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Los más buscados

A un lustro de la fuga más famosa del país, los hermanos Lanatta y Schillaci cumplen cinco condenas

Los tres purgaban una pena a perpetua por el triple crimen de General Rodríguez cuando escaparon el 27 de diciembre de 2015 de la prisión de General Alvear. Durante 15 días tomaron rehenes, se tirotearon con policías y gendarmes hasta que cayeron en Cayastá. Sumaron cuatro condenas por todo


Los prófugos más buscados (izq a der): Cristian Lanatta, Víctor Schillaci y Martín Lanatta.

Martín y Cristian Lanatta junto a Víctor Schillaci cumplen actualmente cinco condenas de prisión, una a perpetua por el triple crimen de General Rodríguez en 2008 y las cuatro restantes por los delitos cometidos durante su fuga del penal bonaerense de General Alvear entre diciembre de 2015 y enero de 2016. Durante esos 15 días, los fugitivos sortearon varios controles policiales, recorrieron distintas localidades de la provincia de Buenos Aires, tomaron rehenes y se enfrentaron a tiros con policías y gendarmes hasta que fueron recapturados en la ciudad santafesina de Cayastá.

Los hermanos Lanatta y Schillaci estaban en prisión desde el 20 de diciembre de 2012. Fue luego de que el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de Mercedes los condenara a la pena máxima prevista en el Código Penal al hallarlos coautores del delito de “privación ilegal de la libertad agravada en concurso real con homicidio agravado por ensañamiento, alevosía y por la participación de más de dos personas” de los empresarios Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina.

Las tres víctimas de ese hecho aparecieron asesinadas a tiros el 13 de agosto de 2008 en un zanjón de la localidad bonaerense de General Rodríguez. La Justicia determinó que se trató de un ataque mafioso vinculado al tráfico de efedrina con el que estaban relacionadas.

La triple fuga más famosa del país

El domingo 27 de diciembre de 2015, los Lanatta y Schillaci lograron evadir los controles del área de sanidad y ganar la calle para protagonizar durante los 15 días siguientes una fuga cinematográfica.

Para lograr huir del penal, los tres aprovecharon un control rutinario de calabozos y tomaron como rehén a un carcelero, tras lo cual escaparon a bordo de un viejo Fiat 128, que luego abandonaron y cambiaron por una camioneta para continuar la fuga rumbo al sur del conurbano.

Primero se dirigieron al partido de Florencio Varela, donde visitaron la quinta de un amigo, Marcelo “El Faraón” Melnyk, quien poco después terminó por reconocer que había estado con los fugitivos pero se atajó: aseguró que solo fue por “cinco minutos” y que no les había prestado dinero ni armas.

De ahí, los dos hermanos y Schillaci continuaron con la huida hacia la localidad bonaerense de Ranchos, donde el 31 de diciembre se tirotearon con los policías bonaerenses Lucrecia Yudati y Fernando Pengsawath que los interceptaron en un control vehicular.

Al día siguiente, ya en Año Nuevo de 2016, Elvira Susana Martínez, la ex suegra de Christian Lanatta, denunció que éste había ido dos veces a su casa de la localidad bonaerense de Berazategui y le había robado plata y una camioneta Renault Kangoo.

Para ese momento, los tres hombres eran buscados por más de mil policías. En paralelo, comenzó una investigación que vinculó a varias personas, entre ellas al ex jefe de Hinchadas Unidas Argentinas y presunto barrabrava del club Quilmes, Marcelo Mallo, quien fue detenido y luego liberado bajo sospecha de haber ayudado a los evadidos.

El 7 de enero de 2016, el trío de fugados tuvieron un nuevo enfrentamiento con las fuerzas de seguridad: con el comandante de Gendarmería Nacional (GNA) José María Valdez, a quien Martín Lanatta hirió de un disparo de fusil en los alrededores de la localidad santafesina de San Carlos.

Ese mismo día, en un ataque posterior a otro grupo de gendarmes, los tres prófugos robaron una camioneta Citroën Berlingo, handys, chalecos antibala y pistolas y una Volkswagen Amarok, a la que le dispararon para inutilizarla.

El raid del terceto siguió: asaltaron a un ingeniero agrónomo en la capital santafesina, a quien le robaron su camioneta Amarok blanca que plotearon con la leyenda “Gendarmería”. Con ese vehículo continuaron la huida.

