Espectáculos

A solas con el mundo de Pedro Aznar

El músico acaba de editar "A solas con el mundo" un registro en vivo donde interpreta magistralmente canciones de otros: Cuchi Leguizamón, George Harrison, Joni Mitchell, Cazuza. Canciones, guitarra y su voz.

Por Patricia Dibert

Pedro Aznar está a solas con su música. El ex Madre Atómica volvió a las canciones intimistas y a un repertorio que lo ubica en el lugar de intérprete. Nuevo desafío para el multi instrumentista, un disco donde grabó canciones de otros, adaptó al castellano versiones hermosas de difícil interpretación, como Amelia de Joni Mitchell, y se lanzó sin red a tocar con su guitarra y algunas bases pre-producidas, en la intimidad del escenario.

 “A solas con el mundo” es el nombre del disco en vivo grabado en alta calidad de audio durante cinco conciertos ofrecidos en teatros durante el mes de agosto. El vivo es casi imperceptible, sólo delatado por los aplausos del final de las canciones. El ex Serú Girán logra registros perfectos. Distintos climas que el artista va creando como si fueron pinturas de distintas geografías. Canta al Cuchi Leguizamón con una cadencia folclórica que se muta después en tributo beatle al interpretar a George Harrison. También rescata del olvido el tema de la película Bagdad Café y lo sostiene con su melodiosa voz. Para el cierre deja a Cazuza, y la ceremonia músico-público se consolida en los hermosos versos del carioca.

En “A solas con el mundo” Aznar toca él mismo toca todos los instrumentos. “El trabajo de crear música, de escribir letras, suele ser una tarea solitaria, reconcentrada e interior, que ocurre generalmente de noche, cuando casi todo hace silencio. Es en esa atmósfera que la expresión del alma del que crea cobra vuelo y se dice a sí misma más allá del propio autor. Esas canciones, más tarde, toman vida propia en quienes las adoptan para acompañar sus vidas, y al fin se vuelven algo de todos”, confiesa en el booklet del CD.

Para este nuevo concierto y posterior disco, Pedro Aznar, selecciono un puñado de buenas canciones que rinden exitosamente en su registro vocal. El cantante las  interpreta afinadas, prolijas, con limpia belleza,  y aprovecha el momento solitario donde guitarra y voz logran generar un clima único, sin la protección de una base musical.

Los temas elegidos fueron “Amelia” de Joni Mitchell, “Tema del ángel” de Juan Carlos Pérez, “Si llega a ser tucumana” de Leguizamón y Pérez, “Calling you” de  Bob Telson (Filme “Bagdad Café”), “Media Verónica” de Andrés Calamaro, “Vos sos mi amor” del inglés David Gray,  “While my guitar gently weeps” de George Harrison, “Y arriba quemando el sol” de Violeta Parra (donde Pedro vuelve a mostrar su gusto por la música del altiplano), “Tan alta que está la luna”, un motivo popular y “Todo amor que exista en esta vida”, la canción del gran  Cazuza que cierra el disco como declaración de principios.

En la foto del arte de tapa, en sepia, un Pedro eternamente joven y con cara de feliz, canta a dos niños sentados junto a él en una vieja estación de trenes. El tiempo no pasa, se  detiene en el rescate de buenas canciones que el músico transmite a quieres quieran escuchar.

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