Policiales

Le impusieron caución de un millón de pesos

Abogado Cella fue imputado y quedó en libertad bajo fianza

Le impusieron caución de un millón de pesos al terminar audiencia en que le achacaron participación secundaria en un crimen.


El límite entre la actuación profesional y la participación en un delito fue el eje de una discusión en una audiencia imputativa que tuvo a un reconocido abogado penalista como protagonista. Basada en escuchas telefónicas, la Fiscalía achacó al abogado su intervención en un fatal hecho delictivo. Puntualmente le asignó la demora de una medida judicial que, según la acusación, posibilitó el ataque contra la testigo de un crimen, aunque los agresores se equivocaron de víctima. Tras la imputación, el letrado Marcos Cella se defendió. Sostuvo que pasó la noche en un buzón, o sea una celda de castigo, de la cárcel de Piñero, desmenuzó las escuchas que lo tienen involucrado en este caso y dio una explicación. Finalmente apeló al apoyo del Colegio de Abogados y de sus colegas: “Creo que avanzan contra la defensa pública y privada”. Y agregó: “Van a limitar de ahora en más la labor del abogado”. Tras el pedido de prisión preventiva del fiscal Luis Schiappa Pietra, el juez Gonzalo López Quintana dispuso la libertad bajo fianza de un millón de pesos. Cella, quien fue defendido por Gabriel Navas y Carlos Edwards, deberá presentarse lunes, miércoles y viernes ante la Oficina de Gestión Judicial y no podrá salir del país sin previo aviso.

La muerte de Jonatan Alexis Rosales ocurrió el 23 de junio pasado. El joven de 25 años, sindicado integrante de la barra brava de Newell’s, fue asesinado cuando iba en moto con su pareja y su pequeño hijo por padre Giaccone al 1400. En el hecho su mujer Brisa Ojeda, de 19 años, fue herida. La chica logró reconocer a los dos ocupantes del auto que protagonizaron el ataque: Tuby y Zapatito.

Tuby, Ariel Rubén Segovia, quedó detenido tras ingresar herido al Heca a principios de octubre. Desde entonces permanece bajo arresto por no haber regresado de una salida transitoria. La sindicación de la testigo ocular en el crimen de Rosales derivó en una rueda de reconocimiento que solicitó el fiscal Ademar Bianchini. La medida se dispuso para el 14 de diciembre. Tuby tenía intervenido el celular desde su detención y continuaba usándolo.

El 16 de diciembre un grupo de personas se presentó en una casa de Vera Mujica al 2900 y llamó a Brisa por su nombre. Su hermana Lorena Ojeda salió y fue atacada a tiros. Dos proyectiles le impactaron en el pecho; murió el 21 de enero pasado en el Heca. Escuchas comprometen a Tuby como instigador de ese hecho cuyo fin fue evitar la rueda de reconocimiento, explicó la Fiscalía. Entre esas escuchas, aparecen cinco conversaciones con su defensor Cella. Cuatro de ellas, el 13 de diciembre y una comunicación al día siguiente. Todas se vinculan con la realización de esa medida judicial que finalmente no se hizo.

Según explicó el fiscal Schiappa Pietra –acompañado por sus pares Bianchini y Florentino Malaponte–, en las conversaciones Tuby le pregunta a su abogado por qué lo llevan a una rueda de reconocimiento. Hay un interrogante: si esa medida se hacía en el marco de la investigación por el crimen del líder de la barra de Newell’s Maximiliano La Rocca (en junio pasado, donde Tuby está bajo sospecha) o en el asesinato de Rosales. Finalmente, concluyen que es en este último homicidio porque allí había una testigo. Tuby le pide a Cella que evite la medida, a lo que el abogado le dice que es difícil y en ese marco le recomienda que se haga el descompuesto.

La charla

La grabación más fuerte para la Fiscalía es la ocurrida el 13 de diciembre a las 17.31:

—Es lo de Jonatan, es una tal Brisa Ojeda.

—¿Es por eso? ¿Por lo otro no? Cuchá, ¿me escuchás?

—Sí, querido.

—Y yo no puedo, no podemos parar de cualquier manera, que yo no salga. Le decís que yo no declaré; a mí no me avisaron nada o el tema del tiro.

—No, pero…

—O el tema del tiro; fijate si podés parar y yo la hago hablar, ¿me entendés?

—¿Para cuándo te dijeron?

—Y, para mañana, me dijeron los similares. Ahora creo que esto es para mañana, ¿me entendés?

—No y lo que podemos hacer es esto.

—Amplialo para otro, para la semana que viene, yo veo si la hago desaparecer.

—¿Me escuchás? ¿Me escuchás?

—Sí.

—Vos le decís: mi defensor es Marcos Cella y yo no voy a salir; no está él y yo no aparezco.