A esa altura, era una película, o una serie: la fuga fue seguida minuto a minuto en vivo por varios canales de televisión. Pero todo tiene un final: la detención de Martín Lanatta en la localidad santafesina de Cayastá fue el inicio. Sus cómplices, en cambio, pudieron continuar el escape a pie luego de que volcara la camioneta en la que se desplazaban.

El martes 11 de enero de 2016, tras 15 días de permanecer invisibles para las fuerzas de seguridad, Cristian Lanatta y Schillaci fueron atrapados en una arrocera de esa misma ciudad.

Las cuatro condenas por la fuga

Por el escape más famoso del país, los tres recibieron otras cuatro condenas: dos en la provincia de Buenos Aires y otras tantas en Santa Fe.

El primero de esos juicios, que finalizó el 1º de octubre de 2018, estuvo a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de La Plata y tuvo como eje exclusivo la fuga de la cárcel de General Alvear.

En esa oportunidad, los Lanatta y Schillaci fueron condenados a siete años y medio de prisión por “robo simple, privación de la libertad, robo agravado por un arma de utilería y evasión”.

El segundo de los juicios orales concluyó el 20 de noviembre de 2018 en el Tribunal Oral Federal (TOF) de Santa Fe, que condenó a Martín Lanatta a 10 años de prisión por “atentado y resistencia a la autoridad agravado por el uso de armas y lesiones graves agravadas por haber sido causadas para conseguir impunidad y contra un miembro de fuerzas de seguridad”, además de “robo agravado y daño agravado”.

Según el tribunal que los juzgó, Martín Lanatta hirió con un disparo de fusil al comandante de Gendarmería José María Valdez, quien lo señaló como el autor del ataque en pleno debate.

Cristian Lanatta y Schillaci fueron también condenados a 8 años de prisión como coautores de “atentado y resistencia a la autoridad agravado por el uso de armas, robo y daño doblemente agravado”.

El tercer juicio oral, de nuevo en Santa Fe aunque a cargo de un tribunal de la justicia ordinaria, concluyó con Martín Lanatta condenado a 7 años y 6 meses de prisión efectiva por dos casos de “privación ilegítima de la libertad calificada” y dos de “robo calificado”.

Cristian y Schillaci recibieron penas de 8 años y 6 meses de prisión efectiva por esos mismos hechos más una “privación ilegítima de la libertad calificada”.

Estos delitos fueron cometidos entre el 7 y 11 de enero de 2016 en perjuicio del ingeniero agrónomo Juan Ignacio Reynoso (32), del productor agropecuario Héctor Ferreira -a quiénes secuestraron y robaron una camioneta a cada uno-; y de Martín Franco, un empleado de la arrocera Spalletti de Cayastá también privado de su libertad.

Por último, en febrero de este año, el Tribunal Oral 1 de La Plata, en un juicio abreviado, condenó a los Lanatta a 13 años de prisión y a Schillaci a 7 por balear y herir a los policías bonaerenses Lucrecia Yudati y Fernando Pengsawath durante un control de rutina en una ruta bonaerense a la altura de la localidad de Ranchos.

La policía bonaerense retirada Yudati relató pormenores de la parte que le tocó en la cinematográfica saga durante una entrevista exclusiva que concedió esta semana a la agencia Télam:  “Me dispararon con un FAL en la pierna izquierda y también tengo esquirlas de escopeta. Fui herida en las dos piernas pero la más complicada fue la izquierda. En total, tuve 55 operaciones”.

Yudati agregó que en el juicio temblaba ante la certeza de que volvería a ver a sus victimarios, pero necesitaba cerrar el hecho. “Los pude mirar a la cara pero ellos nunca lo hicieron. Solo Cristian Lanatta y Víctor Schillaci me vieron una vez pero bajaron la cabeza”, recordó la agente baleada, quien agregó que nunca tuvo interés en hablar con ellos, sino que “solo los quería mirar”.

La mujer policía agregó que gracias al apoyo de su familia y de los médicos pudo salir adelante y volver a caminar, algo que en un momento pensó que no podría volver a hacer.

Si bien la mujer se encuentra retirada de la Policía bonaerense por incapacidad, explicó que sigue vinculada a la fuerza y que a través de la Fundación Poboha (Policías bonaerenses heridos y agrupados) se dedica a apoyar a otros policías que sufrieron situaciones similares, ya que eso la “ayuda mucho”.

En la actualidad, los condenados se encuentran alojados en el penal de máxima seguridad de Ezeiza, del Servicio Penitenciario Federal (SPF).

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