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Absolvieron a un hombre que estuvo 4 años preso por un crimen

Estaba preso en La Rioja, salió del penal a las cuatro de la tarde y el homicidio por el que se lo acusa se cometió a la madrugada.


Lo condenaron a 12 años por el crimen de un joven en Villa La Bombacha. Cinco años después del hecho, la Cámara Penal lo absolvió por el beneficio de la duda. A Jonatan Gilio lo balearon frente a su familia y en la puerta de su casa. La pelea con las personas que deambulaban en un búnker ubicado a unos 20 metros fue el detonante, según la investigación. Diez meses después del hecho los allegados a la víctima apuntaron al Cordobés. Tras la condena en primera instancia se logró una nueva prueba. El Cordobés estaba preso en La Rioja y fue liberado la tarde previa al crimen. La Cámara Penal sostuvo que los fundamentos que sostiene la condena son ajustados y este nuevo elemento desvanece la certeza de su responsabilidad del muchacho en el crimen.

La madrugada del 9 de diciembre de 2012, Jonatan Gillio junto a su padre y hermanastros cargaban jaulas para ir a cazar pájaros en Monje. Estaban en la puerta de su casa ubicada en Acevedo al 1200 –casi Shweitzer– cuando llegó hasta el lugar una moto con dos ocupantes. Uno de ellos, que llevaba casco, fue el tirador. Una discusión, supuestamente por un búnker, fue el motivo. El recién llegado le recriminaba que no los dejaran trabajar en el kiosco de drogas ubicado a 20 metros y le disparó. “Hay balas para todos, de todos los colores y para cualquiera”, fue la frase que se escuchó.

Las primeras declaraciones no dieron datos de la identidad del agresor. 10 meses después apareció el nombre del Cordobés. El padre de la víctima dijo que hubo una pelea pero no recuerda los rostros porque llevaban cascos. Un hermanastro afirmó que no vio al tirador por la misma razón que su padre y dijo que eran soldaditos del “Diente” que tiene un búnker, pero que no los pudo reconocer porque estaba oscuro. Posteriormente, un hermanastro declaró que entró al bunker después del hecho y la persona que estaba dentro le dijo que fue el Cordobés. A partir de ese dato y su detención, algunas de las ruedas de reconocimiento fueron positivas.

Los mismos testigos que en un principio dijeron que no reconocerían al agresor brindaron, 10 meses después, sus datos, dijo el defensor regional Gustavo Franceschetti. Fue así que Marcos S. A., terminó involucrado en el caso. Durante el trámite la defensa presentó una prueba nueva. Marcos estuvo detenido en La Rioja hasta el día previo al crimen. Fue liberado cerca de las 16 y el homicidio se produjo la madrugada siguiente, antes de las 3. El defensor aseguró que la distancia entre La Rioja y Rosario en auto se recorre en 11 horas.

El vocal Guillermo Llaudet dijo que es razonable pensar en el temor de los testigos cuando la prevención estuvo a cargo en la misma Seccional donde funcionaba un búnker. Pero la acusación debió intentar depurar las inconsistencias de los testimonios y transformarla en una hipótesis sustentable, dijo

Llaudet agregó que a la conclusión ajustada que llegó el juez de primera instancia, se sumó una nueva prueba. Es decir la detención del acusado en La Rioja. Para el vocal la distancia que separa aquella provincia de Rosario es de 854 kilómetros. A una velocidad promedio de 86,6 kilómetros por hora, insume casi 10 horas. A lo que sumó recoger sus pertenencias, conseguir un medio de transporte y conocer el hecho que se iba a concretar. Si bien entiende que el acusado pudo haber saldado el obstáculo de la distancia, ello luce improbable. Concluyó que el fallo se desvanece ante esta nueva prueba y dispuso la absolución el beneficio de la duda.