La escucha continúa sobre la negativa del sospechoso a ser trasladado para el reconocimiento. La Fiscalía sostuvo que el letrado tuvo una actitud direccionada a impedir la rueda de reconocimiento y lo hizo en un contexto particular con información. Afirmó que Cella se excedió en su rol de defensor. “Sabía lo que la persona estaba por hacer y que tenía los medios para hacerlo”, afirmó Schiappa Pietra. El objetivo de Tuby era no hacer la rueda de reconocimiento y hacer fracasar la medida para mejorar su situación procesal. A ello sumó 10 mensajes de texto donde el abogado, siempre según la acusación, le dijo al imputado: “Tirá el chip”. La Fiscalía aclaró que no se intervino la línea del letrado, sí la de Segovia y sostuvo que Cella prestó una colaboración secundaria al comunicarse con Tuby e informar la causa en la que se iba a hacer el reconocimiento; brindarle el rol que iba a tener en la medida; comunicarle los datos de la reconociente; engañar al fiscal Bianchini para posponer el reconocimiento; aconsejar que su cliente se niegue a la medida y que rompa el chip del que hablaba por celular.

El descargo

El abogado llegó esposado a la audiencia; estaba apesadumbrado, con la misma ropa con que había llegado anteayer a la Fiscalía. Decidió declarar aunque no contestó preguntas. Habló con serenidad, pausado. “Es muy difícil para mí este momento. La estoy pasando muy mal en el lugar donde estoy, esperaba un trato diferente. Estoy en un buzón donde siempre, por medio de habeas corpus, traté de sacar a la gente porque es el peor lugar donde puede estar una persona”, dijo.

Rechazó la acusación de la Fiscalía. Agregó: “Creo que están forzando una situación con el afán de perjudicar o generar algún tipo de logro político o vaya a saber qué”. Luego se refirió puntualmente a la escucha. Explicó que en el marco de una relación cliente-abogado nunca pero nunca dio una dirección. “Es importante porque no es un dato de identidad lo que lleva al lugar de ubicación sino la dirección”, afirmó. Sostuvo que jamás reveló un dato reservado o que no fueran públicos. Aclaró que el nombre completo de la testigo estaba desde junio en distintos medios periodísticos y nombró algunos.

“El dato sale de Fiscalía, se reproduce en los medios y sale también de la Policía, pero claro: cuando el abogado, en su labor defensiva  lo da, es cómplice. No importa que lo hayan dicho todos antes: el abogado es cómplice”, añadió y continuó: “La Fiscalía se olvida que pesa sobre uno un deber de parcialidad, de información, el amparo del derecho de defensa de los clientes y es claro que mi asistido tenía derecho a conocer quién lo acusaba, si estaba comprendido en la generales de la ley, si había alguna animadversión, a elaborar su estrategia defensiva y a tener copias de la causa donde el nombre nunca estuvo reservado”.

En cuanto a la rueda de testigos, dijo que los reconocimientos muchas veces se posponen por distintos motivos y decirle a un cliente que no concurra lo hacen todos los abogados. “Posponer un reconocimiento para matar a un testigo, jamás. Una locura, la Fiscalía decidió pensar así, no sé movida por qué intereses”, se preguntó.

Sostuvo que ese reconocimiento se podría haber hecho antes, incluso fotográficamente, y que el fiscal tenía la potestad de hacerlo igual. Afirmó que hubo un acuerdo y que le pidió suspenderlo por cuestiones personales, no de Segovia. Y concluyó: “Creo que avanzan sobre la defensa pública y privada. Creo que con esto van a condicionar y limitar definitivamente la labor, de acá en más, de todos los abogados. La escucha habla de hacerla desaparecer y no escucho eso, no escucho nada, casi ni se escucha en la desgrabación”.

Tuby y Andy

Más temprano, Tuby fue imputado de instigar dos crímenes, participar de un tercero y encubrir un intento de homicidio, donde Fernando Andrés Caminos, alias Andy, fue acusado como uno de los autores materiales (el caso ocurrió en un departamento de Lamadrid 98 bis el 29 de noviembre pasado). Los dos primeros homicidios fueron el de Lisandro Fleitas, ultimado de cinco tiros en Mister Ross y Callao el 16 de diciembre último, donde al parecer también equivocaron el blanco al confundir a Fleitas con Lautaro “Lamparita” Funes, integrante de un bando contrario; y el de Lorena Ojeda. El tercero fue el crimen de Rosales. Andy había sido acusado en audiencia anterior por el asesinato de Carlos Juárez, en Grandoli al 4900 el 26 de diciembre. Al terminar la audiencia, ambos, asistidos por la defensa pública, recibieron preventiva sin plazo.

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