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Accidentes viales: cada año crece el número de muertes

Más de 1.200.000 personas en el mundo pierden la vida en calles y rutas, según informa la OMS.

Todos los años fallecen más de 1.200.000 personas en accidentes de tránsito en el mundo, y entre 20 y 50 millones sufren traumatismos no mortales. En la mayoría de las regiones del mundo, esta epidemia de accidentes de tránsito sigue aumentando, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El único informe elaborado hasta el momento por la OMS sobre la situación mundial de la seguridad vial abarca una evaluación en 178 países, y se ha hecho utilizando datos extraídos de una encuesta normalizada llevada a cabo en 2008, aunque se sugiere tomarlo como referencia porque esos datos no pierden vigencia. “Los resultados proporcionan un valor de referencia que los países pueden utilizar para evaluar su situación en materia de seguridad vial con respecto a otros países, mientras que en el ámbito internacional los datos presentados pueden considerarse en su conjunto como un punto de partida para poder medir los progresos realizados a lo largo del tiempo”, se aclara.

El informe sobre la situación mundial de la seguridad vial presenta diversos hallazgos fundamentales:

Los países de ingresos bajos y medianos tienen tasas más altas de  letalidad por accidentes de tránsito (21,5 y 19,5 por 100.000 habitantes, respectivamente) que los países de ingresos altos (10,3 por 100.000). Más del 90 por ciento de las víctimas mortales de los accidentes de tránsito que ocurren en el mundo corresponde a países de  ingresos bajos y medianos, que tan sólo tienen el 48 por ciento de los vehículos del mundo. En muchos países de ingresos altos, las tasas de mortalidad han ido descendiendo en los últimos cuatro a cinco decenios; no obstante, en esos países los accidentes de tránsito continúan siendo una importante causa de muerte, traumatismo y discapacidad.

Cerca de la mitad de las personas que fallecen como consecuencia de accidentes de tránsito son peatones, ciclistas o usuarios de vehículos de motor de dos ruedas –conocidos colectivamente como usuarios vulnerables de las vías de tránsito– y esa proporción es mayor en las economías más pobres del mundo. Por ejemplo, mientras en los países de ingresos altos de la  región de las Américas el 65 por ciento de los casos notificados de defunción se produce entre los ocupantes de un vehículo, esta situación es muy diferente en los países de ingresos bajos y medianos de la región del Pacífico Occidental, donde alrededor del 70 por ciento de las víctimas mortales por accidentes de tránsito corresponde a usuarios vulnerables de las vías de tránsito.

El informe de la OMS apunta que no se hace lo suficiente para satisfacer las necesidades de estos grupos vulnerables. Así, la velocidad es un factor de riesgo fundamental para los traumatismos entre los peatones  y ciclistas, y tan sólo el 29 por ciento de los países cumple los criterios básicos  de reducción de la velocidad en los tramos urbanos, mientras que menos del 10 por ciento de los países considera que la observancia de los límites de velocidad sea eficaz. También faltan medidas de moderación de la circulación (particularmente cuando los diferentes grupos de usuarios no están separados), medidas infraestructurales y normativas que permitan a los usuarios de las vías de tránsito caminar y montar en bicicleta con seguridad, y medidas que mejoren la calidad del transporte público y el acceso a él.

Muchas de las medidas que se han revelado eficaces en la reducción de los traumatismos por accidentes de tránsito entre los usuarios de las vías de tránsito también pueden tener otros efectos sobre la salud, como una mejor salud respiratoria (como resultado de la reducción de las emisiones de escape) y los efectos positivos asociados a una mayor actividad física.

En muchos países la adopción y aplicación de códigos de circulación  parecen insuficientes. La elaboración y observancia eficaz de la legislación son fundamentales para reducir la conducción bajo los efectos del alcohol y el exceso de velocidad, y para aumentar el uso de los cascos, cinturones de seguridad y sistemas para retención de niños. La presente encuesta puso de manifiesto que menos de la mitad de los países dispone de leyes para corregir estos cinco factores de riesgo, mientras que solamente el 15 por ciento tiene una legislación que puede considerarse integral en cuanto a su alcance.

Más del 90 por ciento de los países tiene algún tipo de ley nacional sobre consumo de alcohol y conducción de vehículos, pero sólo el 49 por ciento estipula un límite legal de concentración de alcohol en sangre inferior o igual a 0,05 gramo, tal como se recomienda en el Informe Mundial. Asimismo, solamente el 40 por ciento de los países dispone de una ley sobre el uso del casco en la conducción de motocicletas que concierne tanto a los conductores  como a los pasajeros, y establece que los cascos deben ajustarse a una norma nacional o internacional específica.

Tan sólo el 57 por ciento de los países dispone la obligatoriedad de usar el cinturón de seguridad para todos los pasajeros, tanto en el asiento delantero del vehículo como en el trasero, y a pesar de que el 90 por ciento de los países de ingresos altos tiene una ley que establece que los niños pequeños que viajan en un vehículo deben ir sujetos por medio de un sistema apropiado de retención, apenas el 20 por ciento de los países de ingresos bajos tiene disposiciones similares. Las tasas de observancia de las disposiciones relativas a  todos estos factores de riesgo son generalmente bajas, lo que indica que la vigilancia del cumplimiento de la ley sobre seguridad vial necesita mejorarse. Esto requiere voluntad política y velar por que los organismos responsables de hacer cumplir la ley tengan suficientes recursos humanos y financieros para organizar actividades encaminadas a asegurar la observancia.

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