chica, según aquella investigación y el fallo condenatorio, tomó las riendas de la organización por dos meses tras la muerte de Bam Bam, su hermano Ulises y la detención de Lamparita y de su hermano Alan.
Un búnker histórico
Una vecina que pidió reserva de identidad detalló que en el lugar donde mataron a Amaral “hay un búnker que está activo. Me fui del barrio y después volví. Y cambió la gente que está adentro, pero nunca estuvo inactivo. Es más, el portón del búnker está tapizado de tiros”. Sobre el presunto puesto de venta de drogas –no se informó del secuestro de estupefacientes–, una alta fuente judicial dijo que “supo ser regenteado por Lamparita Funes”.
La Policía recolectó en el lugar del asesinato unas 20 vainas servidas de proyectiles calibre 9 milímetros y otras tantas de cartuchos 12/70, dijeron las fuentes.
El fiscal de Homicidios Luis Schiappa Pietra quedó a cargo del caso y trabajó junto a personal de la comisaría 15ª y la División Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal para esclarecer el homicidio. “La línea más concreta de investigación es conflicto de bandas” confirmó una fuente judicial.
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