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Oficio de riesgo

Acoso, discriminación e intimidación: mujeres periodistas y el desafío de cubrir zonas de conflicto

Se cumple un año del asesinato de Shireen Abu Akleh, estrella de la cadena de noticias qatarí Al Jazeera. Su crimen sigue sin esclarecimiento


In this picture taken on May 11, 2023, a woman walks past the spot where Al Jazeera journalist Shireen Abu Akleh was killed on May 11, 2022 while covering an Israeli raid in the Jenin refugee camp in the north of the occupied West Bank. (Photo by Zain JAAFAR / AFP)

Por Marianela Mayer – Agencia Télam

El primer aniversario del asesinato de la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh, fallecida el 11 de mayo de 2022 tras recibir un tiro en la cabeza durante un operativo militar israelí en la Cisjordania ocupada, puso de manifiesto los retos particulares que enfrentan las reporteras en las zonas de conflicto, quienes suelen estar expuestas a mayores riesgos que sus pares hombres.

La muerte de la estrella de la cadena de noticias qatarí Al Jazeera -que llevaba un casco y un chaleco identificándola como prensa- sigue sin esclarecerse un año después, pese a que el Ejército israelí admitió en septiembre que había una “alta probabilidad” de que los disparos que la mataron proviniesen de sus soldados.

“Particularmente en Palestina y en la Franja de Gaza, los y las periodistas sufren un acoso brutal y a veces no nos damos cuenta hasta que hay un caso como este de grave”, dijo a Télam la periodista independiente Nuria Tesón, quien trabaja desde hace 14 años cubriendo Medio Oriente.

A su juicio, los reporteros en la región se exponen a diversas dificultades para desarrollar su labor, como la represión o la autocensura, algo que considera afecta principalmente a los periodistas locales, que no están “protegidos” por un pasaporte extranjero.

Si bien la reportera española señaló que todos los comunicadores están expuestos a diversas formas de violencia, precisó que en estos países las fuerzas y cuerpos de seguridad abusan de las periodistas o las agreden de forma distinta con respecto a sus colegas hombres.

“La intimidación física es mucho mayor con las mujeres. En países como Egipto, donde vivo, es habitual que la intimidación tenga ese componente sexual. Lo hemos visto en montones de casos y no es algo aislado, es sistemático”, sostuvo.

Esta afirmación es compartida por Pamela Moriniere, especialista en género de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), quien indicó que las reporteras en zonas de conflicto están expuestas a mayores riesgos por el simple hecho de ser mujeres y, a diferencia de sus compañeros, sufren ataques sexistas o sexuales.

“Eso es un problema grave”, aseguró en diálogo con Télam.

A la violencia de género sistemática, sumó otros como la falta de equipos de protección adaptados a los cuerpos femeninos o costumbres patriarcales que restringen su desplazamiento o el acceso a determinados lugares.

Según Reporteros Sin Fronteras, en 2022 hubo un récord de 78 mujeres periodistas encarceladas, un 30% más que el año previo.

En tanto, la FIP registró en el mismo período la muerte de diez reporteras, la mayoría de ellas mientras informaban desde zonas de conflicto.

Ante esta situación, muchas periodistas han desarrollado estrategias de seguridad propias para mantenerse a salvo.

“Tener una preparación con perspectiva de género es muy importante porque vamos a enfrentarnos a situaciones distintas a las que abordaría un hombre”, explicó Tesón, quien citó como ejemplo el uso de una malla enteriza en tumultos para evitar que el abuso o la agresión se conviertan en algo peor.

Pese a que este tipo de situaciones no suele reproducirse en países occidentales, la periodista española -quien también hizo coberturas en otras regiones del mundo- aseguró que los retos a los que se enfrentan las reporteras en zonas de conflicto son los mismos “en Europa, en África y en Medio Oriente”.

En ese sentido, se refirió a la dificultad que viven al relacionarse con fuentes para mantenerlo dentro de un ámbito profesional y no se transgredan los límites, o al paternalismo y la desconfianza por parte de editores, que en algunos casos ven a las mujeres como “menos capaces” que sus pares masculinos.

“Eso da mucha rabia. O que te pregunten por qué no te pones un poquito de maquillaje cuando estás en mitad de una guerra”, expresó, al subrayar la importancia de no tener prejuicios sobre cómo se trata a las mujeres en Medio Oriente.

Un hecho destacado también por la corresponsal en Jerusalén de la agencia de noticias EFE, la mexicana Yemeli Ortega, quien aseveró a Télam que prefiere cubrir una manifestación violenta en los territorios palestinos que en su país, donde la cultura machista es predominante.

“Me quedo con los territorios palestinos porque siento un respeto total hacia mi persona. Hubo manifestaciones donde solo participan hombres, muchos de ellos milicianos, y jamás nadie me puso un dedo encima. En cambio, en México policías y manifestantes agreden a las mujeres con total naturalidad”, apuntó.

Aunque reconoció que en la región muchas coberturas le son vetadas -como las festividades judías ultraortodoxas o los funerales musulmanes en las mezquitas-, admitió que el ser mujer puede facilitar el acceso a fuentes o experiencias que no podrían tener los hombres.

“En comunidades tan patriarcales aún es difícil hablar del patriarcado, sobre todo con un hombre. En ese sentido, me ha beneficiado ser mujer”, explicó.

También Moriniere destacó que el velo puede ser una “verdadera protección” en ciertos países, mientras que Tesón recalcó que a ella la ayudó más el ser mujer que lo contrario porque de alguna manera “somos un tercer género que en algunos casos es más respetado”.

Al mismo tiempo, la periodista española subrayó que la favoreció el paternalismo existente en el hecho de que se quiera proteger a las mujeres y no se las vea como “intimidantes”, ya que se cree que son “mucho menos” y no están preparadas o saben menos.

“Fui testigo de cosas que ocurrían delante de mí y que nadie pensaba que pudiera interpretar de una forma negativa porque nadie pensaba que fuera lo suficientemente lista para ser capaz de valorar eso desde el punto de vista político”, relató y agregó: “Hay cierta ventaja en esa ambigüedad y en ese paternalismo, pero en lugar de verlo como algo negativo, tenemos que sacar lo máximo de ello”.

Por ello, el trabajo de las periodistas en zonas de conflicto es determinante, ya que, según la especialista de la FIP, garantizan el pluralismo y la calidad que la información exige.

“Un conflicto afecta a todas las poblaciones e involucra a muchas categorías de personas que no deben ocultarse”, manifestó, al destacar que las reporteras lo cubrirán a su manera con su experiencia como mujeres.

En la misma línea, Tesón mencionó la capacidad diferente de las periodistas de abordar las informaciones por fijarse en dinámicas distintas, aunque puntualizó que eso no significa que solo observen el punto de vista humano, como algunas personas creen.

“Somos más sensibles a ciertas cosas porque nuestro ojo está educado de una forma distinta, pero creo que somos igualmente capaces de dar esa visión global”, argumentó.

“Soy igual de capaz, tenaz, aguerrida y tengo una capacidad de análisis. Obviamente, mi trabajo es diferente al de mis compañeros y compañeras porque todos somos únicos, pero no por mi género”, sostuvo, por su parte, Ortega.

Para la periodista mexicana, las reporteras son igual de profesionales que sus pares hombres y, por tanto, su cobertura debe estar garantizada “en todos los frentes”, no solo en las zonas de conflicto.

“Es importante que las mujeres cubran en todo el mundo. La presencia de las mujeres en el periodismo en general es importante porque somos la mitad de la población y tenemos el mismo derecho a acceder a los trabajos que nos gustan”, concluyó.

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